Wednesday, October 5, 2011

De aviones, trenes, metro y otras amenazas bolivarianas

De aviones, trenes, metro y otras amenazas bolivarianas
Enrique Viloria Vera
Miércoles, 5 de octubre de 2011

No hay nada inocente, pacifico, feliz, en la cacareada revolución; por
el contrario, todo es amenaza, intimidación, ultimátum, bravata,
desafío, insulto, exigencia, vida en riesgo. Cada acto cotidiano implica
un alto nivel de peligro e inseguridad. Conducir ingenuamente por las
carreteras derruidas o caminar por las calles amenazadas puede
conllevar al atraco y a la muerte; los huecos bolivarianos están a la
orden del día y los asaltantes impunes hacen de las suyas porque son
necesitados, y tienen hambre de celulares y tarjetas de crédito.

Subirse al metro es una incitación al hurto y al robo; no basta el
apretujamiento, el calor, el mal olor, el rescabucheo malintencionado,
tenemos toda la certeza de que no llegaremos a tiempo o que llegaremos a
destino sin cartera ni papeles, pero gracias a Dios no nos habrán
quebrado en el malhadado trayecto.

El tren chino orgullo del Líder cubano - venezolano también hace de las
suyas, sale a la hora, pero sus ilusos pasajeros no llegan vivos a la
próxima estación, la impericia y la ineficiencia propia de la revolución
pone la vida de los ciudadanos en manos de un reservista avispado o de
un dirigente comunal rebuscándose la vida propia a riesgo de la ajena.

Ni que hablar de los aviones mal mantenidos por falta de las divisas que
en un santiamén si se le otorgan a los allegados del Líder; acá lo
único que vuela son los precios de los alimentos, de las medicinas, de
los servicios básicos: ¡Préndeme esa luz que te multo! No joda, para que
aprendas lo que es la autoridad.

Nuestras existencias se hacen verdaderamente fugaces, breves, efímeras,
en esta revolución que nada quiere con la vida, ni siquiera en tiempos
en que la muerte no se nombra para llamarla, invocarla en el palacio,
en la casa del ahorcado mayor.

Hermanos y hermanas, camarados y camaradas, compatriotos y compatriotas,
la gloriosa revolución se los reitera: viven a riesgo, ni siquiera ser
hijo, tío, hermano o primo de un dirigente del proceso les asegura
inmunidad en calles, cielos, aguas o rieles bolivarianos.

¡Su vida está expropiada! Volvamos al desterrado pero cada vez más
cierto eslogan bolivariano:

¡Patria socialista y muerte!

¡MORIREMOS!

viloria.enrique@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/2226687.asp

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