Isa Dobles
Domingo, 28 de agosto de 2011
Hace días apenas, Chávez aparecía invocando a Dios. Cada frase, aparecía
Dios. De su mano caminó el arbitrario y fastidioso tiempo de siempre en
sus cadenas mediáticas, lo utilizó, como utiliza a los pobres. Cuando le
conviene. Pero ya no es a Dios a quien no engaña. Le quedan pocos, los
ignorantes, serviles, socios y mendigos, todavía esperan algo de esta
piñata que reparte todo para ganar votos menos la moderación y el
respeto que en su condición debería enseñar.
Porque Hugo Chávez está desde hace mucho tiempo, enfermo. ¿Usted no ha
escuchado de alguno cuando lo oye mal humorado, agresivo o decaído,
aquello que decía la abuela? "Mijo, cálmate, que te va a dar algo". Es
que la amargura, la venganza y la maldad son el caldo de cultivo en
cualquier persona. Hay que respirar feliz con la felicidad del otro y
agradecer el aire que se respira entre hombres buenos. Hay que, de
alguna manera, apreciar al otro y compartir dolores y alegrías. Si lo
que vives es la venganza, el rencor, el egoísmo y la mentira…."te puede
dar algo".
Aunque se pretendiera montar un espectáculo con su salud para que su
victimización engañe al pueblo venezolano, se les pasó la mano. Porque
si así fuera, ese engaño, esa farsa, sería cobrada por su perversidad.
Insisto: una persona no puede cambiar tanto físicamente, por mas
intención y voluntad que haya y convertirse en el hombre que vemos hoy,
sólo por conmover" pendejos ".
Lo que sucede es que con esta avalancha de desatino, cuentos del "gallo
pelón" y esa trayectoria récord de mentiras y manipulaciones, nos
olvidamos de los graves desórdenes de personalidad de Hugo Chávez. "En
el 2019 no me les voy tampoco".
No. Si nosotros no queremos que se vaya. Queremos que compita
democráticamente en las elecciones y se quede aquí a dar el frente a su
gestión, que entregue cuentas, que hay bastantes, que enfrente a la
justicia y asuma su responsabilidad en este desastre que ha sido recibir
las cantidades monumentales de dinero y tener, por ejemplo,
refugiados, expropiaciones en abandono, este emponzoñamiento al alma
del país, la corrupción y esta delincuencia que con su discurso y
permisología retan la paz y la justicia.
Lo que pasa es que éste enfermo de prepotencia y sombría personalidad,
no puede, biológicamente, cambiar. Ni sano, ni enfermo. No es el cólon,
ni la próstata, ni el absceso. La quimio mata las células cancerosas,
la ciencia médica triunfa en su más avanzada tecnología y , Hugo
Chávez, sigue haciendo y diciendo lo mismo porque en ese ser hay
agazapados sentimientos obscuros que rigen su conducta, que se nutren
por supuesto de los serviles que "aplauden al oro de Venezuela" cuando
él lo ordena y se rapan la cabeza para halagarlo."No reconoceremos más
gobierno que el de Gadafi". Fuera de la realidad, se va quedando sólo
con su grupito que ríe chistes malos, aplaude y llora de histerismo.
Un infeliz lleno de odio. Si fuera feliz, la felicidad no lo dejaría odiar.
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