Tuesday, October 4, 2011

Un mandatario que deja el poder, enfermo y en decadencia

Un mandatario que deja el poder, enfermo y en decadencia
Elides J.Rojas L
Martes, 4 de octubre de 2011

Lee solo solapas de libros, escucha, conspira. Habla mal de los
gobiernos, se aprovecha de los privilegios de formarse para ser militar.
Fue monaguillo, vendedor de dulces, coleador y machetero

Militar y político. Jefe del Poder Ejecutivo y Presidente de la
República por un bojote de años. Nacido en el interior del país. Clase
baja, tirando a baja. Criado en un hogar que fundamenta la salida del
piso de tierra y matas de cambur en el patio a punta de educación y
grados. Recibe educación en institutos cercanos a su residencia.

Prosigue su formación tomando por asalto la Capital, donde descubre su
amor por las armas y los uniformes militares. Deja a un lado otras
actividades donde creyó que podía ser exitoso, pero su misión como
libertador del nuevo siglo lo hace retomar el camino de la gloria.

Lee solo solapas de libros, escucha, conspira. Habla mal de los
gobiernos, se aprovecha de los privilegios de formarse para ser militar.
Fue monaguillo, vendedor de dulces, coleador, machetero, jinete y hasta
conuquero. Más adelante le mete a la ingeniería, al petróleo, a las
matemáticas, a la economía, a la teología, a la medicina.

No obstante, se queda con la política. Después de muchas madrugadas,
intenta tomar el poder por las armas. Invade Caracas acompañado de un
buen número de reclutas que, según dijeron después, no sabían su misión.
Va preso, pero se niega a iniciar juicio. Se respeta su decisión. Sale
airoso. Recibe el perdón de las mismas personas a quienes intentará
destruir años después. Se hizo buena fama de mujeriego, bebedor,
fumador, trasnochador, hablador, manipulador, embustero y hasta machito
de ocasión.

Toma el poder luego de una muy breve carrera política pública y pronto
inició el más rápido proceso de destrucción de un país que conozca la
historia. Le buscó líos desde a la Iglesia hasta las más grandes
naciones del mundo. Buscó guerra, pero siempre a punta de papila y
saliva. Bautizó su mandato como revolucionario, aunque en verdad fue un
festín de corrupción y privilegios para una cúpula.

Se lanza sin contemplaciones a liderar una dictadura en la que un
grupito de viejos compañeros de montoneras destacan por su hambre de
plata y excelente organización de mafias y carteles. Expropia y confisca
todo lo que le huela a imperio. Mete en prisión, con juicios amañados,
solo apoyado en jueces de poca estatura y facilidades de pago. También
usó la expulsión del país, la inhabilitación o la persecución, para
deshacerse de sus adversarios. Lideró uno de losgobiernos más corruptos
de la historia.

Debido a su salud, minada por toda clase de excesos, viaja al exterior,
desconfiando de la medicina de su país. Deja a un presidente encargado,
después de una gloriosa despedida. Nunca regresó. La gran fiesta de
bienvenida quedó pendiente.

Por si no lo saben, hablamos de Cipriano Castro (a) El Cabito. ¿Qué
creyeron?,.

erojas@eluniversal.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/8922209.asp

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