El pánico de Chávez a debatir con la nada
Manuel Malave
Lunes, 25 de junio de 2012
Y ahí es donde pienso que Chávez se encontró con la nada, pues no
pudiendo él mismo, por razones biológicas, ser su sucesor, ni
permitiendo que ninguno de sus hombres más leales lo sean, ahí es donde
creo que el alucinante film de su historia se interrumpió para dejar.
Es comprensible que la palabra "nada" tenga para Hugo Chávez un
significado intimidante, y de alguna manera, obsesionante, si lo
relacionamos con la circunstancia de que el proyecto por el cual luchó
por lo menos los últimos 30 años de su vida está punto de colapsar y
desaparecer para siempre.
Final de juego en el cual, luce con una cierta incapacidad para
desempeñarse en una batalla que lo requeriría con todos sus atributos y
fortalezas, pero en el que, también el hartazgo de seguidores y no
seguidores a quienes ya molesta hasta los tuétanos oírlo decir y hacer
los mismos disparates, están jugando su papel
Trece años son suficientes en términos históricos y humanos para que,
empeñado en propósitos y búsquedas de orden social, el hombre se
detenga, mire a su alrededor y se fije en el sucesor, o sucesores que
habrán de continuar y enriquecer su obra.
Y ahí es donde pienso que Chávez se encontró con la nada, pues no
pudiendo él mismo, por razones biológicas, ser su sucesor, ni
permitiendo que ninguno de sus hombres más leales lo sean, ahí es donde
creo que el alucinante film de su historia se interrumpió para dejar
pasar la palabra: FIN.
Si la película continuara, es evidente, que tendría un nuevo
protagonista y que no es otro que el candidato de la oposición
democrática, Henrique Capriles Radonski, su sucesor por decisión
soberana del pueblo de Venezuela, y quien, por cierto, no quisiera que
Chávez se despidiera sin debatir con él en cadena de radio y televisión,
sobre lo que deja o dejó de dejarle a los venezolanos.
Chávez le ha respondido con un no rotundo, pero reforzado de la única
manera que sabe saberlo: con insultos. Ha dicho: "No debato con Capriles
porque Capriles es la nada y yo no debato con la nada".
En otras palabras, que no queda más remedio que referirse a la obsesión
que tiene Chávez con la palabra, a lo cerca que la siente de sus hechos
y pensamientos y de cómo, muy a lo freudiano, trata de proyectarla hacia
circunstancias, sucesos y personajes que marchan en sentido contrario.
Pero, más allá de la psicohistoria, es, cuando menos, una frivolidad
política, una ceguera de la peor especie, porque es de mala fe,
ignorancia e hipocresía, y que, como no tiene fundamentos en la verdad,
sino en el desespero de no ser puesto en evidencia, tienen al candidato
Hugo Chávez haciendo el más intragable papel de su vida.
Que es el del huidizo, resbaloso, correlón, el del candidato inodoro,
incoloro, insaboro e insípido que, además, se niega a dejarse ver, y
confrontarse con el hombre que rueda por la vía de desalojarlo de la
presidencia de la República.
Piensa Chávez (y no le falta razón) que Capriles va a pedirle cuentas
del billón y medio de dólares ingresados en la Tesorería Nacional en los
5 años (2003-2008) del último ciclo alcista de los precios del crudo, y
que se evaporaron sin resolver el déficit de 4 millones de viviendas que
afecta a los venezolanos más pobres, la destrucción del sistema
eléctrico nacional que genera apagones de hasta 5 horas diarias en las
principales ciudades del país, y del colapso en la producción agrícola e
industrial que nos tiene importando el 90 por ciento de lo que consumimos.
"¿Por qué presidente Chávez" y oigo la voz de Capriles ronca pero firme,
cuidadosa pero afilada, "por qué en el último año del gobierno que lo
presidió, por allá en 1998, el del presidente Caldera, murieron en las
calles de Venezuela, como resultado de la violencia, 5 mil venezolanos,
y el año pasado, el penúltimo de su segundo período presidencial, hubo
un saldo de 19.500 venezolanos asesinados?
O sea, presidente, que un asombroso e inexplicable crecimiento del 350
por ciento.
¿Sabía usted, presidente, o alguien se lo ha dicho, que tenemos el
récord de más muertos por violencia carcelaria en el mundo, y que ni
siquiera en países de la región que hasta quintuplican la población
carcelaria venezolana, como Brasil y México, se produce tantos
asesinatos y como consecuencia de riñas entre los presos?
