Tuesday, October 25, 2011

La enfermedad

Editorial | 25/10/2011

La enfermedad

¿Está Chávez en condiciones de asumir el poder en 2013? Nadie lo sabe.
Él se complace en desvirtuar la razonable duda existente, apelando a
conductas que, francamente hablando, ya lucen lamentables
TEODORO PETKOFF

Este diario se había abstenido hasta ahora de comentar el caso del
Presidente enfermo. Una suerte de discreción y prudencia nos aconsejaba
mantener ante el asunto como tema que atañe estrictamente a la
privacidad del Presidente y a lo que oficialmente se informara sobre el
alcance del cáncer que padece.

De igual manera felicitamos la actitud de la MUD y demás sectores de
oposición, que se han cuidado de hacer de la enfermedad de Chávez un
tema de la controversia política. En verdad, el país político ha
conservado una admirable compostura, limitándose a desear la pronta
recuperación del primer mandatario.

Pero éste ha observado una conducta exactamente opuesta, llena incluso
de extravagancias, transformando el mal que lo aqueja en el centro de la
vida del país. Una cosa es –cosa nada reprochable, por cierto – mostrar
fortaleza anímica y voluntad de vivir y otra muy distinta es dar a este
empeño la dimensión de un fenómeno que intenta hacer girar la vida de la
nación en torno a este, sin siquiera disimular o velar lo que a todas
luces es evidente: el trasfondo electoral, el aprovechamiento de la
enfermedad como palanca para apuntalar sus aspiraciones a la reelección.

Comenzando por el secretismo con el cual se ha manejado todo. Es
insólito que hasta ahora no se haya producido un parte médico sobre el
alcance y la naturaleza del cáncer que padece Chávez.

La tentativa del Dr. Salvador Navarrete de romper la coraza de silencio
ha sido respondida por tres médicos del hospital militar que en lugar de
dar un parte médico se limitaron a repetir lo que el propio Chávez dice
de sí mismo: que está curado, afirmación que en su particular psicología
espera sea acatada como un acto de fe. Si él dice que está curado quién
lo dude es un apátrida.

Esos médicos se limitaron a proteger el secreto, a mantener la opacidad
que recubre todo el caso, yendo incluso más allá, en un ejercicio de
adulancia repugnante, al describir el estado físico y mental del paciente.

El secretismo no es pura paranoia sino parte de toda una operación
política de gigantesca manipulación del país. El descarado uso de la
enfermedad para manipular la natural compasión del ser humano hacia el
que sufre. El secreto permite cultivar la incertidumbre en torno al rol
presidencial, no sólo como candidato sino como mandatario.

¿Está el Presidente en condiciones de ejercer su cargo con propiedad?
Nadie lo sabe. Él se complace en desvirtuar la razonable duda existente,
apelando a conductas que, francamente hablando, ya lucen lamentables.

¿Está Chávez en condiciones de ser candidato presidencial? En este campo
reina la desinformación más absoluta. No es un azar; para el
presidente-candidato, es vital que así sea. Que nadie se imagine que
podría ceder la candidatura a otro de sus conmilitones. Piensa que eso
sería fatal para su poder.

Ese poder cada vez más frágil terminaría de derretirse si Chávez
anunciara su retiro de la competencia presidencial. Por tanto no lo
hará, a menos que, de no curarse realmente (cosa esta perfectamente
posible), sea físicamente imposible asumir ese reto. Pero esta ya será
otra historia.

http://talcualdigital.com/Nota/visor.aspx?id=60716&tipo=AVA

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