Unos pocos le siguieron sacando partido a sus "buenas relaciones" con el
poder. Sí, la misma historia...
MARÍA ISABEL PÁRRAGA B. | EL UNIVERSAL
lunes 26 de diciembre de 2011 12:00 AM
Y llegó la última semana de este 2011. Un año cargado de sorpresas y
otros hechos que aunque tal vez no sean novedosos son parte de una
cotidianidad que, definitivamente, queremos cambiar.
Sin duda alguna, la noticia que mayor sorpresa causó en el ámbito
nacional fue la enfermedad del líder máximo. Sin embargo, dicho por él
mismo, a los pocos muy pocos meses se dio el hecho casi milagroso de su
total curación. Y si alguien tiene dudas a las palabras del comandante
remitimos cuando cada vez que puede repite la expresión de que en su
cuerpo ya "no hay ni una célula cancerígena".
Dicho esto y como quiera que se vea este es un tema que ha sido tratado
con total secretismo por las fuentes oficiales, esa información ha sido
relegada "al rincón del chisme", quedando para conversaciones de
sobremesa y el típico "yo tengo un primo, que tiene un amigo cuyo
hermano trabaja con un alto chivo que dice que"... Así que ante esto,
mejor pasemos la página. ¿Qué más tuvimos este año? Más de la misma
receta: verbo encendido, anti imperialismo (pero vendiéndole petróleo a
los malos de la partida), muchas estatizaciones que al final conducen o
a la quiebra de las empresas otrora en manos privadas o a la "vuelta
atrás de esas medidas buscando una administración en conjunto porque no
hay quien pueda con eso", también hubo leyes "corset" como la de los
alquileres o la del precio justo, tuvimos un "sarao" internacional como
la cumbre del Celac en la que se gastó mucho pero se logró un buen
efecto propagandístico y, por sobre todas las cosas, en este último
trimestre dada la curación presidencial, el "encendido de los motores"
de lo que será la campaña presidencial: Misiones a más y mejor o lo que
es lo mismo: ¡hay que comprar voluntades a costa de lo que sea! ¿Qué no
hay dinero? Allí están los chinos para seguir endeudándonos. Mañana
nuestros nietos continuarán pagándolo...
Lo que sí vimos, vivimos y sufrimos son nuestros males cotidianos que
parecieran incrementarse. La inseguridad que nos toca en carne propia o
nos salpica en nuestros seres más queridos, la ausencia de trabajos
productivos y bien remunerados, el desastre de nuestra infraestructura
con calles, avenidas y autopistas llenas de huecos y a oscuras, las
fallas en los sistemas de educación y de salud, la suciedad de nuestras
ciudades, los mendigos niños y adultos deambulando su miseria...
Este año no fue bueno para muchos aunque unos pocos le siguieron sacando
partido a sus "buenas relaciones" con el poder. Sí, la misma historia de
otros gobiernos y de este...
Sin embargo, este año nos deja abierta una esperanza que no es otra que
la ruta marcada para el que viene. Lo mejor del 11 será el 12, pero de
eso hablaremos en el próximo capítulo...
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