Sunday, June 24, 2012

La grosería del Presidente

La grosería del Presidente
Francisco Rivero Valera
Domingo, 24 de junio de 2012

La Venezuela de hoy es otra cosa. Es violenta. Insegura. Corrupta.
Caminante hacia el atraso. Polarizada. Grosera. Por culpa de un gobierno
que lleva 14 años aplicando 4 de sus mejores principios: la mentira, el
cinismo, la corrupción y la grosería.

La grosería es la cédula de identidad de la ruina moral del maleducado,
del vulgar, del chabacano, patán, obsceno, soez, irrespetuoso y otros
congéneres. Y lleva al atraso.

Lo contrario sería la actitud del educado, instruido, respetuoso,
cortés, disciplinado y otros antónimos. Y lleva al camino del progreso y
bienestar.

O sea, hay solo 2 caminos: del progreso y bienestar, con la educación y
la disciplina; o el camino a la ruina moral y al atraso, con la
vulgaridad y la grosería. Seleccionar el camino correcto depende del uso
de la inteligencia de cada uno.

Por otra parte, la grosería incita a la violencia, al violar la
libertad, privacidad y respeto inherentes a los derechos humanos de la
otra persona. Y puede transformar al grosero en sadomasoquista.

La grosería depende de la mala educación y, la educación, del gobierno.
Sería como una pirámide de vértice superior ocupado por el gobierno, y
de base inferior ocupada por toda la población. O sea, todo viene desde
arriba.

En pocas palabras, la mala educación, la grosería y la violencia nacen
de gobiernos miserables. Y llevan a la ruina moral de los pueblos.

La Venezuela de mi infancia, por ejemplo, fue un país moralista, de
gobiernos preocupados por la educación escolar y familiar, con un
principio elemental: primero los valores morales. O sea: ser buen
hablante. Ser buen ciudadano en los sitios públicos y privados.
Respetuoso con los padres, maestros y personas mayores. Honorable con el
compromiso. No robar. No mentir. Y demás. Hasta los discursos del
Presidente eran piezas de oratoria, dirigidas con respeto a la nación y
a la comunidad internacional. La grosería era invisible.

La Venezuela de hoy es otra cosa. Es violenta. Insegura. Corrupta.
Caminante hacia el atraso. Polarizada. Grosera. Por culpa de un gobierno
que lleva 14 años aplicando 4 de sus mejores principios: la mentira, el
cinismo, la corrupción y la grosería. Y la ñapa: infundir miedo para
tratar de implantar una revolución que ha resultado ser una robolución
auténtica al robar, entre otras cosas, la idiosincrasia del venezolano,
las riquezas, el derecho y la gran oportunidad de avanzar hacia el
progreso económico y social y, lo peor, sustituir los valores morales de
nuestro pueblo, con el atraso, para lograr su control absoluto.

Y es que, en este mundo de sustitución de valores por antivalores, el
maestro de la grosería en nuestro país es el Presidente. Ocupa el
vértice superior de la pirámide con sus cadenas y discursos violentos
contra cualquiera, como piezas oratorias magistrales pero de vulgaridad.

Luego vienen sus ministros, que se notan, como buenos alumnos, por su
cinismo y mitomanía. Y la base del chavismo que trata de ser igual o,
quizás, más obscena que su propio maestro, aun en los medios de
comunicación social del Estado que, contradictoriamente, por ser
propiedad de la nación, y no del gobierno, deben ser utilizados en
mejorar la educación de todos los venezolanos.

O sea, esta Venezuela decadente también es la confrontación de vida o
muerte entre grosería y valores morales.

Faltaría ver si los venezolanos seleccionan con inteligencia el camino
correcto en las elecciones: el camino de paz, unidad y progreso, sin
groserías, de Capriles, o continuar el camino de atraso, mentira,
cinismo, y de grosería del Presidente.

Al fin y al cabo, el Presidente hasta ignora que sea como fuere lo que
pienses, es mejor decirlo con buenas palabras. Shakespeare.

Lo veremos.

riverovfrancisco@hotmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/8640684.asp

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