Capriles avanza y el otro...
ALEXANDER CAMBERO | EL UNIVERSAL
miércoles 6 de junio de 2012 02:12 PM
Henrique Capriles comenzó a leer en el alma de la Venezuela profunda.
Penetra con gran firmeza por densos sectores humildes que fueron
olvidados por este régimen, y que sólo el barniz propagandístico
presenta como destinatarios de la obra gubernamental que nadie observa,
salvo grandes vallas con obras fantasmas o raquíticos esqueletos de
cemento y cabilla, en donde la corrupción se llevó los reales, indican
que alguna vez la mano ejecutora del régimen pasó por allí. La gran
verdad descubierta por el consistente Henrique Capriles, en sus
múltiples recorridos, es que la obra del gobierno no existe. Que más
allá de una bien planificada estrategia comunicacional, la gestión
revolucionaria es tan menguada que no resiste el menor avalúo por parte
de cualquier organismo especializado en el área.
En el ámbito meramente electoral Henrique Capriles se transformó en un
huracán. Impresionante ver cómo el pueblo de Achaguas en el estado
Apure, se desbordó como sus ríos generosos y trascendentes detrás del
líder que inclinó su rostro y quebró sus rodillas juveniles frente al
célebre Nazareno, que cantan los estribillos y veneran sus llaneros. La
iglesia fue jolgorio para a continuación ser fiesta con Capriles a lo
largo y ancho de sus vías principales. Una multitud entusiasta lo hizo
eslabón de sus esperanzas que no agonizan cuando la tarde se despide del
sol en la espesura. Lo mismo ocurrió en Guanare, en donde una
muchedumbre lo recibió con emoción. En la mañana siguiente inaugurando
en Cúa un centro de salud y posterior visita al estado Vargas. Luego un
exigente recorrido en Nueva Esparta, es decir en pocas horas diversas
regiones que abren las puertas de sus casas para escuchar en la propia
voz del abanderado presidencial su propuesta de país. Todo un frenesí
como cuando expuso con brillantez sus propuestas del primer y segundo
empleo, al igual que su visión integral en materia de seguridad. Pocas
veces candidato alguno ha demostrado una vitalidad tan impresionante
para lograr llegar a tantos lugares en tan poco tiempo. Una fortaleza
física y espiritual que muestra un hombre de alma noble y sólidos
principios democráticos, que no agrede con verbo apestoso sino que
siembra razones para soñar con un país para todos por igual. Eso le ha
permitido ir creciendo vertiginosamente hasta destronar al adversario
que solo figura en mensajitos o en alocuciones preparadas para que la
gente no vea la magnitud de su deterioro.
El drama de Hugo Chávez es que los venezolanos sienten que su tiempo se
acabó. Que su oportunidad de mantenerse en el poder es mínima, no por el
cáncer que lo redujo al silencio, sino por su fracaso gubernamental. No
contaban con la fuerza vital de Henrique Capriles como abanderado
presidencial, pensaban que iba a resultar un candidato light con poses
de sifrino, amigo de jingles y de visiones estereotipadas de una
sociedad capitalista al estilo del seriado norteamericano. El líder del
progreso comprendió que Venezuela estaba esperando un hombre que
caminara por sus veredas, que recorriera sus gravísimas heridas
espirituales y materiales; sintiendo el dolor profundo de los humildes
esperando romper con su cerco de angustias. Los mismos que crecieron a
la sombra de un régimen perverso y corrupto que se convirtió en la peor
pesadilla de aquellos que dijo defender.
Definitivamente los escenarios son diametralmente opuestos, Henrique
Capriles viene como un aluvión moviendo hasta piedras mientras que con
Hugo Chávez se va quedando la soledad y la tristeza de aquel que se
marcha para no volver jamás. Cada día que pasa el mundo oficial enseña
mayores contradicciones generadas por una verdadera batalla campal de
todo aquel que siente puede heredar el botín. Su tiempo se esfumó y ya
pagarán por tanto asalto al dinero de los venezolanos. Tendrán que
rendirle cuentas a la justicia y pagar con cárcel... la otra justicia la
administra Dios y de esa no se escapa ningún mortal.
alexandercambero@hotmail.com
Twitter: @alecambero
http://www.eluniversal.com/opinion/120606/capriles-avanza-y-el-otro
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