Tuesday, November 29, 2011

Sobre costos y precios justos

Sobre costos y precios justos
Eduardo Semtei
Martes, 29 de noviembre de 2011

Para Pdvsa y Chávez la ganancia justa es que el barril llegue a 200
dólares sin importarles un carajo el costo de producir ese barril; para
un consumidor del Perú el precio de la gasolina es exorbitante. En este
caso, sólo el vendedor está contento y no se cumple la máxima de que
tanto vendedor como comprador salgan sonrientes del negocio

Ruego a Dios me dé claridad al intentar explicar este asunto de los
costos y los precios justos. En primer lugar, un precio es justo cuando
tanto comprador como vendedor sienten que hicieron un buen negocio. Esto
es comenzandito. Aparte, debemos considerar el asunto de la oferta y la
demanda que Chávez entiende y aplica full en cuanto se refiere al precio
del petróleo. Con relación al costo de un producto, me permito informar
que lo integran por lo menos tres grandes grupos.

1) La materia prima, que es, en principio, todo el material que se puede
identificar en un producto (la madera y el hierro en un pupitre, por
ejemplo). 2) La mano de obra directa (todo lo que se le paga al
trabajador, sea éste obrero o ingeniero, en la producción del bien), y
se llama directa si la ausencia de este trabajador en la línea de
producción interrumpe o modifica la productividad. 3) Y, finalmente, la
carga fabril o costos indirectos de producción (electricidad,
vigilancia, depreciación, alquileres, agua, mano de obra indirecta, como
supervisores o entrenadores, etc.).

Es ciertamente complicado calcular el valor de la materia prima usada,
digamos, en la fabricación de una pelota de baseball. Si fuese una
empresa que produce 20 tipos de pelotas, la cosa se enredaría aún más y
requeriría de verdaderos expertos para proyectar con exactitud dicho
costo. En cuanto a la mano de obra directa, es igualmente un asunto
espinoso. En un telar, un operario puede producir 25 tipos de telas al
día, de manera que distribuir el costo de su salario entre esos 25
renglones resulta una tarea igualmente compleja que requiere de
verdaderos peritos.

El último componente sí es totalmente un atolladero. Distribuir los
costos indirectos o carga fabril en una empresa que, como Polar, produce
más de 200 artículos distintos es una proeza que requiere habilidad,
formación, experiencia, conocimientos y hasta algo de arte, poesía,
música y magia. Juan podría ser un experto calculando los costos de una
pelota, pero para proyectar los de otro producto, valga decir la
mayonesa de 250 gramos, necesitaría de varias semanas de estudio.

La cosa se torna peliaguda si queremos ver la ganancia justa.

Para Pdvsa y Chávez la ganancia justa es que el barril llegue a 200
dólares sin importarles un carajo el costo de producir ese barril; para
un consumidor del Perú el precio de la gasolina es exorbitante. En este
caso, sólo el vendedor está contento y no se cumple la máxima de que
tanto vendedor como comprador salgan sonrientes del negocio.

Un equipo de 20 auditores, expertos en contabilidad, que quisiera
verificar, con cierta precisión, lo razonable o no de la estructura de
costos de tan sólo 10 productos, tardaría, calculo yo, una semana. Pero
para certificar el costo de todos, toditos los productos de una economía
(400.000 renglones básicos) se necesitarían todos los auditores del
planeta y sabemos que eso es imposible.

Si agregamos a este enmarañado asunto el concepto absolutamente
discrecional, autoritario, alocado, imposible de proyectar de la
ganancia "justa" al vender pelotas, pupitres, telas o mayonesa, nos
convenceremos de que esa ley es inaplicable, inadecuada, extraterrestre,
disfuncional y mentirosa. Así que la única explicación es el deseo de
controlar todo el aparato productivo, todas las empresas, sin aparecer
internacionalmente como un Estado comunista tipo Cuba o Corea del Norte.

Termino simplemente diciendo que si a la Colgate le fijan el precio de
sus productos contra su voluntad, seguramente no los producirá
internamente. Vamos derecho al infierno. A la escasez total. A la ruina
nacional. Al comunismo del siglo XXI. ¿Qué comeremos?, preguntó el coronel.

Comeremos m...a.

http://www.analitica.com/va/economia/opinion/1871834.asp

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