Sadio Garavini di Turno
Martes, 30 de agosto de 2011
La ceguera ideológica de chávez está reforzada por un antiyankismo
visceral y primitivo, que le hace creer que el terremoto de Haití fue
producto de la prueba de un arma secreta de la Marina norteamericana o
que la llegada a la luna en 1969 fue un show mediático de los EEUU.
Cito una vez más a Octavio Paz: "La ceguera biológica impide ver, pero
la ceguera ideológica impide pensar", efectivamente la ceguera
ideológica de Hugo Chávez es impresionante. El Yo el Supremo venezolano
insiste en afirmar que los que están liberando a Libia de una satrapía
de 42 años, que se preparaba a transformarse en dinástica, como en Siria
y en Corea del Norte, son unos terroristas financiados por la CIA.
La ceguera ideológica además está reforzada por un antiyankismo visceral
y primitivo, que le hace creer las más inverosímiles y ridículas
conjeturas, como cuando afirmó que el terremoto de Haití fue producto de
la prueba de un arma secreta de la Marina norteamericana o que la
llegada a la luna en 1969 fue un show mediático de los EEUU.
Desgraciadamente, me consta que estas estupideces tienen su público
entre sectores ignorantes y "credulones". Chávez también padece de
disonancia cognitiva, por la cual rechaza los datos de la realidad, que
se contradicen con sus creencias. Por eso, el Comandante-Presidente
insiste en mantener su reconocimiento al caído régimen de Gadafi,
acompañado probablemente sólo por los más dependientes miembros del
Alba, como Nicaragua, Bolivia y Cuba. El resto del mundo, incluyendo a
Rusia y China, está reconociendo al Consejo de Benghazi, como el
gobierno de transición libio.
A los simpatizantes del régimen chavista, que no están obnubilados, como
el líder máximo, por la ceguera ideológica, el antiyankismo visceral y
la disonancia cognitiva, les debería dar vergüenza apoyar a quien el
mismo Marx hubiese llamado "déspota asiático", acusado por el fiscal de
la Corte Penal Internacional de crímenes de lesa humanidad. Un
terrorista confeso, ya que entregó a la justicia británica a los que,
bajo sus órdenes, hicieron estallar el avión de Pan American en
Lockerbee y aceptó pagar la millonaria indemnización a las familias de
las víctimas.
Según Chávez, los EEUU y sus aliados europeos han intervenido en Libia
para apoderarse del petróleo. El petróleo libio es producido,
mayoritariamente, por las compañías occidentales y vendido, básicamente,
a Europa occidental. EEUU compra sólo el 1 % de la producción libia.
Gadafi, en los últimos años, se había trasformado en un gobernante muy
funcional para los intereses de Occidente. Después de la invasión de
Iraq por parte de Bush hijo, hasta aceptó negociar con los EEUU el
aborto de su desarrollo de armamento nuclear y denunciar al científico
pakistaní, que había dirigido el programa. Eso explica porque la
intervención de EEUU en Libia ha sido muy limitada y reticente.
La reacción de la opinión pública europea, particularmente francesa,
fomentada por la influencia de intelectuales, como Bernard Henry Levi,
frente al genocidio televisado del pueblo libio, fue mucho más decisiva
que los intereses petroleros. Desde el genocidio en Ruanda y las guerras
civiles en Bosnia y Kosovo, hay intervenciones militares, cuya
explicación no se limita puramente a los intereses económicos de los
Estados interventores.
Ese "realismo simplista" no toma en cuenta la creciente relevancia de la
llamada intervención humanitaria en el actual sistema internacional. La
opinión pública en las democracias avanzadas, es obviamente decisiva
para los intereses electorales de los gobiernos y la globalización
mediática hace inmediatamente "visible" una masiva violación de los
derechos humanos, creando las condiciones para una matriz de opinión
favorable a la intervención humanitaria. Por eso, Assad ha tratado de
impedir por todos los medios el acceso de la prensa internacional a
Siria. La posición de Chávez en Libia es un insulto a la inteligencia.
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