Sunday, June 10, 2012

El chavismo, falla de educación, inteligencia y amor

El chavismo, falla de educación, inteligencia y amor
Alberto Rodríguez Barrera
Domingo, 10 de junio de 2012

"Cuando las personas son omitidas, los hombres juzgan erróneamente.

La razón es que están pasando juicio sobre ellos mismos,

y la mayoría de la gente son malos jueces de sus propios casos."

Aristóteles

Así como antiguamente los campesinos, agricultores y criadores de ganado
eran la civilización, y así como en tiempos de Marx y Engels se
profetizaba, antes que diagnosticar, que el grupo social más numeroso
–los obreros- tendría su "auge y caída" para dar paso al comunismo, la
evolución real ha demostrado que las cosas cambian, y no como las
predijeron. Para 1950, en realidad, los obreros y sus sindicatos
llegaron a ser la fuerza política dominante en todos los países
desarrollados no comunistas; y para los años 70 (y hasta la actualidad)
el obrerismo y el trabajador industrial ya estaban en el camino de ser
sólo el 10 por ciento de la fuerza laboral. Hoy, hasta el papel de los
sindicatos anda por nuevos caminos.

"Culpable" de esta reversión de los pronósticos politizados ha sido el
camino de conocimientos que la humanidad adoptó. No era trabajando más
duro y por más horas que los obreros saldrían adelante. Era/es
trabajando en forma más inteligente, aplicando la educación y los
conocimientos. Lo que derrotó a Marx y al marxismo fue el enorme aumento
de la producción, que incrementó los jornales de los obreros rebajando
al mismo tiempo los precios de los productos, aumentándose su demanda,
triplicándose los ingresos; descartándose la teoría marxista de
"proletarios explotados" se abrió así el camino para pasar a la clase
media, cosa ajena también al concepto prevaleciente entonces de
"burgueses". Es decir, de los trabajadores manuales se pasa a los
trabajadores ilustrados, porque no fueron los "robots" sino los
trabajadores con conocimientos y sus procesos de producción más
organizados lo que incrementó los empleos de clase media que está
creando este proceso; y son muchos más los empleos de obreros que se
están perdiendo. Marx pareció no contar con la educación de abajo para
arriba, desvío similar a la educación "por un solo tubo" que pretende el
chavismo.

La "educación" que el chavismo pretende uniformar con tintes rojos es
"política", cosa que es igual a "insuficiente escolaridad", que no
genera "ilustración" y que –por el contrario- tiene una marcada
preferencia por los fracasados, los desertores escolares, los
deficientes de segunda y los problemáticos, que se acomodan al facilismo
del dinero sin estudiar, atropellando su dignidad. Lo que realmente
camina por América Latina y el mundo no es una espada, es la necesidad
ineludible de "moral y luces", tanto en técnicas superiores como
universitarias, una ampliación del trabajo basado en conocimientos, para
todas las áreas del acontecer social.

Porque tampoco se trata de dejar atrás (o encumbrar) a quienes no han
aprendido a aprender. La tarea que sigue siendo impostergable realizar
en Venezuela es la aplicación de conocimientos y la dotación de
productividad, dignidad y oportunidad a los oficios manuales realizados
por trabajadores no calificados, a todo nivel. La meta aquí –como es la
tendencia a nivel mundial- es avanzar y crecer para hacer del trabajador
no calificado la mayor de las minorías. Nuestro desarrollo debe
fundamentarse en la adquisición de conocimientos, porque el capital
humano es el verdadero capital.

Ahí donde el chavismo aun cree que el capitalista es el hijo pródigo y
preferido del capitalismo, ignoran que el capitalista es muy anterior al
capitalismo. La economía industrial tuvo sus primeros hijos en los
obreros, principales beneficiarios de la economía moderna, que los
encaminó a la clase media en ingresos, posición social y poder político,
sin que necesitaran mejores habilidades o conocimientos, trabajando
mucho menos duro y durante menos horas que los obreros de cualquier
época anterior. Hoy y hacia el futuro, no podemos permitir que quienes
carecen de conocimientos sean convertidos en hijastros, como pretende el
chavismo en su "paternalismo misericordioso" y su versión invertida del
"amor".

Los trabajadores y sus organizaciones deben revisar su función y
reinventarse como órgano que vela por el potencial, la realización y la
optimización de los recursos humanos en general; los sindicatos deben
representar a sus empleados contra la estupidez, la arbitrariedad y los
abusos del poder administrativo; como un "ombudsman" pro-productividad y
calidad, para mantener a las empresas competitivas, conservar empleos y
equilibrar ingresos; como agencias de cambio humano, sus caminos idóneos
no son de negocios ni gubernamentales. Aquí el potencial no tiene ánimo
de lucro, esa gangrena del chavismo particularizado.

La pobreza debe combatirse urgentemente, con el incremento de
conocimientos en torno a lo que no contiene ánimo de lucro, con
iniciativas y organizaciones no gubernamentales cayéndole "en cayapa"
para su alivio y erradicación. Priorizando, por ejemplo, las
problemáticas de alimentación, empleos, salud y seguridad, estas luchas
deben compactarse como una fuerza especial, integrando escuelas,
colegios, universidades, instituciones filantrópicas locales,
nacionales, internacionales, grupos comunitarios de servicios, iglesias,
empresas, voluntariados, gremios, misioneros… Tales acciones, además,
llevan implícitas plataformas generadoras de empleos, remunerados y no
remunerados.

Esta es una fuerza que está al alcance de la mano de manera inmediata y
que el chavismo ha espantado de sus predios. Porque "sin ánimo de lucro"
significa cambiar al ser humano, o sea: llegar a los pobres con
efectividad, principios, habilidades y respeto. A diferencia del
chavismo que trabaja por la dependencia gubernamental, centralizada y
vaga, nuestro desarrollo humano debe abrirse y llevarse a cabo por vía
de una comunidad integrada, con el empuje de las organizaciones
autónomas que ya están a mano. El amor inteligente va más allá de las
palabras huecas.

chinorodriguez1710@yahoo.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/2262145.asp

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