¿Habrá intención de fraude?
Carlos Julio Peñaloza
Domingo, 17 de junio de 2012
Ese combate entre Chávez y Capriles es suma cero; es decir, el ganador
se llevará todo aunque su triunfo sea por una diferencia mínima. Dada la
importancia de lo que está en juego, la imparcialidad y transparencia
del árbitro es un factor capital. Un referí sesgado potencia la
probabilidad de fraude y puede hacer saltar la chispa de una guerra.
La resistencia de Chávez a mantener un CNE que obedece sus órdenes, y a
que se fiscalicen puntos cruciales del proceso electoral, da lugar a
suspicacias sobre sus intenciones caso de que la votación le sea adversa.
Una antigua paradoja plantea: "¿Qué pasaría si una fuerza irresistible
chocara contra un objeto inamovible?". Esa pregunta nos la hacemos los
venezolanos ante las candidaturas de Capriles y Chávez. ¿Es Capriles
indetenible o es Chávez inamovible? Como diría Carlos Andrés, no son ni
una cosa ni la otra, sino todo lo contrario.
Usando la lógica podríamos decir que si Capriles es una potencia
imparable, entonces no puede existir un Chávez inamovible…. Desde un
punto de vista semántico, si existe un objeto inamovible es imposible
que exista una fuerza indetenible, y viceversa. Físicamente no puede
haber fuerzas irresistibles ni objetos inamovibles, porque ambos
tendrían masa e inercia infinita, lo cual es absurdo. A final de cuentas
y de acuerdo a la Lógica, a la Semántica y a la Física, el objeto
inamovible y la fuerza irresistible son objetos inexistentes. Chávez y
Capriles no son ni inamovibles ni irresistibles. Luego, en las
elecciones de octubre uno será removido o el otro será resistido.
Ese combate entre Chávez y Capriles es suma cero; es decir, el ganador
se llevará todo aunque su triunfo sea por una diferencia mínima. Dada la
importancia de lo que está en juego, la imparcialidad y transparencia
del árbitro es un factor capital. Un referí sesgado potencia la
probabilidad de fraude y puede hacer saltar la chispa de una guerra.
El fraude es una posibilidad siempre presente entre seres humanos. Las
elecciones no son entre ángeles y querubines, sino entre grupos con
intereses e ideologías contrapuestas. El comunismo es la antitesis de la
democracia. En las condiciones actuales, para el 7-O la probabilidad de
fraude no es descartable. El árbitro no es confiable y los resultados
tienen una importancia vital para las partes. Todos estamos jugando a
Rosalinda. Para evitar la escalada del conflicto es necesario negociar y
ser flexible.
En el bando de la Oposición hay una ingenua resistencia hasta a
pronunciar la palabra "fraude". Se dice que su sola mención ocasionaría
una alta abstención electoral perjudicando a Capriles. Explotando esa
inhibición, Chávez exige impúdicamente que su contrario acepte de
antemano, a priori, los resultados de los comicios del 7-O, sin por su
parte aceptar condiciones elementales como la de un árbitro electoral
equilibrado y la inspección de los puntos cruciales del proceso electoral.
Tanta cautela de la Oposición sería aceptable si Chávez no dominara,
como domina, al CNE, al igual que todos los poderes. La suspicacia sube
de punto porque Chávez no acepta la fiscalización de ciertas áreas
cruciales para la transparencia electoral. Entre estas áreas vedadas por
el Presidente están la depuración del REP, la totalización nacional y el
proceso de selección aleatoria de las mesas electorales a ser auditadas.
El acceso a estas áreas debería ser punto de honor para Capriles. La
Oposición debe exigir con seriedad y energía acceso y capacidad de
supervisión de estos puntos fundamentales.
No es que necesariamente habrá fraude, sino que la falta de
fiscalización crea las condiciones para que un timo monstruoso se
produzca. Chávez no tiene ningún argumento legal, ético o moral para
negarse a esta inspección. La única razón para hacerlo sería que quien
prohíbe la inspección abrigue una intención fraudulenta. Capriles no
tiene ningún argumento para no presentar este requerimiento mínimo.
Los seres humanos inventaron el voto para evitar la guerra. Los
resultados del voto deben ser aceptados siempre y cuando la elección
haya sido limpia y transparente. Para ello el árbitro debe ser
imparcial. Esto nos lleva a una elemental pregunta: ¿Es imparcial
nuestro CNE? Con 4 rectores de Chávez y uno de la Oposición, la
respuesta no puede ser afirmativa.
De no haber garantías suficientes para comprobar la decisión final, el
nocaut anunciado por Chávez quien lo recibiría sería su ya bastante
golpeada credibilidad, y los demonios de la guerra quedarían en libertad.
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/4057009.asp
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