Democracia o Vene-Cuba
Octavio Lepage
Martes, 21 de agosto de 2012
No estoy seguro si los venezolanos tenemos una visión clara de las
implicaciones del 7 de octubre.
En democracia las elecciones periódicas son normales y, si se quiere,
rutinarias. Son el mecanismo constitucional para que funcione la
alternancia democrática en el ejercicio de gobierno. Pues bien, las del
7 de octubre no son normales.
Es una anormalidad que un presidente con 14 años en Miraflores se empeñe
en continuar en el poder. A esta aberración se suma el hecho
conocido-porque él mismo lo ha reiterado más de una vez- que su
reelección el 7 de octubre significaría profundizar la revolución, esto
es, transformar a Venezuela en un país de pensamiento único, de partido
único, de sindicato único, con eliminación de la economía privada, de
control centralizado en la producción nacional, con organismos de
gobierno sin autonomía, sometidos a la voluntad inapelable de un hombre.
Venezuela pasaría a ser Vene-Cuba.
Seguramente por el propósito de imprimirle a su campaña un carácter
positivo, el candidato unitario de oposición, Capriles Radonski, no ha
llamado la atención de los electores sobre este aspecto inquietante de
la elección presidencial. Pareciera que no hace falta. La emoción
caudalosa que despierta, sobre todo en los sectores populares, indicaría
que el pueblo venezolano abrió los ojos y que sabría votar por la
alternativa que le conviene. A las encuestas ya nadie hace caso. Ellas
presentan una realidad virtual, no la realidad concreta. Capriles se
mantiene sereno ante los ataques absurdos de su contendor. Alguien le
recomendó que, ante el irrespeto de presentarlo como "el candidato del
imperio", rigurosamente falso, presentara a su contendor como "el
candidato de Fidel Castro", lo cual es rigurosamente cierto. Capriles no
le dio importancia a aquella sugerencia. Él se mantiene en su línea de
no caer en provocaciones. Las neutraliza con su buen humor. Una
periodista le inquirió que se defendiera ante un ataque particularmente
virulento,a lo que él respondió: "desde pequeño en mi casa me enseñaron
que a las personas mayores se les respeta".
Conociendo al personaje, no es descartable que pretenda ganar las
lecciones a las guapas. Confiamos en que nuestros militares, en tal
eventualidad, actúen como en Chile. Después de 15 años (1973-1988)
Pinochet pretendió continuar en el poder. A tal efecto, convocó un
plebiscito. Los chilenos podían votar SI, si querían que continuara, o
votar NO, si lo rechazaban. Triunfó el NO. Decidido a desconocer el
resultado, Pinochet convocó al despacho presidencial al alto mando
militar. Les comunicó su decisión y les ordenó actuar. El general
Fernando Matthei, jefe de la aviación, le contestó más o menos:
"Presidente, para desconocer el plebiscito habría que matar a medio
Chile. No lo acompañamos." Al ensoberbecido autócrata se le bajó el
copete. No insistió. Chile vivió una transición pacífica, de una
dictadura sangrienta a una democracia duradera.
olepageb@gmail.com
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/7002897.asp
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