Enrique Viloria Vera
Jueves, 3 de noviembre de 2011
Esa es la manera como los venezolanos llamamos al que repite siempre lo
mismo y no aporta nada nuevo, al que remacha una cantaleta malgastada
para intentar convencer a los cada vez más incrédulos.
Una simple lista de lo que oímos cotidianamente basta para ilustrar
esta realidad bolivariana, de palabra ya dicha, de frase repetida, de
eslogan que no emociona, de disco rayao pues
Todo es culpa de la IV
¡No volverán!
¡Así, así, así es que se gobierna!
¡UH AH ¡
¡No al Puntofijismo!
En Socialismo se vive mejor
Ser rico es malo
¡Viva Fidel!
¡Viva mi General Zamora!
¡Muera el Imperialismo!
¡Obama Traidor! ¡Busch también!
Ya no hay pobres en la Patria de Bolívar
¡Oligarcas Temblad!
¡Viva Cristo!
La espada que camina por América Latina
¡No me entra ni coquito!
Para el año que viene les prometo… Bla, Bla, Bla
Se van sumando motes, sobrenombres, aliases, apodos, remoquetes que no
ocultan la identidad del personaje de marras, sino que lo dejan ver en
toda su duplicidad, en su mejor fingimiento… a ver si lo adivinan:
Chacúmbele
El Líder
El Sobrino
El Pulcro
El Mandón
El autócrata
El Inmortal
El Chivo que más micciona, etc.
Y ahora el de Disco Rayao, pronto bailaremos con el Maestro Billo, al
son de:
¡Ese disco se rayó! ¡Ese disco se rayó!
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