El crimen y el terror agrario en Venezuela deben cesar y cesarán
PEDRO E. PIÑATE B. | EL UNIVERSAL
sábado 26 de noviembre de 2011 12:00 AM
Indescriptible el sentimiento de dolor profundo que sentimos los del
campo en cada noticia del asesinato de un ganadero o de un agricultor.
Hace poco referimos cómo el estado Portuguesa, -"el granero de
Venezuela"-, está convertido en granero de pillos y el lunes 21 de
noviembre de 2011, asesinan al ganadero y agricultor Domingo Giui,
nuestro amigo, gran dirigente agropecuario nacional, director de
Fedenaga y expresidente de la Sociedad de Ganaderos de Portuguesa, Sogapor.
Tras el asesinato de Domingo Giui, es obligado recordar para la
reflexión nacional, el alto precio pagado por el gremio de ganaderos por
la inseguridad y en especial por la Sogapor, donde son ahora tres los
ex-presidente asesinados. Los dos primeros a manos de sicarios del
cuatrerismo, pusieron al descubierto una extraña consideración del
Estado hacia la delincuencia organizada del ramo, explicando en parte
porqué el delito se perpetúa en Venezuela. Así en octubre de 1993 fue
asesinado también en Acarigua, Jorge Valery, quien defendió tenazmente
los intereses gremiales y perseveró en el descubrimiento y final prisión
de Pedro Numa Salas Bustillos, autor intelectual del crimen del ganadero
Claudio Ciferri, asesinado por sicarios en su finca La Herrereña, cerca
de Ospino, Portuguesa, en diciembre de 1997.
Por eso, si el asesinato del dirigente ganadero Domingo Giui fue por
sicarios o hampa común, lo cierto es que no solo es la delincuencia
quien está matando al campo. También lo mata el Estado a través del
terror agrario que en algún sitio oscuro se encuentra de la mano con la
delincuencia que roba, secuestra y asesina impunemente a nuestros
productores. Así Venezuela no puede continuar. Ciertamente, el crimen y
el terror agrario en Venezuela deben cesar y cesarán.
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