La revolución anti-soberana
Alexei Guerra Sotillo
Domingo, 24 de junio de 2012
He allí otra razón para cambiar este gobierno. He allí otra muestra de
la mentira que enarbola como filosofía de comunicación y acción
política. Son otros los vende-patria. Son otros los que, disfrazados de
nuevos "próceres" neoindependentistas, condenan al país al atraso y al
aislamiento mundial.
La nueva liturgia oficialista que desde una adoración e idolatría
enfermiza se oficia en torno a "este Bolívar", como refiere el señor de
la propaganda roja al aire frente a la foto de Chávez, llega a niveles
insólitos de paroxismo y paradoja.
Paroxismo, porque la exaltación y endiosamiento de la figura de Chávez,
operación de cirugía egolátrica intensiva que tiene una década en
nuestro quirófano psicosocial, así como ha profundizado el deterioro
institucional del país, mientras se refuerza un personalismo y
centralismo que hace cada vez más lerda e ineficiente la gerencia de lo
público, vive hoy un intento de respirar un último aliento, ante la
ausencia y silencio del otrora mordaz e incontinente orador supremo.
El uso del video, la edición y la transmisión en vivo y directo o
grabaciones, en cadena y con la escenografía del despacho de turno y de
los ministros, más en plan de obedientes "muppets" titiritericos que de
asesores o expertos críticos, intentan ocultar el silencio del gran
charlatán, Big Brother emboinado.
Tantos años edificando un Estado "socialista" a su imagen y semejanza, a
la medida de sus deseos jurásicos, para que su condición actual, vea la
fragilidad de dicha obra, y los enfrentamientos soterrados de quienes
aspiran a heredar (o a arrebatar) el poder "revolucionario".
El gobierno aprueba leyes como fabrica promesas, sin empacho y a granel,
con la vana ilusión de aplanar los escollos de la crítica, la disidencia
y la obstinada realidad a su pretensión de destruir cualquier vestigio
de empresas privadas, emprendimientos particulares y otras expresiones
individuales o colectivas de una economía de mercado que se van
reduciendo a una mínima expresión, bajo el peso de la creciente barriga
del Estado controlador, expresión de un ansia y apetito corporativista y
colectivista de dominio de la economía y la sociedad.
Pero síntomas de fluctuaciones y vaivenes en el mercado petrolero,
aunado a una sobreoferta y a las particulares coyunturas críticas y
recesivas en algunos epicentros del mundo occidental, vuelven a prender
las alarmas, y sobre todo, a dejar en evidencia la enorme fragilidad
económica en la cual nos ha ubicado la actual administración.
Se ufana el Presidente de poner a sonar su disco rayado del
"imperialismo, pitiyanquismo, majunchismo," para defender su supuesta
lucha por la independencia y soberanía nacional, pero los hechos se
encargan cada vez con más nitidez de rebatirlo y agrietar su disfraz
patriotero.
Aumento del endeudamiento público a niveles preocupantes; créditos
acordados con la República China, cuyos términos y condiciones se
sospechan lesivas y pesadas para nuestra futura liquidez petrolera;
incapacidad para aumentar y fomentar la producción nacional en no pocos
rubros y sectores, mientras se expropian, estatizan y quiebran empresas
y aumentan las importaciones y, por ende, los empleos en otros países;
armas y fusiles con "innovaciones" rusas fabricadas en suelo patrio como
respuesta a los retos del desarrollo global de hoy, mientras los países
que están creciendo han entendido hace rato que son las "almas" y
espíritus alimentados con educación, y talento estimulado los pilares
del triunfo en la sociedad del conocimiento; sumado al mayor
sometimiento de todos los tiempos de un gobierno venezolano a una nación
extranjera, como es el caso de nuestra relación con Cuba, convierten las
palabras del Presidente Chávez en verdaderas joyas del descaro, en
expresiones de un discurso que pretende ocultar, sin éxito, el nuevo
neocolonialismo caribeño que él mismo ha alentado en favor de la rancia
dictadura cubana, cuyos agentes hoy estarían presentes en varios cargos
y funciones de la Administración Pública en puestos estratégicos, en
términos del interés y la defensa nacional.
He allí otra razón para cambiar este gobierno. He allí otra muestra de
la mentira que enarbola como filosofía de comunicación y acción
política. Son otros los vende-patria. Son otros los que, disfrazados de
nuevos "próceres" neoindependentistas, condenan al país al atraso y al
aislamiento mundial.
Por todo eso y mucho más, es esta, sin duda, una revolución anti-soberana.
@alexeiguerra
alexeiguerra@yahoo.com
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/2370609.asp
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