Thursday, June 28, 2012

¿Confiar en el CNE?

¿Confiar en el CNE?
Armando Durán
Martes, 26 de junio de 2012

Hugo Chávez pretende obligarnos a confiar ciegamente en la pulcritud del
CNE, como si ese organismo no formara parte esencial de su grosera
manipulación de la realidad político-electoral.

Por ahora, como telón de fondo de las falsas encuestas que produce el
régimen para meterles en la cabeza a sus seguidores que la paliza que le
dará al "otro" en octubre será inmensa y definitiva, y para acusar a
Henrique Capriles Radonski de golpista por negarse a reconocer de
antemano los resultados que en su día ofrezca el ente comicial.

A este torcido razonamiento de Chávez se le ven todas las costuras, pero
eso poco le importa. A fin de cuentas, su campaña no persigue el simple
objetivo de convencer a nadie de nada, sino el de inquietar, agitar y
enardecer a sus partidarios, al parecer, con la finalidad de ponerlos en
pie de lucha para lo que pueda ocurrir el 7 de octubre.

Es preciso destacar que esta estratagema psicológica se fundamenta en la
presunción equivocada que desde hace años se hacen algunos dirigentes de
la oposición sobre una supuesta falta de madurez política de los
venezolanos. De acuerdo con ese juicio falaz, lo mejor sería no llamar
la atención de los electores sobre la amenaza que encarna el CNE. Para
no asustar a nadie, argumentan. Y sonríen, ¿con picardía? Por fortuna,
en el curso de los últimos días se percibe una leve pero creciente
modificación de esta actitud y ya comienzan a señalarse notorias
irregularidades en la gestión del CNE de cara a las elecciones de
octubre. Todas estas observaciones, sin embargo, parten de la hipótesis
de que el sistema electrónico de votar es en sí mismo confiable, y que
si se logran suavizar ciertas aristas del procedimiento y a la vez se
moviliza un ejército de testigos electorales suficientemente amplio como
para abarcar todos los centros de votación, la preferencia final de los
electores estará garantizada. Mentira podrida. Como si el único fraude
posible se hiciera el mismo día de las elecciones, cuando todos sabemos
que desde los tiempos de Francisco Carrasquero y Jorge Rodríguez el
fraude del oficialismo siempre ha sido una operación continuada.

En la actualidad, mediante los mecanismos tramposos de seguir
incrementando desmesuradamente el Registro Electoral con la Misión
Identidad que le propuso Fidel Castro a Chávez en 2003 y que según el
propio Chávez le salvó la vida a su Presidencia en el revocatorio, el
uso sin control alguno de todos los recursos del Estado en favor de la
candidatura del oficialismo, la confusión permanente que hace Chávez de
sus derechos como Presidente y como candidato (peculado de uso, cadenas
de radio y televisión a todas horas, uso ilegal de los espacios que los
medios audiovisuales están obligados a facilitar gratuitamente a
Conatel) y, por supuesto, el abuso sin freno ni medida del hegemónico
sistema llamado de medios públicos de comunicación. Fraude, fraude
flagrante e insolente, que altera notablemente el equilibrio de fuerzas
que supuestamente debe existir para garantizar la transparencia real de
un proceso electoral democrático. Y todo ello a la vista indiferente del
CNE.

Media Venezuela se apresta, pues, a abordar bajo condiciones muy
adversas (lo reitero, en eso consiste el verdadero fraude) la tarea de
derrotar a Chávez en las urnas de octubre. Para transformar esta misión
en un trámite menos imposible es importante que la oposición acentúe sus
reclamos al CNE, que convierta esos reclamos en exigencias y que recurra
a todos los procedimientos que autoriza la Constitución, incluido el
derecho a la protesta pública y a la movilización ciudadana. Vaya, que
para eludir la amenaza del CNE y el peligro de la abstención opositora,
y estimular en cambio al votante que sueña con cambiar a Venezuela a
defender desde hoy mismo su derecho de elegir, se impone decir la
verdad, tal como no se cansan de hacer diariamente organizaciones de
gran seriedad profesional, como Esdata o Súmate.

A estas alturas de la historia, si de algo sirve la experiencia es para
no confiar en el CNE, depositar toda nuestra certezas sólo en la
voluntad soberana del pueblo, como ha repetido en varias ocasiones
Capriles Radonski, y denunciar en todo momento, incansablemente, sin
tregua y a tambor batiente, las acciones inaceptables del CNE,
encaminadas a arrebatarles a los votantes de la oposición, en nombre de
la revolución y de la lucha de clases, aunque sólo sea por aquello de
que "la burguesía apátrida no volverá jamás a gobernar en Venezuela",
sus más esenciales derechos electorales.

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/7921314.asp

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