Alfredo Michelena
Martes, 1 de noviembre de 2011
Colombia, como la mayoría de los países latinoamericanos y del mundo, ha
montado su estrategia de crecimiento sobre el desarrollo de sus
capacidades para integrarse a la globalización, en otras palabras
impulsando la exportación con sus empresarios. Contrariamente, aquí el
modelo está montado sobre un modelo importador,estatista y además
monoexportador
Cuando el presidente colombiano recomendaba a sus empresarios olvidarse
de Venezuela pues los "modelos económicos de ambos países son
diferentes" y les sugería buscarse nuevos mercados ya que el comercio
con Venezuela "no sería como antes" quizás, tenía en mente que
finalmente el Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE.UU. por fin
encontraría su camino y sería aprobado por los norteños.
Luego de 6 años el Congreso estadounidense dio luz verde al TLC. Hubo
muchos obstáculos: cambios de composición de ese congreso y de
presidentes, pasando por la reticencia de los demócratas frente a las
denuncias de violaciones de DD.HH. en el vecino país. Finalmente esto
fue superado, el principal socio de EE.UU. en suramérica no podía seguir
siendo dejado de lado, como lo reconoció la Canciller Clinton.
Colombia, como la mayoría de los países latinoamericanos y del mundo, ha
montado su estrategia de crecimiento sobre el desarrollo de sus
capacidades para integrarse a la globalización, en otras palabras
impulsando la exportación con sus empresarios.
Contrariamente, aquí el modelo está montado sobre un modelo importador,
estatista y además monoexportador. El gobierno exporta petróleo e
importa todo lo demás. Y para asegurarse de esto el régimen acaba con
todo lo que huela a empresario privado, ocupa sus tierras y confisca sus
empresas, sean nacionales o extranjeras
Se trata de dos modelos. Uno neoliberal otro -en vías de ser- comunista.
Colombia abierta a concertar nuevos acuerdos de libre comercio y
Venezuela empeñada en salirse de todos los acuerdos comerciales y en el
único que quiere entrar, no se lo permiten. Y quiere entrar pues,
primero puede construir la relación desde cero y así estructurarla a su
manera, con sus empresarios boliburgueses, listos para enriquecerse
rápida e inescrupulosamente; y segundo, pues no le queda otra, sólo los
países miembros del Mercosur no tienen TLC con "el imperio".
Al final la economía colombiana crece y se robustece y la nuestra decae
recuperándose sólo cuando sube el petróleo. Recientemente el Banco
Mundial ubicó a Venezuela en puesto 177- de 183- de los países para
hacer negocios, y a Colombia en el puesto 42.
Venezuela tiene una oportunidad de recuperar su rumbo el 7 de octubre de
2012. Pero no basta con salir de Chávez, hay que cambiar la economía y
sin duda no volver a una economía, unos empresarios y una población
dependiente del petróleo, si queremos realmente ser parte del mundo
moderno globalizado y progresar.
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