Germán Gil Rico
Miércoles, 11 de enero de 2012
Es imperativo insuflar ánimo razonable a los electores y arengarlos con
una consigna que bien podría ser: Contra el miedo, VOTA POR LA UNIDAD.
El 23 de Enero de 1958 la conjunción pueblo y Fuerzas Armadas derrocó al
dictador Marcos Pérez Jiménez. Un general que en representación del
estamento militar, consentida o arrogada, se hizo del poder para
ejercerlo en tiranía. En la madrugada culminó el enfrentamiento
sostenido durante 10 años por los venezolanos, conducidos por Acción
Democrática y el Partido Comunista, inamovibles en la vanguardia y
trincheras del batallar clandestino.
Ese día emergieron de las catacumbas, nimbados y portando la antorcha de
la libertad: estudiantes, trabajadores, profesionales junto con las
indómitas mujeres que habían acudido a la cita del 21 de Noviembre de
1957, para comenzar la batida final contra los sicarios del régimen y
liquidar años de oprobio. El hombrecillo, en correspondencia con el
"honor" de los de su tesitura, se fugó dejando innumerables muertos,
cargando maletas repletas de dinero mal habido.
Sin pérdida tiempo la ciudadanía acometió las tareas de reorganizar los
partidos, sindicatos, asociaciones profesionales y juntas pro-mejora de
las comunidades (las actuales asociaciones de vecinos) La Federación de
Centros Universitarios asumió la salvaguarda del orden público. Los
policías se habían esfumado. Y comenzaron largos días de vigilia
mientras líderes políticos, sindicales, estudiantiles, empresariales y
militares apagaban en los cuarteles focos de descontento estimulados por
oficiales fuertemente comprometidos con el prófugo.
Superado el desbarajuste inicial fue menester buscar un candidato
presidencial. Resultaron fallidas todas las fórmulas unitarias. Se
acordó que cada partido presentara su candidato y realizar una contienda
electoral de altura, dejando de lado el canibalismo que, entre otros
señalamientos tirados de los pelos, había servido a los militares como
argumento justificador del derrocamiento del Presidente Gallegos en
1948. Y santas pascuas.
Pero a poco andar no fueron tan santas ni pascuales. Con el derecho que
le asistía y le asiste, Acción Democrática presentó, recio debate
interno por delante, la candidatura de Rómulo Betancourt, su líder
histórico. Los comunistas que la acompañaron en la RESISTENCIA, hábiles
en las artes de engatusar a políticos recién llegados, ambiciosos o
desprevenidos atraparon al Contra-Almirante Wolfgan Larrazábal quien,
por lo demás era el Comandante de las Fuerzas Navales en Noviembre de
1948, cuando el Alto Mando Militar derrocó al Presidente constitucional.
Así, junto con algún líder verdaderamente demócrata pero sin fortaleza
para materializar sus ambiciones y ligerito para colocar en otros la
carga de su responsabilidad, convencieron al para el momento Presidente
de la Junta de Gobierno del glorioso significado histórico de su
participación en la contienda.
Sería mezquino negarles a los comunistas la capacidad mimética
demostrada desde sus primeras aventuras en la Rusia de 1917 que luego
fue URSS. Carentes de escrúpulos saltan de estigmatizadores de
"burguesía goda y explotadora como de la condena del militarismo al
servicio de los poderosos" al deleznables papel de lambiscones, si tan
rastrera conducta les propicia una rendija por donde colarse al centro
del poder y asaltarlo.
En una de esas piruetas no se limitaron con dar apoyo a Larrazábal y por
si acaso no se había dado cuenta de que le lamían las botas,
emprendieron una campaña para sembrar miedo entre quienes preferían la
opción Betancourt. Voceaban: "Rómulo no tomará posesión", "Rómulo será
derrocado antes de juramentar a sus ministros", "votar por Rómulo es
abrir el camino para la reinstalación de la dictadura". Todo eso y mucho
más sacaron del arsenal portado en sus alforjas. Llegó a tanto la
insania que impactó importantes cuadros de base, medios y de primer
nivel. Ante la infamia surgió la consigna: Contra el miedo, vota blanco.
En la actualidad, como los comunistas, sean militares o civiles, no
tienen capacidad para reinventarse andan de pazguatos con la misma
cantaleta: "que la FAN no reconocerán otro Comandante en Jefe", "que
para juramentarse y llegar a Miraflores el líder que derrote a Chávez,
lo hará navegando por un río de sangre" y muchas cosas de similar
contenido, envergadura y desvergüenza. Pero nada distinto a la
investidura y toma de posesión ocurrirá, salvo la natural tensión
generada por el momento histórico.
De allí que sea imperativo insuflar ánimo razonable a los electores y
arengarlos con una consigna que bien podría ser: Contra el miedo, VOTA
POR LA UNIDAD
No comments:
Post a Comment