Domingo Alberto Rangel
Viernes, 2 de diciembre de 2011
Si Chávez no opta por las muletillas de izquierda, no obtiene las
inmensas cuotas de popularidad que le acompañan desde el primer momento.
Pero sólo en la escogencia de las consignas de izquierda que lo
emparentan con la izquierda, todo en el movimiento chavista es de
inspiración fascista.
En los análisis teóricos sobre el movimiento bolivariano predomina una
confusión parecida a la que suele reinar en las perturbaciones
cromáticas que llevan a tomar unos colores por otros. El movimiento
bolivariano, el PSUV o con mas sencillez, el chavismo, pasa por ser un
movimiento de la izquierda revolucionaria de inspiración marxista y
contextura muy avanzada. Nada más ajeno a la filosofía, si es que esta
palabra cuadra con unas gentes como las de ese mundo que están en las
antípodas de todo lo que significa inquietud intelectual o desvelos
doctrinarios.
El chavismo o PSUV es el viejo caudillismo venezolano, forjado en los
campeonatos de las guerras civiles que, necesitado de una plataforma
ideológica, apeló o se vio forzado a apelar a las muletillas de la
izquierda pues éste era la única que en 1992 cuando el comandante Chávez
irrumpe desde el cuartel donde presta sus servicios, militaba en la
oposición.
Si Chávez no opta por las muletillas de izquierda, no obtiene las
inmensas cuotas de popularidad que le acompañan desde el primer momento.
Pero sólo en la escogencia de las consignas de izquierda que lo
emparentan con la izquierda, todo en el movimiento chavista es de
inspiración fascista.
El chavismo está, digamos como primer paso, destinado a esclarecer los
infundíos y borrar las confusiones, militarista. Basta en las filas del
PSUV haber hecho una carrera militar o haber pertenecido por unos meses
siquiera al cuerpo de oficiales de una cualquiera de los cuatro
componentes de las Fuerza Armada para subir hasta la estratosfera
política dentro del movimiento. Tan intolerantes son los militares
chavistas que en días pasados hicieron regresar desde La Habana a
Venezuela, al mismísimo comandante Chávez para disipar una aguda crisis
creada por un grupo de oficiales bolivarianos en Fuerte Tiuna que
anunciaron allí sin tapujos de no concurrir al desfile del 5 de Julio si
lo presidia Elías Jaua.
El pobre Jaua se dará cuenta que los desertores de la izquierda tienen
que maldecir, de manera pública y reiterativa, su propio pasado si
quieren hacer carrera tras una deserción. El espejo para los desertores
es Rómulo Betancourt, quien paso más de medio siglo maldiciendo a los
comunistas y agrediendo al comunismo tras haber militado unos pocos años
en el Partido Comunista de Costa Rica. Para que la derecha crea en la
sinceridad de los arrepentidos, estos últimos deben atacar todos los
días la vieja fe, ser apóstatas beligerantes y orgullosos.
Chávez resulta un caudillo a la venezolana que nada agrega a José
Antonio Páez, Antonio Guzmán Blanco, Joaquín Crespo o Cipriano Castro.
Personalistas y dicharachero, Chávez oscila entre pintoresco y
simpático. Tienen gracia como la tuvo Panchito Alcántara quien decía que
el Tesoro era como el Guaire, todos tiene el derecho de meter allí su
pichagua y solo se discute el tamaño de la pichagua. En otra ocasión
esta misma persona, cuando alguien le pregunto cuál era su programa de
gobierno respondió, exprimiendo el cinismo, tirarle una morocota a todo
el que pase frente a la casa de gobierno. Un movimiento tan rupestre no
puede tener ideología, pero lo que podría sustituir en él a la ideología
es de neto corte fascista.
El PSUV reivindica un indigenismo de raíz racista. El culto al pasado
pre colombino, la exaltación de un remotísimo pasado indígena constituye
uno de los rasgos básicos del actual oficialismo. Ignoran los caudillos
de PSUV que entre los aborígenes hubo clases sociales pugnaces entre sí,
guerras atroces sin que hubiere aparecido ningún movimiento de
resistencia. En cambio en España, mientras se realizaba la conquista de
América, los comuneros de Castilla realizaban la guerra campesina más
avanzada de Europa hasta aquel momento. El régimen implantado por España
fue infame como todo colonialismo pero nada de esto autoriza a
introducir ese fascismo para tontos que es el indigenismo.
El movimiento bolivariano tiende a crear una organización social que
coloca a la clase obrera a disposición de la burguesía nacional. Los
consejos obreros constituyen el intento más descarado e infame de
convertir al proletariado en un apéndice de la burguesía. Es el fondo un
infeliz intento de crear la situación que fue característica de Alemania
e Italia en los años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial.
El descarado y obsesivo culto a la personalidad es otro rasgo que
identifica a nuestros bolivarianos con el fascismo de todas las
coloraciones y variedades. Los fascismos de Europa exaltaban más allá de
toda ponderación a todos sus jefes. Es verdad que no solo incurrieron en
ese pecado los movimientos fascistas, pero en el comunismo soviético
hubo copiosas autocriticas por el derroché de cursilerías y en general
por todas las miserias que acarreo el culto a la personalidad.
El régimen venezolano pasa por socialista o usa la palabra socialista
para definirse. La experiencia de la Europa Oriental nos induce a pensar
que en sociedades atrasadas, la única manera de promover y realizar una
política industrializadora radica en instituir y crear empresas
estatales que luego, robustecidas y prosperas serian privatizadas. En la
URSS y en general, en la Europa del Este se creó una burguesía ya desde
tiempo de Stalin, era una burguesía táctica que esperaba su oportunidad.
Aquí el chavismo viene creando "su" burguesía. ¿Qué otra cosa son
Diosdado Cabello, Aristóbulo Isturiz, José Vicente Rangel y Darío Vivas,
sino burgueses avergonzados que no puede confesar o mostrar su
enriquecimiento.
Ellos pueden decir hoy, menos aprovechamos a fondo de las ventajas de
las cuales gozamos para que nuestros nietos no se vean obligados a hacer
lo mismo. La burguesía chavista es en cuanto a hipocresía, lo más
refinado que hayamos tenido en los últimos cien años. Coloca más de un
millón de barriles de petróleo en los Estados Unidos, sus dirigentes se
enriquecen con una presteza que nadie en el pasado venezolano llego a
demostrar y encima de eso hablan como revolucionarios. Se necesita
cinismo pero también el cinismo requiere de artistas y estos lo son
hasta lo sublime.
De tanto ver triunfar las nulidades, de tanto ver prosperar el deshonor,
de tanto ver crecer las injusticias, de tanto ver agigantarse el poder
en malas manos, el hombre llega a desanimarse de la virtud, a reírse de
la honra y a tener vergüenza de ser honesto
Rui Barbosa(poeta brasileño).
"Cuando una nación pierde su coraje moral, comienza a deambular por la
historia con paso de náufrago"
José Piñera
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