Victor Rodríguez Cedeño
Sábado, 26 de noviembre de 2011
Las expresiones y términos "erradicación de la impunidad" , "justicia" ,
"reconciliación" y paz son una constante en las declaraciones de los
dirigentes políticos y de los analistas en los últimos días. Son
conceptos estrechamente vinculados entre sí en los cuales reposa
necesariamente la paz y la tranquilidad de una sociedad, esenciales para
el progreso y el bienestar. No puede haber paz si no hay reconciliación;
tampoco justicia, si no se erradica la impunidad y no habrá ni
reconcialicion ni paz si no hay justicia y si no se elimina la impunidad
entendida ésta como falta de castigo.
La impunidad reina en el país, sobre todo cuando los responsables son
afectos al régimen. Aquellos que agreden física y verbalmente a los
dirigientes políticos de la oposición, usan los medios del Estado para
difamar y atacar a quienes se oponen a la locura comunista del siglo
XXI, incentivan el odio y promuven la división del país y usan las
instituciones del Estado para perseguir, encarcelar y torturar fisica y
moralmente a algunos gozan de la mas absoluta impunidad. Por el
contrario, los procesos penales, administrativos y otros, basados en
consideraciones políticas, para "acabar" con los opositores, abundan.
Una justicia sesgada, peligrosamente concebida como política de Estado.
Los delitos comunes no son debidamente castigados, por lo cual la
violencia se ha generalizado en el país. Menos aún se investiga, se
procesa y se castiga cuando se trata de violación sistemática y
generalizada de los derechos humanos. Las instituciones del Estado no
funcionan o funcionan con fines políticos. Al ciudadano común le queda
sólo el recurso a los órganos internacionales de derechos humanos, cuyas
decisiones son ignoradas por un Ejecutivo forajido que irrespeta la
Constitución y las leyes de la República.
Hay, sin embargo, ante los crímenes de trascendencia internacional como
el genocidio, los crímenes de guerra y los de lesa humanidad, la
posibilidad de recurrir a la jurisdicción penal internacional cuando los
tribiunales y demás órganos del Estado no funcionan adecuadamente. La
competencia de tribunales internacionales, complementaria de las
jurisdicciones nacionales, es la herramienta fundamental en la lucha
contra la impunidad por la realización de esos crímenes.
Los responsables de los delitos y de los crímenes deben ser procesados y
castigados. Se trata no solamente de quien realiza el crimen, sino de
quien lo ordene, proponga o induzca a su comisión. Las declaraciones
públicas de algunos son evidentes. Igual, los encubridores, los
cómplices y los colaboradores que abundan apegados a intereses perversos
de distinta índole. Serían responsables también quienes ordenan
perseguir y hacer sufrir física y moralmente a una parte de la población
por razones políticas o ideológicas; quienes en alocuciones públicas o a
traves de los medios de información inducen a la realización de un
crimen; quienes ejecutan órdenes para agredir, torturar a someter a
otros tratos inhumanos o degradantes a un grupo determinado de personas
y para confiscar sus bienes, como políticas oficiales sistemáticas y
generalizadas. No son menos responsables quienes, ignorando sus
responsabilidades, dejan de actuar para impedir la realización de un crimen.
Los criminales deben ser procesados y castigados conforme a derecho, por
los tribunales nacionales, si ello es posible, o por los
internacionales, en forma complementaria, si los primeros no funcionan
adecuadamente. Ello es indispensable para prevenir nuevos crímenes Tal
como lo expresó la antigua Comisión de Derechos Humanos de la ONU
(Res.1999/34) "la práctica y la expectativa de impunidad respecto de las
violaciones de los derechos humanos o del derecho humanitario
internacional alientan esas violaciones y son uno de los obstáculos
fundamentales para la observancia de los derechos humanos y del derecho
humanitario internacional y para la plena aplicación de los instrumentos
internacionales..." .
No se trata de "vendetta" ni de "retaliación", a las que nos han
acostumbrado los revolucionarios bolivarianos en el poder por ahora. Se
trata simplemente de la aplicación de la justicia, un factor clave para
lograr la reconciliación nacional, la estabilidad, la paz y el progreso
que vendrá mas temprano que tarde, después del desastre.
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