La candidatura de Chávez
Teodoro Petkoff
Miércoles, 6 de junio de 2012
Chávez hasta ahora ha venido engañando al país y manipulando a sus
partidarios con su enfermedad.
Chávez sólo debería ser candidato con una condición: que una junta
médica debidamente calificada presente ante el CNE un informe sobre su
salud, que certifique que el cáncer ha desaparecido en lo esencial y que
ya el paciente no corre peligro alguno de ser inhabilitado por la
enfermedad, y se encuentra virtualmente curado.
Chávez hasta ahora ha venido engañando al país y manipulando a sus
partidarios con su enfermedad. El secreto que él ha mantenido en torno a
su mal ha configurado un engaño al país; si se presenta como candidato y
si, en efecto, sus condiciones le impidieran ejercer sus funciones,
habría terminado por estafar política y moralmente a sus compatriotas,
en particular a aquellos que lo siguen.
Lo que está ocurriendo en nuestro país es bien posible que no tenga
ningún precedente en el mundo. Todo lo contrario, existen países donde
los candidatos a los primeros cargos son incluso examinados por médicos
especialmente designados para tal fin. Por ejemplo, en Estados Unidos se
llega al extremo de examinar órgano por órgano a los aspirantes.
Y es natural que los pueblos, en todo el mundo, quieran saber cómo está
de salud su candidato. En nuestro caso tal aspiración se comprende mucho
más debido a que, al menos, es perfectamente conocido el hecho de que
Chávez padece de cáncer, aunque no sepamos nada de las particularidades
de la enfermedad. Pero nadie ignora que el cáncer, donde quiera que se
localice, es una dolencia especialmente letal, para la cual todavía la
ciencia no ha logrado encontrar la curación, salvo aquella que se
obtiene por prolongadas sesiones de quimioterapia y radioterapia, las
cuales, sin embargo, en demasiados casos no logran su cometido.
Sin embargo, tanto el Presidente como sus voceros más conspicuos han
venido insistiendo en que Chávez presentará su candidatura el próximo 11
de junio. O sea, la decisión pareciera tomada. El CNE, por una parte, en
un insólito acto de dejación de sus responsabilidades (no legales,
porque no existe ley sobre esta situación, sino morales), se hace el
loco ante la realidad del enfermo candidato y, por el otro, se dice que
instalaría un toldo y un escritorio en las afueras de su sede, "para que
el paciente no tenga que caminar mucho". De ser cierto no sólo sería
muestra de la gravedad de la enfermedad sino un acto de adulancia extrema.
Por otra parte, Chávez va a ser derrotado por Capriles. En la medida que
pase el tiempo y corra la campaña, los electores irán sabiendo, cada vez
más, de qué se trata con la salud del candidato. ¿Cuánta gente estaría
dispuesta a votar por alguien del cual se podría sospechar que, en el
mejor de los casos, de no fallecer antes de las elecciones, estaría
seriamente limitado en sus movimientos, tal como ahora? La conmiseración
tiene un límite: el que impone el sentido de responsabilidad de los
venezolanos para con su país.
Tal vez una porción muy fanatizada de sus seguidores lo acompañe, pero
es bien probable que otros partidarios se nieguen a votar tan
insensatamente.
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/8983006.asp
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