Oswaldo Álvarez Paz - DESDE EL PUENTE
26 de diciembre de 2011
Caracas, Venezuela – www.PayoLibre.com – La fiesta de la Natividad del
Señor siempre obliga a profundas reflexiones personales, familiares,
laborales y con relación a este país en el que nos ha tocado vivir. Son
variadas y trascendentes. Todas ellas tocan a mucha gente al mismo
tiempo, no necesariamente para bien. Todos quisiéramos vivir en paz,
armonía, progreso, seguridad, confianza en un futuro mejor y la certeza
de que con nuestro esfuerzo podríamos alcanzar las metas anheladas.
Lamentablemente no es así. Todo lo contrario.
La responsabilidad fundamental de los males de la República está en el
pésimo Presidente que tenemos. Ignorante enciclopédico, pedante
sobrevaluado por sí mismo, incompetente y malversador de los peores. No
sé si más bruto que inteligente, pero temerario, audaz, experto en el
arte del disimulo y la mentira. Dejó de ser confiable para familiares,
amigos, colaboradores cercanos y hasta para la oficialidad decente del
mundo militar. Él no puede confiar en nadie porque sabe que ya muy pocos
confían en él. Para colmo, gravemente enfermo aunque el desenlace pueda
durar algún tiempo. Dejó de ser instrumento para resolver problemas para
convertirse en el problema mayor que la nación tiene que resolver. Una
verdadera tragedia para cualquier país del mundo.
Catorce años de mandato no han sido suficientes para destruir totalmente
lo existente. Aspira gobernar hasta el infinito como los peores
dictadores del planeta. Ladrones, asesinos, agentes de las peores causas
para retener el poder. Hugo Chávez debería renunciar al cargo. Veinte
años son insoportables. Si le quedara un mínimo de decencia lo haría,
pero no lo hará. Tenemos que sacarlo, incluso antes de que la mano de
Dios actúe y pueda rendir cuenta, en la tierra, de todo el mal que ha hecho.
Por supuesto que nos alegran las contadas medidas "humanitarias" a favor
de algunos presos políticos para que, al tratar y curar sus
enfermedades, regresen a los calabozos de la infamia donde han estado
cerca de una década, la mayoría de ellos. Mientras tanto no pueden
circular libremente, ni opinar, ni declarar sobre sus casos. Nosotros
exigimos la libertad plena y total de todos. Enfermos y sanos. Por la
vía del indulto, de la amnistía o por cualquier camino. Queremos
justicia para todos. La situación es grave en los centros de reclusión.
Me refiero a muchos a quienes les han inventado delitos penales para
criminalizar la disidencia o para ocultar y desviar responsabilidades
del alto gobierno en casos monstruosos como los del 11 de abril de 2002
o el asesinato de Danilo Anderson que mantiene en prisión a los
comisarios Guevara, para sólo mencionar algunos casos.
Las fronteras tienen que abrirse para que regresen quienes han tenido
que irse. Exilados, asilados, acosados, decepcionados por falta de
seguridad o por cualquier causa. Que estar dentro o fuera sea una
decisión personal, respetada por este estado-gobierno empeñado en
dividir y destruir a la nación. Son mis deseos al terminar este año y
frente a 2012.
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