Tuesday, January 10, 2012

Chávez, un caso de secuestro

Chávez, un caso de secuestro
Milagros Socorro
Lunes, 9 de enero de 2012

El ascenso de Cabello, epítome del oportunismo y la zafiedad, evidencia
que la revolución y el propio Chávez son rehenes del ala
mafio-pragmática, la que siempre se ha valido de la popularidad de
Chávez y su laxo sentido de la ley para hacer de las suyas.

La conjura que ha llevado a Diosdado Cabello a la presidencia de la
Asamblea le ha asestado a Chávez un golpe más mortífero que el que le
fuera diagnosticado en La Habana.

Al alborear el año 2012, clave en la historia contemporánea de
Venezuela, el Presidente de la República asoma al nuevo año secuestrado
por la mafia que él mismo contribuyó a crear. No otra cosa indica el
nombramiento de Diosdado Cabello como autoridad máxima del poder
legislativo, al tiempo que se desempeña como vicepresidente del PSUV,
cuyo equipo de Prensa escribió que Cabello había sido "embestido este
jueves como Presidente de la Asamblea Nacional en la sesión de
instalación del parlamento correspondiente al año 2012".

En realidad, son Cabello y la "derecha endógena" quienes se han llevado
por los cachos a Chávez y los restos de la quimera revolucionaria. ¿Cómo
es que después de 12 años el hombre fuerte de la revolución, el que
ostenta los más altos cargos, sea un militar devenido millonario, un
magnate enriquecido durante el régimen, que se desplaza en su avión
privado o en las aeronaves del Estado, cuyo nombre consta en decenas de
denuncias por desvíos de fondos públicos, contra quien solamente en 2009
fueron presentados ante la Fiscalía 17 denuncias de corrupción (que
hasta el momento no han movilizado ninguna averiguación)? Hace dos
semanas, el 27 de diciembre pasado, Chávez se declaró "enemigo de la
corrupción, sea pública o privada". Y remató preguntando: "¿Cómo uno va
a avalar una estafa?". Quién puede creer que el pueblo venezolano,
incluso la fracción que sigue a Chávez, va a avalar la estafa que supone
Diosdado Cabello.

¿Lo cree el propio Chávez? ¿Desconoce Chávez al pueblo hasta el punto de
creerlo fiador de Cabello en cualquier cargo? Difícil de creer.

El ascenso de Cabello, epítome del oportunismo y la zafiedad, evidencia
que la revolución y el propio Chávez son rehenes del ala
mafio-pragmática, la que siempre se ha valido de la popularidad de
Chávez y su laxo sentido de la ley para hacer de las suyas. La conjura
que ha llevado a Diosdado Cabello a la presidencia de la Asamblea le ha
asestado a Chávez un golpe más mortífero que el que le fuera
diagnosticado en La Habana. Pecan de ingenuos quienes piensan que fue el
propio enfermo quien escogió a Cabello para ese sitial (que podría
ponerlo en la senda de Miraflores, en el caso de falta absoluta del
primer mandatario y con la ejecución de ciertas movidas diseñadas con
ese fin). Todos los indicios apuntan a un proyecto de sustitución de
Chávez, que incluye el desconocimiento absoluto de los sectores no
comprometidos con el festín de corrupción que ha sido el régimen.

Este evento, unido a los más recientes dentro del chavismo, confirma que
los cabecillas de este movimiento, moribundo con su líder, avizoran ya
el final de su hegemonía y quieren acumular todo el dinero que les sea
posible. Para eso emplazan sus fichas en el corazón de las minas y en
los alrededores, para garantizar que nada ni nadie va a impedir el
saqueo. La pobre revolución del pobre Chávez no ha sido más que un
parapeto anacrónico, fracasado, mentiroso, copado por ignorantes y
cínicos, que solo fue útil para quienes se subieron a su carro con el
objetivo de hacer dinero. En este grupo está incluido el entorno
familiar de Hugo Chávez, bajo cuya mirada alcahueta se ha llenado los
bolsillos su parentela hasta remoto grado de consanguinidad.

Y lo otro es que, como aquí no se sabe qué va a pasar y lo único en lo
que hay una relativa certeza es en la grave enfermedad que aqueja al
jefe del Estado, quienes detentan hoy el poder -y tienen mucho que
perder en el caso de un cambio drástico de gobierno- necesitan
agenciarse polos de entendimiento. Necesitan ver con quién van a hablar
en el intento de salvaguardar lo más posible una vez reemplazado el
gobierno o muerto Chávez. Y una de las iniciativas que, con toda
seguridad, tendrá que desplegar el nuevo gobierno será el de dialogar
con las fuerzas en desbandada. Mal comenzará el nuevo gobierno si sus
primeros gestos indican revancha o persecución a los caídos.

Cierto es que no es lo mismo justicia que venganza, pero mientras actúa
la justicia es mucho lo que puede ocurrir, incluido el diálogo con el
ala mafio-pragmática, que aún fuera del gobierno son muchas las vainas
que puede echar.

Convendría echar un vistazo al discurso del recién "embestido".

Allí están mencionados todos los individuos y grupos de quienes Cabello
se ríe a gritos. Comienza agradeciendo "al Pueblo venezolano y al
Comandante Chávez por el apoyo recibido".

milagrossocorro@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/8767836.asp

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