Thursday, January 12, 2012

Las hidras de la corrupción

Las hidras de la corrupción
Ramón E. Cornieles
Jueves, 12 de enero de 2012

Con la diferencia de que la corrupción en nuestro país ha alcanzado tal
magnitud y extensión que son muchas las hidras que pululan impunemente
en el pantano de nuestra cultura, y en particular, en la estructura
permisiva del régimen militar chavista donde las cabezas de las hidras
se reproducen prolíficamente con el fertilizante del ingreso petrolero.

De acuerdo con la mitología griega la "Hidra de Lerna" se describe como
un animal fabuloso en forma de serpiente de agua, con siete cabezas que
se reproducían en dos o más cabezas cada vez que las cortaban. Según la
leyenda, Hércules la abatió cortándole las cabezas de un solo tajo y las
cauterizó para evitar su reproducción.
Como es conocido, la corrupción en Venezuela tiene un parecido a las
características de la "Hidra de Lerna." Con la diferencia de que la
corrupción en nuestro país ha alcanzado tal magnitud y extensión que son
muchas las hidras que pululan impunemente en el pantano de nuestra
cultura, y en particular, en la estructura permisiva del régimen militar
chavista donde las cabezas de las hidras se reproducen prolíficamente
con el fertilizante del ingreso petrolero. La corrupción en Venezuela
tiene más facetas que el diamante Kohinoor que se exhibe en la Torre de
Londres; algunas practicadas sin pudor o vergüenza y otras más
subjetivas, de bajo perfil, estimuladas por la viveza, por las
oportunidades y por la indiferencia táctica para ganar adeptos,
influencias, lealtades, o simplemente para humillar o acallar
voluntades. Dentro de ese arco iris de modalidades activas y pasivas
(que esperan pacientemente como caimán en boca e caño) se pueden
catalogar las siete cabezas de la hidra de la corrupción venezolana.

En Venezuela hay ciertamente, hombres honestos. Pero son raros
especímenes en la niebla de la corrupción que cubre el país.
Evidentemente, la prédica del Libertador: "Moral y Luces son nuestras
mayores necesidades", tiene actualmente mayor vigencia; y se necesitarán
muchos Hércules para cortar las cabezas de las hidras de la corrupción,
como también una educación dirigida a todos los niveles para combatir la
corrupción crónica que azota al país, la cual es la verdadera enfermedad
de la nación.
Para una mejor demostración de lo antes expuesto, veamos algunas cabezas
de las hidras de nuestro pantano:


Las comisiones. La práctica de las comisiones es de vieja data. Guzmán
dejó una deuda memorable con los préstamos que hizo con la construcción
de los ferrocarriles. Lo cual le permitió vivir en París como un Pachá
con los beneficios derivados de las comisiones. El grupo íntimo de Pérez
Jiménez exigía el 15 por ciento a los contratistas de las numerosas
obras que ejecutó.


El general Baduel ha revelado recientemente que las compras de armamento
a Rusia han sido negociadas con una comisión de 20 millones de dólares
puestos sobre la mesa. Y en España, según la prensa, un intermediario ha
sido el beneficiario de las compras de lanchas para la Armada.


En el país del asombro, las pérdidas de la importación de alimentos
tienen un efecto multiplicador en los beneficios derivados de los peajes
y de la negociación de las comisiones en todas las etapas del proceso.
Las preguntas sin repuestas quizás son la mejor guía a las sospechas de
una enorme corrupción asociada con la importación de alimentos:


¿Cómo se otorgan los permisos de importación?


¿Qué control ejerce Cadivi en el otorgamiento de los dólares para la
importación de alimentos y en el control del pago por los alimentos
comprados?


¿Qué garantía se exige en la calidad de los alimentos comprados?


¿Quién demuestra el precio de los alimentos comprados, el vendedor o el
comprador?


¿Quién negocia el flete y los contenedores?


¿Quién paga el flete por el retraso de los buques en descargar?


¿A qué se deben los retrasos en las aduanas? ¿Hay peajes involucrados?


Cuando se descubren contenedores con alimentos podridos, ¿quién negocia
su transporte para esconderlos en sitios lejanos?


¿Qué control se ejerce para evitar el reciclaje o venta de alimentos
podridos antes de enviarlos a los basureros y quién negocia su transporte?


¿Quién lleva el control de costos de los contenedores usados y su pronto
retorno?


¿A cuánto alcanza la pérdida por contenedores retenidos y destruidos?


Como puede observarse o sospecharse, la pérdida asociada con la
importación de alimentos es de una enorme magnitud, donde además de la
corrupción, destaca la falta de planificación de la logística de los
suministros. Evidentemente la gerencia del régimen militar socialista
demuestra, a todas luces, estar perdida en el laberinto de su propia
ineficiencia.


Si para la muestra basta un botón, imaginemos la dimensión de la
corrupción que impera en los numerosos proyectos que manejan los
favoritos del Presidente.


