Juan Carlos Zapata
Martes, 1 de noviembre de 2011
Paso a paso se va imponiendo la matriz del cambio. En el caso de la
oposición ya se impuso con la retirada de los candidatos de mayor edad.
Los precandidatos le toman el pulso a los temas, no andan entretenidos
con los partes médicos presidenciales y la matriz del cambio significa
un reto para partidos como AD y Copei
1-Paso a paso se va imponiendo la matriz del cambio. En el caso de la
oposición ya se impuso con la retirada de los candidatos de mayor edad.
Quedan las opciones que representan la nueva generación de liderazgo.
Con lo cual –lo dijo acertadamente Antonio Ledezma ayer al anunciar su
retiro-, lo de más edad suena a pasado, incluyendo al presidente Hugo
Chávez, quien estará rozando los 60 años en 2012 y 14 años en el poder.
Hoy esa es una matriz de opinión pública. Y de acuerdo a como se
desarrolle la campaña pasará a convertirse en una matriz
político-social. Ocurrió en 1998 cuando el candidato Hugo Chávez
comenzaba a desplazar en las encuestas a Irene Sáez y a Henrique Salas
Romer. El cambio fue tomando cuerpo hasta alcanzar la profundidad de la
matriz social.
2-Se afina el mensaje. Los precandidatos le toman el pulso a los temas.
Dejan atrás el discurso dirigido al electorado regional. Leopoldo López
maneja un programa de gobierno. Pablo Pérez y Henrique Capriles
presentan propuestas que parten de la experiencia regional, bajo la
premisa de extender al país los logros que con limitados recursos han
alcanzado en los estados en los que gobiernan, Zulia y Miranda.
María Corina Machado ha lanzado la idea central más polémica; se puede
estar o no de acuerdo con ella, pero es una propuesta que vale la pena
debatir: el capitalismo popular. Entonces es posible anticipar que para
los debates que arrancan a mediados de este mes, los precandidatos
habrán ya afinado el mensaje central del cambio, y sus elementos
diferenciadores. Por ahora, una idea central ronda el discurso. El
próximo gobierno debe ser un gobierno de unidad nacional, de inclusión,
de todos y para todos los venezolanos, con lo cual marcan distancia con
la teoría, práctica y estilo del presidente Chávez.
3-Los precandidatos no andan entretenidos con los partes médicos
presidenciales. El plan de campaña está basado en si Chávez es candidato
o no es candidato. Ambos escenarios entrañan riesgos. Con Chávez
candidato, porque hay que enfrentarlo de manera directa, sin dudar la
fortaleza que exhibe en las encuestas, y porque un nuevo gobierno bajo
su conducción implica no más de lo mismo, sino la profundización del
proceso. Si Chávez no es candidato, entonces el riesgo procede de un
cuadro impredecible, al cual, la MUD, los equipos y los partidos que
respaldan a los precandidatos le han puesto "imagenología".
4-La matriz del cambio significa un reto para partidos como AD y Copei.
¿Cómo se actualizan? ¿Cómo se reinventan? Es un hecho que todos los
precandidatos buscaban estos apoyos. El mismo Ledezma se retira
reconociendo que no había logrado los respaldos que se había planteado.
Chávez el domingo anticipó por dónde va atacar: repitiendo la fórmula
contra AD y Copei.
Ayer fue publicado un aviso en el que se da cuenta del Pacto de Punto
Fijo como el inicio de la dictadura de partidos: o sea, de AD y Copei.
En la rueda de prensa del viernes junto a Pablo Pérez, el secretario
general de AD, Henry Ramos Allup, se lanzó con un discurso que no deja
dudas del grado de reclamo y denuncias al que están dispuestos: sin
medias tintas, sin edulcorantes. No es posible todavía interpretar si el
ataque de Chávez viene más porque entiende que a estas alturas de la
historia roja-rojita, AD y Copei ya deberían estar enterrados y no vivos
y aspirando a ser poder de nuevo.
Las encuestas decían hace 8 meses que AD tenía 4%. Hoy, ese porcentaje
se ha duplicado. Y algo pasó este fin de semana en San Fernando de
Apure. Hubo elecciones internas para escoger al abanderado blanco que
buscará la nominación opositora a la alcaldía de San Fernando. Pues en
esas internas votaron casi 6.000 personas, en un proceso prácticamente
clandestino. Este número importa mucho, ya que en las elecciones
legislativas del año pasado, AD registró 10.000 votos. ¿Cómo ha sido
posible hoy tal participación? Entre otras razones, por el fracaso de
los gobernadores chavistas en Apure. El militar Ramón Carrizales ha
resultado peor que el militar Jesús Aguilarte Gámez. La decepción cunde.
Y no sólo en Apure.
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