Thursday, June 28, 2012

Fraude en pleno desarrollo

Fraude en pleno desarrollo
Marianella Salazar
Jueves, 28 de junio de 2012

Que los votos de los opositores de Miami ­el mayor centro de votación en
el exterior­ tengan que ser depositados en Nueva Orleans, en el estado
de Luisiana, donde los residentes de Florida se verán obligados a
trasladarse o, en su defecto, desistir de sufragar, además de ser una
retaliación política es un proceso arbitrario y viciado que conculca sus
derechos constitucionales.

Resulta capcioso que el Gobierno denuncie que la oposición no respetará
el resultado electoral, dando por hecho que gritará fraude el próximo 7
de octubre. Como se adivina un clima de fin del régimen, el oficialismo
decide jugar en posición adelantada, se anticipa a los acontecimientos.
Sabe que, a la hora de una auditoría, los votos fantasmas que abultan el
Registro Electoral y las migraciones silenciosas con los cuales el CNE
está privando a muchos votantes opositores de su derecho al voto tendrán
que ser impugnados y denunciados como fraudulentos.

Que los votos de los opositores de Miami ­el mayor centro de votación en
el exterior­ tengan que ser depositados en Nueva Orleans, en el estado
de Luisiana, donde los residentes de Florida se verán obligados a
trasladarse o, en su defecto, desistir de sufragar, además de ser una
retaliación política es un proceso arbitrario y viciado que conculca sus
derechos constitucionales. Aunque la rectora electoral, Tania D'Amelio,
con una torpeza rayana en la necedad más absoluta, responsabilizo al
Gobierno de Estados Unidos de expulsar a la cónsul en Miami y ocasionar
tantos inconvenientes a los electores que residen en esa ciudad.

Obstaculizar a los 23.000 venezolanos que viven y quieren votar en
Florida es sólo un detalle en la larga lista de irregularidades que
constituyen el fraude electoral. Además, está la imposición de las
intimidatorias máquinas captahuellas, para hacer creer a los
funcionarios públicos que el Gobierno identificará por quién votaron y
torcer sus preferencias, o provocar abstención; participar en las
jornadas de inscripción; también se han venido multiplicando centros de
votación en zonas rurales o bajo control del partido de gobierno, en los
cuales pretenden albergar millones de votos fantasmas. Para más Inri, la
caja negra o Sala de Totalización del CNE ha sido blindada por los
prestidigitadores del oficialismo sin presencia de técnicos opositores
que puedan detectar alteraciones. Se trata de una serie de
irregularidades e ilegalidades que tipifican actos delictivos.

Los resultados electorales siempre han sido manipulados a favor del
Gobierno bolivariano. En esta oportunidad, como la oposición comienza a
mostrarse menos condescendiente, el Gobierno se ha lanzado con una
matriz de opinión para presentarla como irrespetuosa de la
institucionalidad, desestabilizadora, conspiradora y violenta. ¡El mundo
al revés! El fraude se está dando ahora. ¿Cómo? Con la presión sobre los
empleados públicos; la coacción sobre los pobres; el desvergonzado
chantaje de obtener los votos de los damnificados a quienes les
vendieron la sensación de que recibirán "la mayor suma de felicidad
posible"; las viviendas equipadas con algunos satisfactores inmediatos,
como una lavadora, una nevera y un televisor.

Es penoso ver a millones de venezolanos que viven hacinados en refugios,
en medio de la promiscuidad y la inseguridad más abyecta, esperando que
el "mesías" bolivariano les resuelva la vida con una casa o un
apartamento. Y sobre eso medra el PSUV. Si gana Capriles, les costará
reconocer el triunfo de la oposición. No quieren abandonar el poder y
anuncian la activación de planes para impedirlo, cuentan con los
llamados colectivos y con un grupito de chavistas fanfarrones que
militan en la Fuerza Armada, cuyo futuro será afrontar diversos procesos
judiciales. No puede haber nada peor que irrespetar la voluntad de
cambio en una nación y que los mismos rufianes pretendan eternizarse en
el poder.

La revolución bolivariana no es hoy más que un obituario sobre el país.
Su caída será una señal de vida.

msalazar@cantv.net

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/1812908.asp

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