Tuesday, January 10, 2012

Chávez cierra el cerco

Chávez cierra el cerco
Armando Durán
Martes, 10 de enero de 2012

Este nuevo y lamentable episodio del proceso chavista comenzó hace pocos
días, cuando en una intervención inesperada, Hugo Chávez condenó al
limbo de los espacios sin importancia a Elías Jaua y a Nicolás Maduro,
sacó del baúl de los olvidos a Francisco Ameliach y a Ramón Rodríguez
Chacín, y nombró a Diosdado Cabello, instalado desde hace dos años en un
distante refrigerador para a ver si el país olvidaba los actos de
corrupción que se le atribuyen y su escandalosa derrota electoral a
manos de Henrique Capriles en Miranda.

¿De qué color era el caballo blanco de Napoleón? La pregunta
desconcierta, porque su respuesta es obvia. En la Venezuela actual, sin
embargo, la cuestión no parece ser tan elemental. Misteriosamente, aquí
hay quienes al referirse al dichoso animalito del emperador todavía
piensan en cualquier otro color menos en el blanco. Despiste de la
función cognitiva inducida por un inexplicable daltonismo político, que
puede ser utilizado por muchos dirigentes políticos y no pocos
encuestadores reconvertidos en analistas y asesores electorales para
reducir los sucesos ocurridos el pasado jueves en la Asamblea Nacional a
una simple provocación. Ya saben, otro de esos trapos rojos empleados
durante los últimos diez años para no llamar las cosas por su nombre.

Este nuevo y lamentable episodio del proceso chavista comenzó hace pocos
días, cuando en una intervención inesperada, Hugo Chávez condenó al
limbo de los espacios sin importancia a Elías Jaua y a Nicolás Maduro,
sacó del baúl de los olvidos a Francisco Ameliach y a Ramón Rodríguez
Chacín, y nombró a Diosdado Cabello, instalado desde hace dos años en un
distante refrigerador para a ver si el país olvidaba los actos de
corrupción que se le atribuyen y su escandalosa derrota electoral a
manos de Henrique Capriles en Miranda.

La designación de Cabello como presidente de la Asamblea Nacional y,
sobre todo, el carácter agresivo de su discurso permiten poner
claramente de manifiesto que la ilusión de los diputados no chavistas de
cohabitar con los representantes del régimen en un ámbito tan
teóricamente amplio como el Parlamento es una aspiración imposible en el
marco de una revolución que se precie de serlo. Con él al frente de la
Asamblea, no habrá nada para los enemigos del pueblo, ni un "tantico
así", sostuvo, sino puro y rabioso desprecio. Y para que nadie confunda
el sentido exacto de su amenaza, las huestes chavistas que lo
acompañaban insultaron, empujaron y agredieron a los diputados de la
MUD, que quizá ahora, ante la contundencia de las palabras y los hechos,
admitan ser diputados de la oposición, papel que se han negado
sistemáticamente a representar, porque según ellos Venezuela debe ser un
idílico territorio libre de confrontaciones políticas. Sin tener en
cuenta para nada que en la historia de las democracias occidentales los
partidos políticos, sus dirigentes y sus parlamentarios son, por
definición, o bien del gobierno o de la oposición.

De acuerdo con la visión que tiene Cabello del mundo y de los sólidos
principios golpistas y totalitarios que lo animan, la única tarea que
importa llevar a cabo en la AN es dictar las leyes que necesita la
"revolución" para construir el socialismo que la mayoría de los
venezolanos rechazó en las urnas el 2 de diciembre de 2007.

Una tarea, por supuesto, en la que de ningún modo tienen cabida los
parlamentarios que no sigan a pie juntillas la voz de mando del
comandante en jefe. Desde esta grotesca perspectiva de la realidad,
habrá que esperar por la decisión final de los 98 diputados del Gobierno
a la hora de designar las directivas de las comisiones parlamentarias,
cuyo objetivo, previsiblemente, no será en ningún caso abrir canales de
comunicación con los "otros" sino todo lo contrario.

En otras palabras, al comenzar este crucial año, Chávez, acosado por las
incertidumbres naturales de su enfermedad y por la naturaleza
catastrófica de su gestión presidencial, ha entendido el carácter
agónico de las elecciones de octubre y actúa en consecuencia para
cerrar, de la manera que sea necesario hacerlo, el cerco que les viene
montando a los venezolanos desde el mismo día que se alzó, no contra
Carlos Andrés Pérez, como él afirma, sino contra la democracia.

Para completar este espectáculo, el desfile militar que se prepara para
celebrar por todo lo alto el vigésimo aniversario de aquel fiasco
militar del 4 de febrero, presidido esta vez por el general en jefe
Henry Rangel Silva, el mismo que a cada rato nos recuerda que la tropa
de ningún modo reconocería una derrota electoral de Chávez, le servirá
al régimen para profundizar la radicalización del proceso. Primero, con
el nombramiento de Rangel Silva como ministro de la Defensa, y de
inmediato con los del nuevo vicepresidente, ¿acaso Jesse Chacón?, y los
nuevos ministros, seguramente militares vinculados a los golpes del 92,
del Interior y de Relaciones Exteriores.

Este es el desafío, desnudo ahora de engorrosos adornos democráticos,
que desde hoy mismo les presenta el régimen a los ciudadanos.

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/6191502.asp

No comments:

Post a Comment