La paz social es un bien tan supremo cuan preterido por los pueblos...
¡hasta que la pierden!
ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS | EL UNIVERSAL
jueves 12 de enero de 2012 12:00 AM
En Venezuela el 2012 será un año difícil porque habrá elección
presidencial. Antes los opositores, con sus inminentes primarias,
llegarán al Rubicón. ¿Lo cruzarán y se dirá que "Las cartas están echadas"?
Todo presagia un fuerte aumento de la crispación en la lucha por el
poder político y económico (en términos de administrar ingentes
recursos) y del terrible peligro consiguiente. Oportuna es una bifronte
evocación: la ingénita agresividad humana es tánta que, según algunos
especialistas de altos quilates, toda persona, si pudiera, desataría una
guerra. Y el principal móvil para matar gente no es el amor contrariado,
como muchos creen, sino el dinero. Así que hoy yérguese la tolerancia
como la ideal virtud a seguir, con urgencia de vida o muerte, por todos
los adversarios.
Tolerancia que ha de principiar por las formas. Máxime porque muchas
veces no se pierde la razón (cuanto a la justeza del planteo) sino las
formas. La cortesía, por mucho tiempo, pretendió ser menospreciada como
usanza de la burguesía, que la elevó al mayor refinamiento con modales
versallescos. Empero, el trato entre personas educadas es tan agradable
-como decía Cicerón- y potencia tánto la convivencia, que la
colectividad se perjudicó por esa despiritada pretensión. Sirva como
ejemplo la flamígera década de la revolución sexual y en especial el año
de 1968: hubo movimientos izquierdistas como el Mayo francés o la
"Segunda Revolución Francesa" y protestas en muchos países europeos
(como ahora con los "indignados") como Alemania, cuya generación del 68
insurgió contra aquel paraíso del consenso y abominó, entre muchas otras
cosas, de la cortesía en que había sido educada. Para Dannenberg así se
renunció a valores alemanes como la puntualidad, la eficiencia o el
trabajo. Y para otros el cambio a la educación antiautoritaria causó el
descenso del nivel educativo allá. En suma: se constató que la
desenfrenada expresión de intereses y agresividad era harto perjudicial
para la buena vida. La actividad política es fuente inagotable de
enfrentamientos y debe operar la protectora cortesía u hontanar del
convivir. El motivo socializador por excelencia es el respeto.
La prudencia es otra virtud indefectible si se quiere paz en situación
límite, cuando la conducta humana se degrada hasta el súmmum. Prudencia
para controlar la agresividad y sobre todo al liderar muchedumbres.
Azuzarlas es un crimen de la mayor malignidad. En Derecho penal es
crimen de violación presunta el poseer a una demente. Los delitos de
masas son perpetrados por inconcientes poseídos mentalmente por íncubos
instigadores o autores intelectuales. Y, en fin, que rija la enseñanza
de Rawls acerca de que es inicuo beneficiarse de la democracia y no
respetar sus reglas...
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