Hugo Chávez, ¿agente de Estados Unidos?
Fabio Rafael Fiallo
Suiza 10-01-2012 - 4:18 pm.
De provocar el terremoto de Haití a inocular el cáncer: acusar a
Washington de los males de la tierra es la única estrategia de la
izquierda bolivariana.
A lo largo del siglo pasado, no fueron pocas las ocasiones en las que la
política norteamericana entró en colisión con los intereses legítimos de
países de América Latina. Ocupaciones militares (particularmente en la
zona del Caribe) y dictaduras promovidas o sostenidas por Estados Unidos
(Trujillo, Somoza, Pinochet) contribuyeron a fomentar en el
subcontinente latinoamericano un comprensible sentimiento de acrimonia
hacia Estados Unidos. Los libros de historia narran las epopeyas de
latinoamericanos insignes que dieron el frente con denuedo a desaciertos
de la política del Tío Sam.
Aunque legítimos en tales ocasiones, los posicionamientos críticos
frente a Estados Unidos se vieron desnaturalizados por una extrema
izquierda procastrista que ha hecho del antiamericanismo una especie de
negocio ideológico, convirtiendo a Estados Unidos en el culpable por
antonomasia de todos los males que padecía o padece la región.
Para gozar del favor y la simpatía de esa izquierda, no basta con
oponerse o haberse opuesto a tal o cual política estadounidense. Es
necesario dar muestras de antiamericanismo sistemático, en toda
circunstancia y en todo lugar, so pena de ser acusado de inconsistencia
pequeñoburguesa y de patriotismo intermitente.
Hoy en día, las ocasiones no abundan para culpar a Washington por los
males de nuestro subcontinente. Pues si hay una crítica que se le puede
formular a Estados Unidos desde el final de la Guerra Fría, no es el
inmiscuirse en los asuntos internos de América Latina, sino, al
contrario, el no mostrar interés suficiente por sus relaciones con los
vecinos del Sur.
A pesar de las nuevas circunstancias, la extrema izquierda
latinoamericana se empecina en tratar de mantener en vida su
antiamericanismo primario. Y ello, por simple conveniencia política:
acusar a Estados Unidos es un cómodo expediente para encubrir y
justificar los fracasos y desmanes de dicha izquierda.
Así pues, para esa izquierda, si la economía cubana se encuentra al
borde del colapso, no es porque el régimen castrista ha impuesto al país
recetas comunistas que han fracasado en todo el mundo, sino a causa del
embargo estadounidense (un embargo que, dicho sea de paso, no le impide
a Estados Unidos suministrar más de un tercio de los alimentos
importados por Cuba). De la misma manera, si Fidel y Raúl Castro
eliminaron totalmente, o Hugo Chávez y su comparsa suprimen
progresivamente, los derechos de la oposición y de la prensa
independiente, lo hacen, no porque intentan por esos medios espurios
perpetuarse en el poder, sino porque dicha oposición y dicha prensa son
"lacayos del Imperio".
En la subasta del antiamericanismo primario, todas las diatribas
encuentran comprador, incluso, o sobre todo, las acusaciones más
descabelladas y ridículas.
Es precisamente en esa materia en la que descuella el actual presidente
venezolano.
Tan pronto como hombres y mujeres, por centenas de millares, osan
desafiar a un régimen despótico enemigo o rival de Estados Unidos, Hugo
Chávez sale en defensa de ese régimen arguyendo —sin aportar pruebas—
que las protestas no son espontáneas sino orquestadas por "la mano del
Imperio".
Chávez procedió de esa manera en 2008, cuando los habitantes del Tíbet
se sublevaron contra el poder central de China. Lo hizo en 2009 cuando
los iraníes se lanzaron a la calle a pesar de una represión brutal. Y
arremete de nuevo hoy, con la misma retórica, para defender a un
Vladimir Putin cuyos designios continuistas suscitan una ola de
protestas sin precedentes en toda Rusia.
En lo que respecta a la declaración de independencia de Kosovo, Chávez
ve en la misma, no una respuesta natural a la "limpieza étnica" de
Milosevic, sino un burdo "plan imperial para dividir y despedazar al
mundo y de esa manera dominar".
Y cuando el pueblo libio reclama democracia y libertad, y Muamar el
Gadafi promete hacer una "carnicería" de quienes participen en
manifestaciones en su contra, lo que induce a las fuerzas de la OTAN a
acudir en socorro de los civiles y rebeldes de ese país, Hugo Chávez
denuncia una "masacre" perpetrada por "Estados Unidos y sus aliados".
En su delirio americanófobo, Chávez cruza un nuevo umbral en el momento
del terremoto que devastó Haití en enero de 2010. En esa ocasión, el
gobierno chavista declaró, sin sonrojo alguno, que el seísmo fue "el
claro resultado de una prueba de la Marina estadounidense".
Y ahora que se les ha diagnosticado cáncer a varios jefes de Estado
latinoamericanos, actuales o pasados, Hugo Chávez formula públicamente
la "hipótesis" de que el "Imperio" podría estar "induciendo" esa
terrible enfermedad a dirigentes de la región.
Extraño. ¿Por qué el "Imperio" no inocularía cáncer —pues sabe hacerlo
según Chávez— a verdaderos enemigos como Ahmadinejad o Putin, en vez de
emplear tan mortífero procedimiento contra dirigentes latinoamericanos
que, en realidad, no representan un peligro para Washington y con la
mayoría de los cuales mantiene relaciones de amistad?
¿Por qué emprenderlas contra un Hugo Chávez que, a pesar de toda su
injuriosa verborrea, en ningún momento ha cortado o suspendido los
suministros de petróleo venezolano a Estados Unidos? Porque, conviene
hacer notar que, frente al "Imperio", Hugo ladra pero no muerde.
Hay que rendirse ante la evidencia: las bufonerías de Chávez solo sirven
para cubrir el antiamericanismo de risa y escarnio.
Por ello cabe plantear la pregunta siguiente: si tal y como asevera
Chávez, el "Imperio" está en capacidad de movilizar pueblos, provocar
terremotos e inocular cáncer, ¿acaso no es posible que ese mismo
"Imperio" haya introducido una nanopartícula o un artefacto similar en
el cerebro de Hugo Chávez a fin de inducirle a proferir sandeces
extravagantes y juicios sin fundamento en contra de Estados Unidos y así
tratar de empañar la aureola de prestigio que, en la historia de América
Latina, se han ganado algunos posicionamientos críticos con respecto al
Tío Sam?
¿Hipótesis inverosímil? Sin duda. No más inverosímil, sin embargo, que
las acusaciones formuladas por el camarada Hugo contra el "Imperio"
aborrecido y que suscitan el embeleso en los círculos procastristas de
la región.
http://www.diariodecuba.com/internacional/9006-hugo-chavez-agente-de-estados-unidos
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