Miércoles, 11 de enero de 2012
El Presidente lleva trece años demostrando que puede equivocarse e
incluso malinterpretar situaciones y actuaciones, pero que también
analiza, corrige rumbos, es agresivo y astuto y un adversario de cuidado
Es difícil no sentir a veces que algunos precandidatos y dirigentes de
la oposición parecen más confiados y seguros de lo que debieran estar
que éste es el año final de Chávez. Un error que también podrían estar
cometiendo algunos voceros de los medios de comunicación que a veces
tratan el asunto con frivolidad digna de temas diferentes al que ahora y
hasta octubre de este año tenemos que manejar los venezolanos.
Es posible que Chávez haya perdido popularidad, es seguro que está
teniendo dificultades con la economía no importa cuánto dinero en
efectivo tenga en las manos ni cuánto esté dispuesto a lanzar a la
calle, la inflación por los errores de sus decisiones económicas y el
despliegue de liquidez monetaria son pecados económicos que se pagan
políticamente.
Pero pensar que Chávez pierde seguro las elecciones y la Presidencia
este año, es asunto diferente. El Presidente lleva trece años
demostrando que puede equivocarse e incluso malinterpretar situaciones y
actuaciones, pero que también analiza, corrige rumbos, es agresivo y
astuto y un adversario de cuidado. Que sigue teniendo pueblo, y mucho.
No llevaría trece años en el poder si no fuera así.
Los precandidatos presidenciales y los dirigentes de la oposición deben
tener fe en sí mismos y en sus posibilidades, pero también estar claros
en que esta pelea apenas comienza; que sin dudas esta vez la oposición
está más y mejor preparada, pero que aquí el campeonato se definirá por
una decisión que, lo más probable, es que sea muy cerrada.
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