Wednesday, August 31, 2011

Lo pequeño es odioso

Lo pequeño es odioso
Alexei Guerra Sotillo
Miércoles, 31 de agosto de 2011

Se ufana la actual (indi)gestión "revolucionaria" de la presencia en las
alturas de un satélite, el Simón Bolívar, mientras en buena parte del
país no puede garantizar un servicio más o menos regular de energía
eléctrica

No se trata en estas líneas de atacar a la comunidad de personas enanas.
Tampoco sugiere el título precedente algún improperio disimulado contra
la tremendura infantil, exacerbada posiblemente en pleno receso escolar
e hiperactividad vacacional. No. Se trata más bien de comentar cierta
tendencia muy venezolana, arraigada sobre todo en la estructura mental
de quienes se encargan de gerenciar el Estado desde la Administración
Pública, sin negar su presencia en predios privados o particulares,
caracterizada por un amor a la grandilocuencia, a los megaproyectos, al
diseño y promesa de grandes obras, mientras las cosas más elementales,
las necesidades más sencillas, los problemas más cotidianos, siguen y
permanecen sin resolución alguna.

Se ufana la actual (indi)gestión "revolucionaria" de la presencia en las
alturas de un satélite, el Simón Bolívar, mientras en buena parte del
país no puede garantizar un servicio más o menos regular de energía
eléctrica. Critica el Presidente Chávez, en la soledad de su
empecinamiento por arrimarse a malas juntas, la situación en Libia y lo
que le está ocurriendo a su pana Gadaffi, a las muertes en Libia, pero
ni una letra sale de su boca para referirse a las decenas de muertes
que, a cada hora, enlutan hogares venezolanos víctimas de la
inseguridad. En algún momento de inflamación del ego, se refirió el jefe
de Estado a la posibilidad de desarrollar la energía nuclear en el país,
mientras millones de compatriotas padecen la ausencia de servicios
públicos básicos como agua o un sistema de cloacas en barrios y zonas
populares urbanas.

Además de la lamentable falta de continuidad administrativa que la
desinstitucionalización progresiva del Estado venezolano ocasiona,
trastocando la permanencia de políticas o iniciativas loables entre
cambios de gobiernos, amén de la mezquindad e inmadurez política que se
expresa en el no reconocimiento por parte de un político que asume un
cargo de lo positivo en la gestión de quién lo está entregando, lo que
priva en muchos burócratas investidos de algún grado de poder, es un
interés por "parecer" y no por "ser", es decir, aparentar que se está
trabajando o resolviendo un problema, y darle encima publicidad al
asunto, antes que preocuparse por lograr, calladamente, su resolución.

El pantallerismo citado, puede Ud. apreciarlo en el número de vallas
gigantes que están desperdigadas a lo largo y ancho de la geografía
nacional, en muchos casos con la presencia obligatoria del perfil
presidencial junto al rostro o imagen del gobernador(a) o alcalde(sa) de
la entidad regional o municipal, al lado de cualquier obra,
construcción, remodelación o terreno que exhibe justamente un vacío, una
nada, una promesa inconclusa, una mentira fresca de la "revolución".

Gerenciar supone toma de decisiones, distribución y asignación de
recursos, resolución de problemas, consideración de los objetivos
trazados, del tiempo disponible y de los plazos para cumplirlos,
seguridad en el conocimiento y experticia que se tiene, pero también (y
quizás más importante en ocasiones) humildad para reconocer la
ignorancia o incapacidad sobre un tema, y para delegar en quien sí
conoce o puede abordarlo de mejor manera.

El problema es que el actual gobierno "revolucionario" que tanto critica
y se queja de los gobiernos anteriores, ya se ha convertido en "un
gobierno anterior", en trece años de fracasos, promesas incumplidas y,
tristemente, en recursos mil millonarios dilapidados y desperdiciados en
caprichos intrascendentes, delirios ideológicos y una insaciable
corrupción en algunas élites gobernantes, incapaces hoy de ofrecer
alguna obra permanente, y lo que es peor, la solución de los problemas
más sencillos y sentidos de los venezolanos: que no los maten al salir a
la calle, una economía saludable, una vivienda digna, un sistema de
salud eficiente.

Si pudiéramos asumir como país, acaso tres o cuatro grandes
problemas o necesidades, y diseñar un plan a cumplir a capa y espada
producto de consensos mínimos y la participación de todos, por muy
utópico que ello parezca, tendríamos al menos la certeza de concentrar
los esfuerzos y recursos en temas que verdaderamente nos permitirían
tener una mejor calidad de vida, una mejor economía, educación, salud o
vivienda.

Sobre todo porque este gobierno "socialista" en lugar de
asumir el espíritu del celebre libro de E. F. Schumacher "Lo pequeño es
hermoso", prefiere en su lugar, y enrumbando a su total ocaso y
decadencia aferrarse a la frase "Lo pequeño es odioso."

alexeiguerra@yahoo.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/2556533.asp

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