Thursday, June 28, 2012

Situación fiscal y caída del petróleo

Situación fiscal y caída del petróleo
José Guerra
Miércoles, 27 de junio de 2012

Cuando no se respeta la buena conducción de las finanzas públicas hay
incertidumbre y vulnerabilidad en la economía. La Ley de Presupuesto
significa casi nada en relación a lo que hará el gobierno con el manejo
de las reservas.

El gobierno de Hugo Chávez demolió la sanidad fiscal de Venezuela. No es
que antes era muy buena, pero las acciones de este gobierno han
liquidado todo rastro de un manejo prudente de la gestión de las
finanzas públicas. La Constitución vigente representó un paso importante
en el establecimiento de un conjunto de principios relativos a la
conducción de la política presupuestaria. Los principios
constitucionales en el orden fiscal consistían en el logro de una
gestión fiscal eficiente, solvente, transparente y equilibrada.

También se consagraron límites al endeudamiento y la prohibición de no
realizar gastos que no estuviesen presupuestados. Igualmente se
contempló la coordinación de la política fiscal con la política
monetaria. De estos postulados no queda nada, solamente el papel donde
fueron escritos.

Encabezada por Jorge Giordani, la acción política del gobierno ha
borrado cualquier observancia de principios básicos de las finanzas
públicas.

Y no se podía esperar otra cosa de un régimen que copió el socialismo
cubano como su prototipo. Para ese socialismo, la macroeconomía es una
carga de la cual hay que deshacerse y mientras más rápido mejor.

Cuando un gobierno irrespeta la buena conducción de las finanzas
públicas, expone al país a volatilidad, incertidumbre y vulnerabilidad
de su economía. El caso de Grecia ilustra bien lo dicho. Una economía,
como la griega, que hizo caso omiso a los déficits fiscales y que
acumuló deuda excesivamente contando con que el mundo siempre le
prestaría, hoy está en bancarrota y a merced de sus acreedores. En
Venezuela, la Ley de Presupuesto que cada año aprueba la Asamblea
Nacional para normar el gasto, los ingresos y el endeudamiento,
significa casi nada como referente de lo que hará el gobierno desde el
punto de vista fiscal.

PRECIO DEL CRUDO Una mecánica perversa que ha llevado al gobierno a
subestimar consecutivamente el precio del petróleo, más allá de
cualquier nivel razonable, ha implicado que el gobierno se apropie de
más de la mitad de los ingresos fiscales, burlando con ello su
obligación legal de entregar la porción correspondiente al situado
constitucional a gobernaciones y alcaldías. Ello se ha traducido en la
conformación de un conjunto de fondos parafiscales que le permiten al
presidente Chávez gastar con absoluta discreción los ingresos públicos.

Con esos fondos que toman nombres rocambolescos, tales como Fondo
Independencia, Fondo Simón Bolívar para la Reconstrucción, Fondo
Miranda, entre otros, el Presidente tiene en sus manos una especie de
chequera, la cual puede usar a su mejor saber y entender.

Cuando el precio del petróleo está subiendo todos estos problemas se
desvanecen en medio de la aparente abundancia. Sin embargo, cuando las
cotizaciones de la cesta petrolera comienzan a parpadear, entonces se
hace evidente la vulnerabilidad de la economía y crujen las cuentas
fiscales.

El hueco fiscal de Venezuela es evidente en el cuado anexo, donde se
desnuda lo oculto y aparece lo que estaba escondido. Así, a pesar de
disfrutar de precios petroleros estratosféricos, el déficit fiscal del
sector público se ha venido ampliando peligrosamente.

En 2011, con un precio del crudo en US$ 101 por barril, las cuentas
públicas cerraron con un déficit equivalente a 14,0% del PIB, lo que
representó la cifra de US$ 44.186 millones que el gobierno se vio
obligado a pedir prestados para continuar la vorágine de gasto.

En 2012, con una estimación de precios petroleros similar a la de 2011,
el déficit del sector público se acrecienta hasta rozar el 18,0% del
PIB, lo que significa levantar financiamiento por casi US$ 70.000 millones.

Es decir, para que el gobierno aumente el gasto necesariamente debe
incrementar su endeudamiento, como es evidente en el cuadro.
Sencillamente ya el ingreso petrolero no alcanza para soportar unas
erogaciones públicas que no cesan de crecer, en vista de la
multiplicación del rol del Estado en la economía. El financiamiento del
gasto se ha intensificado con la emisión de dinero por parte del BCV,
que en 2011 aportó generosa y mansamente US$ 23.000 millones para
mantener aceitada la maquinaria de gasto del Estado, al costo de
exacerbar la inflación porque al BCV no le preocupa el alza de los precios.

Ahora que el precio del petróleo ha girado del alza a la baja, no le
queda otra al gobierno que rogarle a Dios para que el crudo se recupere
porque la política económica está inhabilitada para hacer algo sensato
que estabilice la economía.

http://www.analitica.com/va/economia/opinion/3100264.asp

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