Robin Rodríguez
Miércoles, 11 de enero de 2012
En Venezuela no existe un cambio estructural de la economía que permita
decir que estamos ante una economía que marcha hacia el socialismo y
mucho menos hacia el comunismo.
La inseguridad y la delincuencia agobian a los venezolanos, pero estos
12 años han servido para el surgimiento de nuevos ricos en el poder; no
tenemos empleos estables y bien remunerados; pero los nuevos ricos
aumentan sus ganancias con la dependencia económica del país y el
incremento de la importación de las cosas que consumimos y utilizamos.
Aumentó la deuda del país con los órganos financieros internacionales y
con países como China, pero los nuevos ricos de esta falsa revolución
despilfarraron y se apropiaron de los grandes ingresos por concepto del
aumento del barril del petróleo y así un sin fin de barbaridades
comedidas contra los interés del pueblo; pero lo aberrante e
imperdonable es que estos nuevos ricos estimulan la confrontación y
división de nuestro pueblo con una polarización absurda entre el
presente y el pasado, cuando en sus 12 años en el poder han reproducido
las practicas perversas y vende patria de las cúpulas que gobernaron
anteriormente.
En Venezuela no existe un cambio estructural de la economía que permita
decir que estamos ante una economía que marcha hacia el socialismo y
mucho menos hacia el comunismo. Los males estructurales de nuestra
formación económico-social se han profundizado. El modelo monoproductor,
rentista, estatista y dependiente que se construyó desde las primeras
décadas del siglo XX, basado en el desarrollo del negocio petrolero y la
distribución de su renta, se ha visto reforzado y profundizado
gravemente. El aumento de los ingresos por este concepto, junto a la
ampliación de la capacidad recaudadora del fisco nacional y a la
política de endeudamiento público (interno y externo), lejos de
apuntalar las posibilidades de impulsar un nuevo modelo de economía
diversificada, productiva y de desarrollo armónico y sustentable; solo
ha servido para conformar nuevos grupos económicos (la llamada
Boliburguesía o nuevos ricos) que se han enriquecido de manera rápida
y relativamente fácil al amparo del negocio petrolero, de las
importaciones y las contrataciones con el Estado en todas las áreas de
la producción, el comercio y los servicios.
Estamos ante nuevas cúpulas podridas manejando las riendas del país;
pero el poderoso y efectivo aparato de propaganda de Chávez y el enfoque
simplista de los problemas del país por parte de un sector de la
oposición, ha facilitado la manipulación del gobierno. No se habla del
paquete de medidas económicas de carácter neoliberal expresado en el
incremento de la dependencia económica, crecimiento del endeudamiento
o la instrumentación de las empresas mixtas, donde las transnacionales
ahora son socios en un 40% del negocio petrolero, a la vez que se
desmejora a los trabajadores al negarles la discusión de contratos
colectivos y en muchos casos, desconociendo los vigentes. Pero
mientras todo esto sucede, un sector de la oposición prefiere limitar
su análisis y criticas del gobierno señalando que ES COMUNISTA.
Necesitamos ser efectivos a la hora de confrontar con estas nuevas
cúpulas podridas. No ataquemos al chavismo como un todo, para evitar la
polarización que angustia a la mayoría del país; definamos y
desenmascaremos las políticas vende patria de Chávez y esa cúpula
podrida. QUEBRAR LA VOLUNTAD DE COMBATE DE LAS BASES DEL ADVERSARIO DEBE
SER LO FUNDAMENTAL DE NUESTRA ESTRATEGIA.
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