Enrique Prieto Silva
Martes, 30 de agosto de 2011
Dijimos antes, que todo lo que sube baja, y en ello el tiempo y la
acción de la gravedad son inclementes. Nos referimos a la acción de los
árabes con su cadena o dominó contra los déspotas, cuando el mundo está
cambiando, sin imperios y sin polarizadores, bajo un solo reclamo:
¡libertad! y lucha contra los tiranos y los filotiránicos que los apoyan
y secundan. Lo que ocurre en el norte de África y lo que comienza a
ocurrir en la república bolivariana alerta con claridad la sordera
contra el discurso majadero, que no da para más y deja en blanco y negro
el miedo y la "cagantina". Las carreras en retroceso nos dan a entender
que hay procesión, porque los feligreses, llámense estudiantes, obreros,
propietarios o arrendatarios despojados y expropiados están haciendo que
las cabras entren al corral. Pareciera que el miedo se contagia, como la
espuma que descarga la ola y contamina la playa. Lo cierto es que a
falta de "socialismo" que solo se ve en la inmensa campaña mediática del
régimen, cada vez en mayor retroceso e inaceptado, la esperanza es la
muerte y la derrota.
Entre tanto, los comunistas que integran el gobierno quieren darnos
clases de política y socialismo, y orientar al "pueblo" sobre la virtud
de un sistema que tiende a darle felicidad sin subyugarlo ni
sacrificarlo. ¿Su virtud?, darle de comer como la cena al miserable y
enseñarle a sonreír atacando al enemigo común. Indiscutiblemente, es un
esfuerzo tonto que solo atosiga por lo estúpido de su acción y
pensamiento y da tristeza la cara de mentecatos que ponen los subyugados
para repetir el "patria socialista o muerte", ahora: "vivir para
vencer", sin digerir el maltrato que hacen a su intelecto, que se vacía
cada vez que escuchan "venceremos"; "no volverán"; "así, así es que se
gobierna", aunque las piedras les partan los dientes.
Da tristeza ver y oír a los especímenes que se hacen llamar rectores del
poder popular, cuando sin sugestión, pero con mala intención engañan a
sus seguidores más humildes, quienes ya con el desmayo que produce la
espera de doce años, dan marca al cansancio con sólidas y permanentes
protestas. Solo les queda el rojo de su sangre, que pareciera brotar con
su ira. ¡No volverán! Pero la nota mayor la impone su líder Chávez,
cuando hoy bajo los efectos de la "quimio" se rasga las vestiduras para
defender a su "amigo" el ladino de Libia, ostentador de la réplica de la
espada y el Gran cordón de la Orden del Libertador que éste le regaló.
Hoy, cuando queda demostrada la inexistencia del todopoderoso, se alerta
sobre la calaña del clan Gaddafiano, probado como asesino, emulador de
otros como Fidel, el Che o Sadam. Lamentablemente comparado por Chávez
como "el Bolívar africano" en la tierra mas libre de Venezuela como lo
ha sido Margarita, ejemplo de pueblo de libertadores y forjadores de
libertades.
Hay que recordar a Chávez y los chavistas, que no basta con la amistad,
si cuando te arrejuntas se te olvida que los demás te reconocerán igual
que a tus amigo, "dime con quién andas y te diré quién eres". Pareciera
que la enfermedad ha hecho que Chávez olvidara que el que tiene ojos ve
y el que tiene oídos oye y tristemente está comprando el boleto para la
Corte Internacional con la que lo amenazaron Diego Arria y Albero Uribe,
donde al pedirle cuentas le dirán que demuestre que con sus amigos no se
contagió de asesino. En la Penal Internacional les serán brindados el
derecho a la defensa y el juicio justo, sin el riesgo de tener un
sistema judicial viciado como el venezolano. No habrá poder mas que el
divino, que les impida rendir cuentas claras y justas. Es el poder justo
en la bajadita, donde los defensores no pueden ser los amigos de
siempre, ni los magistrados obcecados por virtudes revolucionarias y
mesiánicas que se atragantan con las lecciones virtuosas del líder que
"continúa en la lucha por la independencia". Mas descarado no puede ser,
quien quiera imponer la independencia y la libertad atacando la
disidencia y manipulando el poder judicial, que descaradamente se ha
declarado subordinado a la "revolución" y adapta la justicia a sus encantos.
Evidentemente, Chávez pareciera no ver el ocaso de Gaddafi y en tal
sentido asumir su fracaso y su derrota a tiempo, y como Venezuela no es
Libia, no seguiremos el modelo árabe y solo tomamos el alerta sobre los
designios de cualquier personaje que en el siglo XXI quiera eternizarse
en el poder como gobernante, creyéndose el mesías idolatrado y amado por
"su pueblo". Un Fausto con una santa falacia insumida con esquizofrenia,
que sabe que su "yo" se acongoja por la noticia del derrumbe de su
amor-poder que creyó tener de sus hoy ex aliados libios.
Lamentablemente, con muchos epitafios de seguidores que quedaron en el
camino sin patria y sin socialismo.
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