Wednesday, October 26, 2011

La hora del líder

La hora del líder
Pedro Lastra
Miércoles, 26 de octubre de 2011

Venezuela vive uno de los momentos más bizarros de su historia: levante
una piedra, asomarán sus cabecitas dos docenas de candidatos. A
cualquier cosa. Coja el telescopio del Monte Palomar para buscar un
líder, resultará profundamente decepcionado. Si acaso, un par. Y tan
distantes en el tiempo y en el espacio, que parecieran pertenecer a otra
galaxia.

Hay una sorprendente carencia de líderes, lo que es lógico. Un líder no
se improvisa, es producto de una laboriosa, ardua y tenaz elaboración no
sólo individual, sino colectiva. Y es precisamente su ausencia la que
coadyuva a la devastadora emergencia de las crisis. Pues en tiempos de
crisis, mientras se constata una apabullante ausencia de líderes, se
verifica una sobreabundancia de candidatos.

En efecto, el submundo de nuestras poblaciones pulula de candidatos. No
terminan sus estudios y ya son candidatos. No han terminado el
bachillerato. Y ya son candidatos. No acaban de mudarse, y ya son
candidatos. Venezuela vive la más aguda de sus crisis, en todos los
órdenes de su vida social. Particularmente en el de la generación de
personalidades capaces de pensar en grande, de auscultar sus latidos
profundos y proyectar soluciones de mediano y largo plazo. Pero basta
que se presente un proceso electoral, sea para llenar las vacantes del
poder legislativo o para colmar alcaldías y gobernaciones para que se
amontonen a tal grado los postulantes, que se hace necesario apartarlos
a sombrerazos.

Es precisamente la sobreabundancia de candidatos lo que ha impuesto la
práctica de las Primarias. Las próximas elecciones presidenciales no
podían ser la excepción. Más de una docena de postulantes, incluyendo
dos mujeres, varios gobernadores y dirigentes políticos de vieja y nueva
data se precipitaron a postular sus nombres. Sólo la necesaria
discreción nos impide mencionar cuántos de ellos cumplen con los más
elementales requisitos para ocupar la primera magistratura. Difícilmente
encontraremos más de dos líderes en el pelotón.

A esos dos líderes, vale decir: personalidades capaces de dirigir los
asuntos públicos con visión de estadistas y responsabilidad de alta
gerencia pública, les recomendaría no entremezclarse con la docena de
candidatos. Dejarles el terreno libre de obstáculos para que comiencen
su curso de adversidades y luego de salir con las tablas por la cabeza,
aguarden el tiempo de su cosecha para llegar a ser líderes útiles a su
Patria. Nuestro par de Grandes debieran guardarse para momentos de
excepcionales crisis de gobernabilidad, seguir compenetrándose de la
vida de la república, seguir acerando sus voluntades, enriqueciendo sus
espíritus y fogueándose en el ejercicio del Poder.

Los soldados, alebrestados en el caos y la desunión, requieren de un
comandante supremo capaz de inspirar obediencia, serenidad y confianza.
Los Jueces, bajar la cabeza y someterse al imperio de las leyes. La
policía, cegar sus apetencias y volver al redil de la moralidad pública.
Los enemigos de la ley y el orden, aprontarse a recibir el castigo
ejemplarizante y pagar con cárcel por los millones robados, trampeados,
malversados.

Será el momento de los líderes. Que no se destacan en el concurso de
beldades designadas por encuestadores inescrupulosos ni cuentan con el
beneplácito de dirigentes y funcionarios partidistas. El país se atosiga
de elecciones, se abruma de candidatos y está sediento de un líder. Sólo
nos enrumbaremos por la senda segura de la estabilidad y el éxito cuando
suene la hora de los liderazgos. Los hay. Pocos pero suficientes. Se
acerca su hora.

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/8116087.asp

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