Aquí también debo dar cifras: un promedio de 400 presos asesinados por
año, habiendo uno en que, simplemente, el número da vértigo: 600
Presidente…un billón y medio de dólares…y ni una cárcel nueva, las
mismas de los años 50, 60, 70 y 80, más de 20 mil presos hacinándose en
galpones que llaman pabellones, en cuchitriles que llaman calabozos, sin
atención especializada, ni vigilancia que se preocupe de otra cosa que
no sea de la matraca, la represión y la extorsión y seres humanos
dejados de la mano Dios, sin planes de recreación y reinserción, de
atención médica y psicológica.
Y lo que es peor presidente: sin el debido proceso…Porque pasan meses y
hasta años para que tengan su primera audiencia, pero en sentido alguno
para que se aligeren sus procesos y puedan ser llevados a juicio para
que se establezca sin son culpables o inocentes, se les dicte sentencia
o se les mande a sus casas, sino para empezar un calvario donde no es
extraño que tengan que pagar por un nuevo traslado los tribunales, y que
de allá los devuelvan, porque o el juez, o el fiscal, o el personal de
secretaría, no asistió al acto.
Paso por alto, o mejor, no voy a explayarme mucho, presidente -porque es
demasiado doloroso-en el horror de que las cárceles han pasado al
control de bandas de la delincuencia organizada, que introducen armas,
dinero y drogas en los recintos y usan a los presos como aguantadores
y/o auxiliares de sus delitos.
Tenía tiempo que no lo veía, presidente (ahora se le ve muy poco), y
cómo tengo semanas recorriendo el país, es casi un milagro hasta
tropezarlo en sus antes crónicas. y ahora raras, cadenas de radio y
televisión. Pero lo vi la otra noche anunciando una nueva misión (la
Misión "Vida Venezuela", creo que se llamaba ) que supuestamente va
solucionar el problema de la inseguridad, y me preguntaba: Caramba, ¿13
años y ahora es cuando el presidente se da cuenta que hay un problema de
inseguridad en el país, ahora es cuando percibe que el derecho a la vida
se le arrebata día a día y noche a noche a cientos de venezolanos, y que
sobrevivir a la acción del hampa es una hazaña de la cual no siempre se
escapa ileso, y sin recibir heridas físicas o morales?
Pero aparte de eso presidente, ¡otra misión, cuántas misiones! Y vuelvo
a preguntarme: ¿pero si esas misiones sirvieran para algo, el país
tendría los problemas que tiene ahora, los problemas que lo agobian, que
lo acosan, que lo destruyen?
Pues, yo creo que no presidente, que si en algo hubieran sido útiles,
ayudarían a que la Venezuela que deja su gobierno. no haya pasado a ser
sinónimo de horror: Barrio Adentro, Robinson, Milagro, Caricuao, Agro
Venezuela, Amor Mayor, Negra Hipólita, Hijos de Venezuela, Saber y
Trabajo, Misiòn Vivienda, y muchas, muchas más.
Primero, una misión cada mes, después cada semana y ahora cada día.
Pero los problemas, presidente, surgen, crecen y se multiplican hora a
hora, minuto a minuto, segundo a segundo. Antes no había hospitales para
los enfermos, después hospitales y médicos, y ahora, hospitales,
médicos, ni medicinas.
Como fantasmas, merodean los enfermos por los hospitales, como sombras
agónicas los ruletean sin posibilidad de encontrar una cama donde
curarse y como condenados regresan a sus casas o ranchos a esperar que
la muerte se apiade de ellos.
Y usted viene en la noche, da una cadena, y anuncia que creo otra
misión, la misión "Sálvase quién pueda". Digo yo, por decir algo.
Hay mucha gente rica en su gobierno, mucha gente. Algunos dicen que son
los grandes depositantes de la banca suiza, otros de la portuguesa,
otros de la banca alemana (hay banqueros cómplices en todos los bancos
del mundo) y también que muchos han sido funcionarios de las misiones, o
de Mercal, o de Agroisleña (que usted llama ahora Agropatria), pero que
fue estatizada y ha convertido en rastrojos lo que antes fueron campos
fértiles y productivos.
Vamos ahora presidente hablar de otro de los temas importantes que me
trajo aquí, y del que estoy seguro van a querer oírlo los millones de
venezolanos que nos ven está noche. Comienzo presidente, dígame: ¿qué
pasó con PDVSA?
Y aquí en el estudio pareció producirse como un temblor, hubo unas luces
que se apagaron y otras que se encendieron, se vio como una sombra que
huían y una palabra que explotó en las pantallas de los televisores: NADA.
manumalm912@cantv.net
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/3960192.asp
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