Friday, June 8, 2012

Las inesperadas estadísticas del asilo

Las inesperadas estadísticas del asilo
Vladimiro Mujica
Viernes, 8 de junio de 2012

Otro aspecto que deberá atender el nuevo gobierno es incorporar a los
venezolanos que se han formado fuera del país

La emigración venezolana alcanza el millón de personas, contra menos de
cien mil hace 20 años

Es difícil cuantificar exactamente el fenómeno pero quedan pocas dudas
sobre su existencia: durante los últimos diez años una cantidad sin
precedentes de venezolanos ha abandonado parcial o totalmente el país.
Iván de la Vega, investigador de la Universidad Simón Bolívar que tiene
años trabajando sobre el tema, señala un aumento espectacular en la
emigración venezolana que hoy alcanza a cerca de un millón de
compatriotas comparado con menos de cien mil hace 20 años. De ellos hay
cerca de 12000 profesionales trabajando fuera de nuestras fronteras. Un
número abrumador para un país como el nuestro y con carencias
monumentales de recursos humanos calificados.

Un aspecto quizás menos publicitado del drama de la emigración es el
asilo. Una publicación de la Oficina de Estadísticas de Inmigración del
Department of Homeland Security de los Estados Unidos, llamada Annual
Flow Report y fechada en Mayo de 2012 contiene la siguiente muy
reveladora tabla La tabla discrimina por país de nacionalidad el número
de asilos otorgados por los Estados Unidos durante los años 2009, 2010 y
2011 en una de dos modalidades, así llamadas afirmativa y defensiva, que
se refieren esencialmente a si al momento de hacer la solicitud el
solicitante se encontraba o no en proceso de deportación. Más allá de
los tecnicismos legales, las estadísticas indican una realidad brutal:
Venezuela ha desplazado a Etiopía, Egipto y Haití para ubicarse detrás
de China en el segundo lugar de la lista de naciones cuyos ciudadanos se
sienten amenazados.

La decisión y los motivos para solicitar asilo son personales y no juzgo
sobre sus razones. A mi me basta con saber que tengo varios amigos que
están asilados y que en ningún caso la decisión para ellos fue fácil ni
ligera. De hecho, la vida de los asilados está sujeta a una serie de
restricciones y al penoso y durísimo extrañamiento de la familia y los
amigos en su país de origen. Lo complejo del asunto se revela
adicionalmente en el hecho de que, contrariamente a lo que uno podría
creer, un número no despreciable de asilados son connotados ex-chavistas
que terminaron en el imperio del norte huyendo de la venganza del
gobierno venezolano.

Las cifras sobre el asilo venezolano me las hizo notar un amigo
norteamericano con muchas conexiones con Latinoamérica. La pregunta
inescapable era: ¿Están las cosas en Venezuela peor en que Haití? Sin
duda que el tema no tiene ninguna respuesta fácil. Probablemente el
asunto esté relacionado con las mayores posibilidades que todavía tienen
muchos venezolanos de viajar a los Estados Unidos. Quizás esté
relacionado con un creciente desencanto con el país, inspirado en buena
medida por la inseguridad personal y la sensación de que Venezuela está
metida en un hueco del que tomará años salir.

No lo sé. La realidad de los asilados y la realidad de quienes siguen
luchando en Venezuela son ambas ciertas. Al innegable acto de valentía,
dedicación y patriotismo que ejecutan quienes hacen vida política en
Venezuela para cambiar los destinos del país no se le puede poner como
contrapartida el de quienes eligen dejar su país porque se sienten
legítimamente amenazados o que simplemente están buscando mejores
posibilidades de vida. Es un drama que no tiene solución sencilla y que
antes de nosotros vivieron países como España y Argentina, por razones
muy similares a las nuestras.

Yo prefiero pensar y soñar que vendrán tiempos mejores en que los
venezolanos que hoy están fuera del país encontrarán una manera, con la
ayuda de quienes se quedaron, para reconstruir y ampliar los lazos con
su patria y contribuir al esfuerzo de hacerlo un país mejor.

Mientras tanto, al lado de los asilados está toda una generación de
jóvenes que se está formando fuera de Venezuela y la que en algún
momento será indispensable recurrir.

Otro aspecto de la reconciliación al que el nuevo gobierno tendrá
necesariamente que atender.

http://www.analitica.com/va/economia/opinion/4965840.asp

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