Alberto Franceschi G
Lunes, 31 de octubre de 2011
Este régimen que sobrevive a punta de divisas del imperio y que las
canaliza en prioridad al absurdo de una economía de subsidios masivos de
productos alimentarios importados y repartiendo real a granel, por la
vía de millones de asistidos por las famosas misiones, no tiene
competencia en la lucha cuerpo a cuerpo demagógico, con quienes quieran
prometer mas que Chávez.
Cualquier candidato de oposición, que no le "falte una agüita", como
dicen los campesinos cuando ven al niño lerdo, debería saber que el ABC
de la política sentencia, que la competencia clientelar la gana el
gobierno, si vamos a subasta de demagogia, promesas y repartos.
Síganle huyendo, hasta octubre 2012, a los verdaderos debates del país y
que les obligan a una confrontación en toda la línea, ideológica y de
principios, contra el oprobio chavista, y tendrán asegurada una
desventaja permanente, en eso de andar dándoselo de ofrecedores, de lo
que no pueden garantizar, sin haber extirpado antes el régimen despótico
del partido rojo y su muy vital oferta continuista, a no ser que fallen
las quimioterapias y las dosis de caballo de esteroides aplicadas al
pelón, además de los "ensalmes" y "trabajos" hasta con centenares de
gallinas negras, gallinetas, picures y hasta tigres.
Déjenmelo decir tempranito, un año antes, para que se molesten menos y
no me anden acusando de llevar agua al molino de Chávez.
Mi tesis es: O se polariza desde ahora en el terreno que el gobierno
chantajea para evitar, o sencillamente no hay esperanza de colocar a los
electores ante el dilema central, de lo que se deberá enfrentar, dentro
de un año y más allá, para quitarse de encima, antes durante o después
de las elecciones, esta calamidad nacional llamada revolución chavista.
La primera ficción es suponer que un candidato con muy disminuidas
capacidades intelectuales y repitiendo generalidades, puede ganarle a
Chávez, sobre todo si carga prendida una aspiradora de los ex –rojos, a
los que se les echó del paraíso clientelar que añoran. Y perdónenme, la
franqueza, pero si creen que con ellos abren un diálogo seductor con la
base electoral chavista, están más perdidos que reina de carnaval
saludando en carroza, en plena procesión de Semana Santa.
Pero para mí lo más grave es suponer que pueden mediante un salto de
garrocha, en el mensaje opositor, lograr obviar, evitar, y hasta
repudiar, el discutir y confrontar los problemas reales más candentes y
portentosos que plantea el discurso chavista.
De una vez parecieran que quieren perder y en realidad deberían merecer
perder y lo digo con absoluta seriedad, porque peor que Chávez, es
elegir un inepto al que Chávez no solo no le entregue, y si por un
milagro cósmico le entregara, en tres meses está tumbado por haber
facilitado, en medio del caos, la insurgencia de la bota militar
chavista, para allí si garantizarse el gran viraje estatista y
racionador a la cubana, que nunca pudieron lograr por mandato electoral.
Me explico: intentar ganar con un blandengue, es casi peor que perder,
porque la desmoralización generada por grandes actos de cobardía
subsiguiente, nos llevarían a muchos años de sepultura política.
¿Donde está por ejemplo el discurso indignado de los famosos líderes de
encuestas opositoras compradas, frente a esa infamia de Chávez, en la
Escuela Militar hace apenas horas , donde se permitió adscribir las FFAA
venezolanas a su estricto proyecto político partidista, contra toda
norma y tradición constitucional?
¿Dónde está el líder de opinión, a excepción de Diego Arria, que abra la
discusión sobre que ese ejército merece ser hasta disuelto, o cuando
menos reestructurado y purgado de elementos disolventes, de no apartarse
de esa militancia política expresa, con las peores lineamientos
dogmaticos y tesis antinacionales con que las infecta Chávez?
¿De que tamaño es la cobardía de nuestros famosos candidatos, promovidos
por encuestas millonarias chimbas, para no protestar de inmediato y
decirle al país que esa conducta de Chávez es absolutamente intolerable
y que de ganar la oposición las elecciones, esas F.A.B deberán preparase
para una profunda depuración de sigüises castristas, agentes del
coloniaje cubano y con ellos toda clase de comprometidos con
señalamientos delictivos?
El argumento tonto con el que hipotéticamente se me respondería, por
supuesto que esgrimirá que el realismo y la mano tendida hacia esa
oficialidad chavista, es la que permitiría que dejen asumir al candidato
ganador de la oposición… No quedaría otra cosa que llamarlos imbéciles,
si creen que por disimular ante ellos les perdonen el cogote.
Nunca entenderán que esos milicos están juramentados con su caudillo de
sabaneta y que solo pueden ceder si ven al pueblo movilizado en la
calle, defendiendo su triunfo y poniéndoles en grave riesgo, si se
negaran a hacerse a un lado, aunque se vale también "persuadirles"… para
lo cual sería entonces lícito negociar, y hacer esos cambios drásticos y
necesarios sin grandes traumas.
Pero el principio básico no debe ser el disimulo de nuestro objetivo de
desmantelar el régimen chavista y su pilar armado ilegal, y el que no lo
proponga sencillamente les está metiendo en la cabeza a nuestra
población el opio de que un régimen democrático, puede convivir con el
chantaje de la bota militar chavista sobre su pescuezo.
¿Acaso no se percibe que con el mayor desparpajo Chávez habla de SU FFAA
dirigidas por sus compinches de serenatas y parrandas y que el presenta
como eterna conducción, para sus fines personales de eternizarse en el
poder?
Este es uno de los 50 temas, sobre los cuales el discursito insulso de
los encuestados exitosos a punta de billete, no pueden ser guía para una
nación humillada y zarandeada por estos infames del régimen piltrafa.
¿Sera que muchos de nosotros nos equivocamos de país y no terminamos de
entender que la sociedad de cómplices es mucho más poderosa de lo que
imaginamos, y que sencillamente no hay ninguna esperanza de contar con
estos prospectos acobardados ante el bocón que pareciera arroparles
aunque esté hinchado de esteroides y con la muerte acechante?
¿Que habrá que hacer, que habrá que decir, para que vean lo evidente?.
¿Qué fue lo que ocurrió para que este país se encorve en la impotencia
con un liderazgo opositor mediocre, que no puede, o no quiere ser, un
adversario de peso contra el liderazgo rojo de ideólogos de pacotilla,
que pueden ganar elecciones, además de trampearlas, repartiendo real e
insultando y pasando como una aplanadora por encima de seres con las
manos levantadas en señal de rendición?
Algo raro, muy raro, lleno de ambigüedades esta plantado en la
oposición, cuando surge una personalidad de la calidad de Diego Arria,
que comienza su campaña diciendo que llevará a Chávez ante la Corte
Internacional Penal de la Haya, la misma que libró una orden de captura
contra Gadafi, y solo logra, incluso en medios muy militantes de la
oposición mediática, que quieran como borrarlo por lo incomodo de su
discurso.
Muchos no se han percatado que Diego Arria habla para una tendencia
profunda de rebeldía nacional, que terminará abriéndose paso y que
dejara a un lado a los candidatos del Venezuela idol, empeñados en
mostrarse obsecuentes con el déspota que les paga despreciándolos.
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