Saturday, August 27, 2011

Descenso poblacional

Descenso poblacional
Laureano Márquez
Sábado, 27 de agosto de 2011

Este descenso poblacional es el que realmente hay que medir para
determinar por qué los profesionales más formados y mejor preparados, la
gente joven, quiere abandonar este clima templado de eterna primavera
para vivir a 40º bajo cero.

Como está la cosa en Venezuela, más que contar a los que aquí vivimos,
se impone averiguar por qué, por primera vez en la historia, tantos
compatriotas abandonan un país que, según la Encuestadora Gallup (y
ratificado por el gobierno nacional), es el quinto más feliz del
planeta. Este descenso poblacional es el que realmente hay que medir
para determinar por qué los profesionales más formados y mejor
preparados, la gente joven, quiere abandonar este clima templado de
eterna primavera para vivir a 40º bajo cero, estas playas tan
espectaculares de aguas calientes, esta tierra del Sol amada, estos
llanos de ensueño donde los amaneceres regocijan el alma, estas montañas
andinas de gente buena y amable, este oriente, esta Margarita de
ensueño, esta Guayana de ríos caudalosos e infinitos con saltos y selvas
inmensas y grandes sabanas, y pare usted de contar.

Creo que indagar sobre eso ayudaría mucho más a establecer políticas
públicas y quizá hasta salga más barato, porque puede hacerse en los
consulados nuestros en los diferentes países a los que nos estamos yendo.


En la ciudad que Canadá construyó como homenaje a la Savoy venezolana
(Toronto), hay dos areperas ya. El incremento de areperas fuera del
país, por ejemplo, es un buen índice que este descenso podría medir. Lo
otro es preguntarle a los que se fueron por qué lo hicieron, qué razón
motivó una decisión tan definitiva de separarse de padres y hermanos, de
vender casa y carro, de considerar que no hay futuro en su tierra. Esto
es lo que yo mediría para diseñar políticas, porque de aquí nadie se
había ido nunca de esa forma, porque irse y estar lejos es muy duro y
costoso para un venezolano, porque hay algo que se pierde en esa ida.
Una vez, en Garachico, en Tenerife, vi una estatua dedicada al
emigrante. Recuerdo que era un hombre con una maleta pesadísima que le
ataba al suelo del que partía y en el lugar del corazón, un hueco,
simplemente un vacío.

Eso es emigrar y quien lo probó lo sabe.

Si quieren medir algo, midan eso. No crean tanto en los fríos números
como en esa desazón imprecisa que mueve a un alma a separarse de lo que
le es más caro y valioso, porque dentro de poco, si la cosa sigue así,
vamos a tener poco que medir y casi nada que contar en el reino del
Sadim Yer, amén de que la credibilidad de las respuestas al censo,
seguramente, será directamente proporcional a la confianza que la gente
tiene en quien lo promueve.

Así que, más que censo, necesitamos consenso, para parar este incesante
descenso.

PS: Ojalá no me censuren.

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/1330189.asp

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