Licitaciones y contratos a dedo. La mayoría de los proyectos del régimen
socialista se otorgan a dedo y es común nombrar militares sin
experiencia administrativa con el objeto de ganar lealtades y con el
interés privilegiado del "póngame donde hay" en lugar de realizar la
tarea asignada. Es conocido que a muchos proyectos que otorga el Estado
no se les cuestiona su costo ni su rentabilidad. A eso se deben los
numerosos proyectos paralizados, los cuales se empezaron a ejecutar sin
establecer prioridades y sin determinar los recursos financieros
disponibles. Proyectos en sitios lejanos justificados o inventados,
carentes de supervisión, no se realizan y se cobran a plenitud. Muchos
proyectos se realizan en conchupancia con contratistas privilegiadas
que hinchan los precios con comisiones subrepticias. Estimuladas hoy,
aún más, con la inflación rampante que azota al país. Como los proyectos
son el medio ideal para generar comisiones, muchos trabajos innecesarios
o de cuestionable rentabilidad se inventan para que la máquina de la
corrupción no se detenga.


Cualquier excusa es válida, y si no se le inventa para no realizar una
licitación y otorgar a dedo un contrato opaco negociado en los
conciliábulos de los interesados. La competitividad que es necesario
promover para reducir los costos de los proyectos es a menudo ignorada y
en su lugar se registran varias empresas de un mismo dueño participantes
en la licitación; y no es de extrañar que el condueño de la empresa sea
el que otorga el contrato. Es decir, pagarse y darse el vuelto es una de
las facetas de nuestro diamante de la corrupción. Cuando cambia una
administración es común que la nueva se inicie con nuevas empresas
contratistas o suplidoras amigas del funcionario de turno.


Otra faceta de la corrupción está relacionada con el diseño de las obras
de infraestructura. A nadie escapa de su atención el sobre diseño de las
fundaciones ciclópeas que se observan en los proyectos de los
ferrocarriles Valencia-Caracas, Guatire-Caracas, y (el que no se sabe
para qué); Las Mercedes-Cabruta. Obviamente, cuanto más grande sea el
volumen de la infraestructura, mayor será su costo y mayor será el
reparto de comisiones entre sus felices beneficiarios. Los ferrocarriles
podrán tener su justificación electoral, pero en la competencia con las
carreteras la decisión de su construcción deberá estudiarse
cuidadosamente, particularmente su beneficio-costo.


De lo que no hay duda, es de que algunas obras de infraestructura
-chatarra que nos dejará el régimen de Chávez por inoperantes- serán
para las futuras generaciones símbolos de la incapacidad y corrupción
del pregonado socialismo del siglo XXI.


Como la corrupción se ampara en la confidencialidad, los contratos
asignados a dedo son el instrumento ideal para sacarle furtivamente el
mejor provecho a las comisiones. Por supuesto, algunos contratos con
firmas especializadas o por los beneficios de la oferta, los contratos
asignados a dedo se justifican, pero eso no excluye que los medios de
negociación sean transparentes, lo cual es la práctica de una gerencia
ética. El caso de los puentes sobre el Orinoco es un buen ejemplo del
comentario anterior. En los países nórdicos de Europa y en Japón,
Francia y en los Estados Unidos se han construido recientemente puentes
espectaculares cuyos costos pudieran compararse con los proyectados
sobre el Orinoco. Muy poco se sabe de los costos de financiamiento por
parte de los bancos brasileros, como tampoco el costo final de las
obras. Lo que sí se sospecha es que tanto Odebrecht como los banqueros
cariocas y los negociadores venezolanos, deben estar refregándose las
manos con el contrato de los puentes. La deuda que tiene el gobierno
venezolano con Odebrecht es de 5,400 dólares y 38 por ciento de su
cartera está vinculada a proyectos que se realizan en Venezuela donde
las firmas de ingeniería venezolana tienen escasa participación. Según
suplidores, esta firma es mala paga, lo cual no es de extrañarse ya que
el gobierno tiene pagos retrasados de 800 millones de dólares, lo que
motivó el viaje de Lula a Venezuela y las presiones de la señora
Rousseff durante su reciente visita a Margarita. Para añadirle leña al
fuego, a Odebrecht le otorgaron el proyecto de aguas residuales de
Maracaibo para transportarlas a El Tablazo a través de un acueducto
submarino atravesando ocho kilómetros del estrecho del lago.


