Friday, December 30, 2011

Criterios sucesorales

Criterios sucesorales
Diego Bautista Urbaneja
Viernes, 30 de diciembre de 2011

Chávez va a jugar durísimo las dos cartas principales que tiene en mano.
La una, la enorme cantidad de dinero de que dispone, para ir haciendo
populismo al menudeo, detectando sector tras sector en situación de
necesidad, para irle asignando a cada uno, semana tras semana, su
chorrito de renta petrolera. La otra, el hecho de que él y su gobierno
son el status quo, a favor del cual juegan todas las fuerzas del
conformismo, de la inercia, de los negocios del día a día.

El tema sucesoral está tomando cada día más importancia en el mundo del
chavismo. Chávez mismo hará cuanto esté a su alcance para ser el
candidato. Si los médicos le aseguran que podrá estar en actividad por
más de un año, será seguramente el abanderado del Gobierno. Desde luego
que sabe muy bien que él es la mejor carta que su bando puede presentar
a las elecciones de octubre. Pero también ha de tener conciencia de que
el tema de su sucesión debe ser abordado y, en lo posible, solucionado.

El descarte de Maduro resultó en este sentido una noticia
desconcertante. Maduro tenía cualidades importantes para el delfinato.
Discreto, buenas relaciones con Cuba, roce internacional, leal. Las
hipótesis de su descalabramiento pueden ir por los lados de alguna
grabación o algún chisme que disgustó sobremanera a Chávez, recurso
frecuente con los que las facciones internas se atacan unas a otras en
ese tipo de entornos políticos. También es posible que la designación de
Maduro como sucesor hubiera tensado en exceso las relaciones de fuerzas
dentro del chavismo, donde Cabello tendría mayor peso que cualquier otro.

Otros nombres que suenan, como los de Adán o Jaua, posiblemente no
cuenten al final, pues su radicalismo va contra la mayor necesidad que
en este momento tiene "la revolución": estabilizarse.

Chávez va a jugar durísimo las dos cartas principales que tiene en mano.
La una, la enorme cantidad de dinero de que dispone, para ir haciendo
populismo al menudeo, detectando sector tras sector en situación de
necesidad, para irle asignando a cada uno, semana tras semana, su
chorrito de renta petrolera. La otra, el hecho de que él y su gobierno
son el status quo, a favor del cual juegan todas las fuerzas del
conformismo, de la inercia, de los negocios del día a día. Ambas cartas
las juega Chávez sobre el piso de un electorado duro, de fidelidad casi
religiosa, que oscila alrededor de un treinta por ciento.

Ahora bien, para que esta segunda carta funcione a pleno rendimiento,
Chávez necesita mandar un mensaje de estabilización. Maduro era una
señal en ese sentido. Descartado ese nombre, por las razones que sea,
está Cabello. Se dice de él que es el hombre con más fuerza real dentro
del partido. Pero, sobre todo, que es un hombre sin mayores inquietudes
o compromisos ideológicos, que lo suyo es el poder y el dinero, y que no
significa una amenaza de radicalización del "proceso". Por todo eso es
que se dice que no es del verdadero agrado de Chávez, pero lo mismo que
lo hace poco agradable a los ojos del barinés, lo hace adecuado para
llenar las necesidades que actualmente tiene su proyecto político: la de
reafirmarse como status quo, la de reducir por ahora su carácter
amenazante, y la de enviar el mensaje de que "la revolución" llegó hasta
donde llegó, y de que ahora y por los momentos, se trata estabilizar lo
alcanzado y quién sabe si hasta de retroceder un poco, en cuanto al
disparatado manejo de la economía se refiere y al abuso de los derechos
humanos de opositores con los cuales ha habido un ensañamiento más bárbaro.

Así, pues, populismo de menudeo y a manos llenas por un lado, status quo
y mensajes de estabilización por el otro. Esa es, a mi juicio, la
combinación de pilares sobre la que Chávez va a conducir su estrategia
política en los meses por venir.

Si lo que voy diciendo corresponde a la realidad, esos deberían ser
también los criterios con los que Chávez resuelva el problema de su
sucesión. Requiere designar un nombre que signifique estabilidad y
capacidad de contraer acuerdos con sectores siempre dispuestos a ello,
si se les aseguran buenas perspectivas de negocios.

Por cierto que por ahí andarían también los intereses de Cuba, tan
influyentes en todo lo que hace este Gobierno. El Gobierno cubano debe
tener en este momento poco interés en la radicalización de la "la
revolución" bolivariana. Le debe interesar más bien un gobierno de
Chávez un poco menos frágil en lo económico y que tome vías un poco más
racionales y pragmáticas.

Luego están, en cuanto a las cartas por jugar de parte del oficialismo,
los temas convencionales contra la oposición, que desde luego serán
usados una vez más. Ricos contra pobres, el "no volverán", el 11 de
abril, y todo el combo ya conocido. Las precandidaturas de la Unidad a
las primarias muestran al respecto diferentes grados de vulnerabilidad,
y con seguridad que el Gobierno ya tiene una clara preferencia al
respecto y una idea bastante precisa de a cuál candidato no quiere ver
triunfador en las primarias.

dburbaneja@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/8933689.asp

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