Juan Páez Ávila
Domingo, 28 de agosto de 2011
El golpe electoral parece ineludible porque después de 13 años de
gobierno del Presidente Chávez y en particular de su gabinete y sus
gobernadores y alcaldes, quienes en su mayoría, según todas las
encuestas conocidas, son repudiados por su ineptitud para administrar
los dineros públicos y por su corrupción inocultable y en muchos casos
ostentosa.
En los últimos días Hugo Chávez y cuanto adulante se acerca de un
micrófono, cargados de miedo por lo que le ha sucedido a su gran hermano
Gadafi, inventan conspiraciones, en las cuales él fue un gran
planificador durante 10 años antes del intento de golpe de Estado en 4
de febrero de 1992, para acusar a la oposición de estar tramando la
desestabilización de su régimen, y hasta pedir a los Poderes Públicos
que controla, como el llamado Poder Moral y el Legislativo, que abran
sendas investigaciones, para buscar culpables, que de antemano saben que
sólo existen en su entorno de oportunistas, que consideran que está
llegando el final de su mandato y de su vida política en condiciones de
participar en las próximas elecciones.
Lo que desestabiliza al Presidente de la República y en especial a los
chavistas duros que no creen en la alternabilidad en el poder, es la
proximidad de un inevitable golpe electoral que el 2012 le propinará la
mayoría de los venezolanos al Comandante Presidente ..
El golpe electoral parece ineludible porque después de 13 años
de gobierno del Presidente Chávez y en particular de su gabinete y sus
gobernadores y alcaldes, quienes en su mayoría, según todas las
encuestas conocidas, son repudiados por su ineptitud para administrar
los dineros públicos y por su corrupción inocultable y en muchos casos
ostentosa.
E incluso, aunque el Comandante en Jefe logre convertir las
elecciones regionales y municipales en un plebiscito, el golpe electoral
tendrá una contundencia similar, porque la administración central
también ha sido y es cuestionada por la incapacidad y la corrupción que
se eleva a la enésima potencia, al extremo de quedar al desnudo hasta
fuera de nuestras fronteras. Esa misma administración centralista ocupa
uno de los últimos lugares en el mundo en materia de eficacia y
transparencia, y uno de los primeros en el manejo inescrupuloso de más
de 1 billón 200 mil millones de dólares durante los 13 años de
gobierno. No hay mayores posibilidades de que los estrategas electorales
del chavismo logren ocultar el fracaso de una revolución de papel
sustentada en un discurso demagógico y populista, que consiguió engañar
por varios años a un buen sector depauperado de la población, asustar a
la clase media dirigente con el exterminio y a los productores con la
confiscación o expropiación de sus bienes.
El discurso incendiario, "antiimperialista" del Comandante
Chávez ha perdido gran parte de su conexión con los sectores populares,
que en poco tiempo descubrieron la manipulación de que eran objeto y hoy
protestan casi todos los días en diferentes ciudades del país, por el
incumplimiento de sus promesas. El discurso nacionalista se ha agotado
con el empobrecimiento de la clase media, víctima de la inflación y los
bajos sueldos, y por la quiebra de más de la mitad de las industrias que
existían para 1998 cuando asciende al poder.
En síntesis, la delincuencia organizada desde las alturas del poder y
la acusación, aún por probar desde luego, de tráfico de drogas de
algunos altos jefes de inteligencia del régimen, hacen indetenible el
GOLPE ELECTORAL del 2012. Por eso la Mesa de la Unidad Democrática ha
sido muy contundente al rechazar todo nexo con los supuestos
conspiradores entre los que tienen las armas legal o ilegalmente, la
Fuerza Armada Nacional por mandato constitucional y las Milicias
chavistas por abuso de poder y miedo del Comandante en Jefe, a que la
oficialidad institucionalista se niegue a obedecer órdenes violatorias
de la Carta Magna, como sería el desconocimiento de los resultados
electorales, proclamado por algunos de sus altos jefes militares
identificados con su proyecto político y con el comunismo Castro chavista.
Por tales razones los diputados de la oposición democrática
votaron a favor de que se investigue la supuesta conspiración de los
partidos, grupos independientes y personalidades que forman parte de la
Mesa de la Unidad Democrática (MUD) convencidos firmemente de que ningún
demócrata auspicia aventuras golpistas, no sólo porque saben que todas
estarían condenadas al fracaso como la que comandó Hugo Chávez el 4F, si
no también por la sólida convicción democrática de que la mayoría de los
venezolanos quieren paz, reconciliación y progreso. De allí la decisión
irrevocable de realizar elecciones primarias para escoger el candidato
de la Unidad Nacional y prepararse para ganar las elecciones en el 2012.
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