Como los hechos de corrupción en Venezuela tienden a ser tan frecuentes
como los homicidios, recientemente se ha revelado que las emergencias
son campo propicio para otorgar contratos o proyectos a dedo, a empresas
advenedizas sin cuestionamiento de su costo o el análisis de otras
ofertas competitivas de empresas de experiencia. Para ilustrar el
aserto, con las fallas del suministro de energía a nivel nacional, la
falta de experiencia no impidió que EDC, CVG y PDVSA le otorgaran doce
contratos de obras eléctricas a Derwick Associates Venezuela (DAV).
Cinco de ellos importantes para el suministro de energía eléctrica, los
cuales muestran atraso en su entrega. DAV a su vez contrató a otra
empresa sin experiencia en el sector público registrada apenas en
octubre de 2009, para la ejecución de los trabajos antes mencionados.
Evidentemente, no se necesita ser un lince para sospechar que los dedos
que otorgaron esos contratos salieron dorados y felices de esa
experiencia, como también sus beneficiarios.


La corrupción furtiva. La viveza de no asistir al trabajo, de no cumplir
con obligaciones contraídas, de pasar el tiempo divagando en
conversaciones banales en perjuicio del empleador o de quien paga su
salario, es una práctica burocrática muy extendida, en menor grado en el
sector privado, pero de enorme gravedad en la gigantesca nómina del
gobierno, la cual alcanza, según registro, 2 millones 300 mil empleados
que viven del rentismo petrolero.


Para que se tenga una idea, Japón con 100 millones de habitantes tiene
una burocracia administrativa de un millón de empleados. El fomento de
la vagancia genera corrupción: razón por la cual en el estamento
institucional del gobierno al tiempo se le saca provecho inventando la
pólvora de prácticas corruptivas, tales como la venta de drogas o armas
en las cárceles y en actos de menor cuantía, como se observa en algunas
universidades bolivarianas donde los alumnos nunca han visto al rector o
decanos, pues éstos están ocupados en actividades privadas.


La corrupción impúdica. La corrupción desvergonzada en el país es de tal
frecuencia y magnitud que ya no causa asombro. Los maletines repletos de
dólares enviados a la Argentina, los dineros de la Nación, llena de
necesidades, enviados a otros países, el hipotecamiento a futuro de los
ingresos petroleros, el narcisismo presidencial exigente de una lujosa
percha, la inexplicable deuda contraída teniendo los mayores ingresos
petroleros jamás antes registrados, la venta de activos de la nación a
precio de gallina flaca, la inversión en proyectos en el exterior que
son de dudoso beneficio para el país, el desfalco del fondo de
pensiones de los jubilados permitido por ejecutivos de PDVSA y, para
colmo, la reciente venta a Colombia de un lote de productos de Sidor
para beneficio personal de su presidente sin que haya habido ninguna
imputación delictiva. Con los ejemplos descritos la corrupción en
Venezuela es campo florido irrigado con la fuente de la impunidad.


La pregunta expectante es qué hacer para atenuar o reducir la corrupción
en Venezuela. La repuesta no es fácil y el "cómo" es aún más difícil.
Dar el ejemplo es quizás el primer paso, lo cual no puede hacer Chávez
embadurnado hasta el cuello con el cieno de la corrupción como también
sus adláteres administrativos. Para combatir la corrupción en el ámbito
de la nación se necesita una Contraloría autónoma con auditores
profesionales bien remunerados, de buena formación académica y
especializada, ubicados estratégicamente en los lugares donde se manejan
los mayores ingresos y egresos de la nación. El uso de auditores
externos de reputación profesional para trabajos esporádicos o
recurrentes no debiera descartarse.


En Colombia, por ley, por cada trabajo o proyecto que se realiza para el
Ejecutivo, se tiene que contratar una firma independiente de auditoría
externa que certifica que los pagos a la firma contratista se realicen
de acuerdo con el progreso de la obra. Una buena idea para utilizarse en
la negociación de equipos, en la reparación y mantenimiento de buques de
la Armada, tanqueros, y equipos afines, donde los astilleros, como es
conocido, hacen su agosto con las prácticas corruptivas.

Combatir la corrupción podría considerarse una empresa quijotesca para
lo cual se necesitan como armas de apoyo: el ejemplo de una conducta
ética en los niveles superiores de la administración, los controles de
una buena gerencia que huela desde lejos los focos de la corrupción, la
acción punible sin contemplaciones ante el delito, la divulgación
pública del mismo, y el compromiso y la voluntad política de combatir la
corrupción.
La corrupción es el cáncer de Venezuela, y su metástasis ha alcanzado
hasta los más bajos estratos de la administración pública, a tal punto
de que actualmente, de acuerdo con la lista de naciones de Transparencia
Internacional, se nos señala como uno de los más bajos del mundo.


Ramón E. Cornieles estuvo al servicio de la industria petrolera durante
37 años, periodo durante el cual fue director de Refinación de Shell en
Venezuela, director de Operaciones de la Petroquímica, director de
Producción y luego de Exploración de Maraven, y presidente de Bariven,
las tres últimas empresas, filiales de Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Como parte de su desarrollo profesional, Cornieles fue becario de Shell
durante nueve años y estuvo en Europa por espacio de tres años
recibiendo adiestramiento especializado

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/4881714.asp

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