La diplomacia revolucionaria
Ramón Peña
Lunes, 11 de junio de 2012
Nunca antes en su historia, la institución diplomática venezolana había
sido tan degradada como hoy por la improvisación, la ignorancia y el
sectarismo. Desconociendo que la diplomacia es la ciencia y el arte de
la representación y negociaciones del Estado y la fachada formal del
país ante el resto del mundo, este régimen ha hecho de su política
exterior una extensión de los viciados criterios que utiliza en su
desgobierno interno.
La actual es una diplomacia desacertada, excluyente, mediocre e
improductiva: arropada en la raída y arcaica bandera del
antiamericanismo permite que nos colonicen Cuba, China y Rusia; somos
aliados incondicionales de los pranes del autoritarismo mundial como
Assad, Castro, Ahmadinejad, Ortega, Lukashenko; encubridores de los
bandoleros de las FARC; procuramos apoyo internacional dilapidando
millardos de dólares, otorgando jugosos contratos y regalando miles de
barriles de crudo; tenemos un servicio exterior que no promueve la
exportación de nada a ningún país; renunciamos a las ventajas
comerciales que nos otorgaba la Comunidad Andina de Naciones, para irnos
a Mercosur donde no seremos más que una chequera alegre; por desidia e
impericia, Guyana nos escamotea nuestra proyección en el Atlántico,
apoyada por los mismos caribeños a quienes regalamos nuestro petróleo;
descaradamente, nuestros consulados son utilizados para trapisondas
electoreras.
Sin rubor, la diplomacia revolucionaria se afana ahora en un
desvergonzado intento por escabullirse del sistema interamericano de
derechos humanos, para que nadie se entrometa en abusos como el
tipificado en la prisión de la jueza Afiuni.
Oportuno es recordar que en otros tiempos nuestra política exterior
estuvo en manos de ilustres cancilleres como Santos Michelena, Esteban
Gil Borges, Caracciolo Parra Pérez, Arístides Calvani o Simón Alberto
Consalvi. Está en nuestras manos lograr que pronto gente de talla
comparable ocupe de nuevo nuestra Casa Amarilla.
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/9384321.asp
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