Monday, October 31, 2011

Siembra de odios

Siembra de odios
Fernando Ochoa Antich
Lunes, 31 de octubre de 2011

En su afán de querer falsificar la historia, se han dedicado a tratar de
destruir los cuarenta años de democracia, el período de mayor avance en
todos los órdenes que ha tenido Venezuela en su historia. Es necesario,
que las nuevas generaciones de venezolanos conozcan la realidad de lo
que fue, por ejemplo, la subversión comunista de la década de los sesenta

Una de las estrategias más utilizadas por Hugo Chávez para consolidar su
hegemonía política ha sido dividir a los venezolanos en chavistas y
escuálidos. Esa prédica le permitió triunfar en varias elecciones.
Lamentablemente para el chavismo, ese esfuerzo se ha diluido en el
tiempo. Nuestro pueblo es bondadoso por naturaleza y rechaza el odio.
Esa división ha dejado de ser un instrumento electoral suficientemente
efectivo. En la revisión de la nueva estrategia electoral, el chavismo
ha decidido aprobar la ley "para sancionar los crímenes, desapariciones,
torturas y otras violaciones de los Derechos Humanos por razones
políticas desde 1958 a 1998" y abrir varios juicios contra oficiales de
las Fuerzas Armadas que actuaron militarmente durante ese período histórico.

En su afán de querer falsificar la historia, se han dedicado a tratar de
destruir los cuarenta años de democracia, el período de mayor avance en
todos los órdenes que ha tenido Venezuela en su historia. Es necesario,
que las nuevas generaciones de venezolanos conozcan la realidad de lo
que fue, por ejemplo, la subversión comunista de la década de los
sesenta. Lo primero a señalar es la absoluta legitimidad de los
gobiernos de Rómulo Betancourt y de Raúl Leoni. Habían triunfado en unas
elecciones plenamente democráticas, con una altísima participación
ciudadana. Además, ese período histórico surgió en medio de un amplío
consenso político, que se expresó en el Pacto de Punto Fijo y en el
gobierno de unidad nacional de esos años.

Esos gobiernos, legítimos, democráticos y populares, fueron de inmediato
atacados por la derecha pérezjimenista y la izquierda comunista. Los
sectores de la derecha lograron penetrar algunas unidades militares y
comprometer a un pequeño grupo de oficiales en algunas acciones
subversivas: la invasión de San Cristóbal, el Barcelonazo, el atentado
contra el presidente Betancourt y la toma de la Academia Militar. Esos
movimientos fueron controlados sin un mayor número de bajas.
Dolorosamente el Partido Comunista, que había tenido una valiente
actuación contra la dictadura militar, también tomó el camino
subversivo. Los alzamientos de Carúpano y Puerto Cabello fueron su
primera expresión. La segunda insurrección produjo un elevado número de
muertos y heridos.

Fidel Castro apoyó, ideológica y militarmente, el intento subversivo. La
primera medida política de estos grupos de izquierda fue la creación del
Frente de Liberación Nacional y de sus Fuerzas Armadas. De inmediato se
iniciaron operaciones urbanas para asesinar a militares, policías y
funcionarios públicos con el objetivo de provocar un golpe de Estado.
Eso no ocurrió. Las Fuerzas Armadas, en lugar de insurreccionarse,
reaccionaron con gran eficacia militar. El fusilamiento de cinco
guardias nacionales en el tren del Encanto, los asesinatos de los
doctores Julio Iribarren Borges y Alfredo Seijas, del mayor Francisco
Astudillo Suárez, de los subtenientes José Agüero Alvarado y Dámaso
Blanco Silverio produjeron una gran indignación en la sociedad venezolana.

El fracaso de la insurrección urbana condujo a un repliegue táctico
hacia las zonas campesinas. La mayoría de los insurgentes habían sido
entrenados en Cuba, transmitiéndoles la experiencia de la Sierra
Maestra. Además, recibieron el apoyo, tanto en armas como en oficiales y
soldados, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas. Al contrario,
nuestras Fuerzas Armadas estaban entrenadas, organizadas y equipadas
para la guerra regular. Esta debilidad inicial produjo graves reveses
militares con un elevado costo en muertos y heridos. Recordaré algunas
de esas emboscadas: La Vega, El Arco, El Paso, Cabure, El Cucharo, El
Potrero, El Cepo, San José, El Mortero, Pueblo Nuevo, El Naranjal,
crucero de Anaco y otras muchas. Aún así, los gobiernos democráticos
establecieron la política de pacificación.

No es posible olvidar, para rendirle tributo de respeto a su memoria, el
nombre de algunos de los oficiales asesinados en dichas emboscadas:
Miguel Ponce Lugo, Félix Álvarez Romero, Juan Bautista León, Abelardo
Estrada Vale, Ernesto Sandoval Reverón, Andrés Moreno Uribe, Alberto
Verde Graterol, Renato Aguilar Valdivieso, Luis Raúl Díaz y Lino
Iribarren Forzán. Es curioso, que la propaganda del régimen hable
exclusivamente de los combates de Cantaura, en donde murió el capitán
Jesús Ávila Paolini, y del Caño Las Coloradas, olvidando todos los
demás. Si se quiere ser justo al aplicar la ley contra el olvido, como
la llaman, deben investigarse los responsables de todos los actos de
violencia de ese período y no sólo aquellos que les conviene al
chavismo. De todas maneras, eso es un absurdo.

fochoaantich@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/7326169.asp

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