Deuda y divisas
Juan Uslar Gathmann
Miércoles, 22 de agosto de 2012
En estos últimos días se habla mucho del endeudamiento de Venezuela. El
ministro Giordani ha explicado que este año la deuda externa venezolana
no ha crecido y que más bien ha disminuido, lo cual es técnicamente
correcto aunque la misma se duplicó en 5 años. Por su parte la deuda
interna en el mismo período se ha multiplicado por 6. En otras palabras
que se está financiando una parte importante del gasto público (ver más
abajo) mediante emisiones denominadas en bolívares que, además, pagan
tasas que están bien por debajo de la inflación o aún de las tasas que
pagan los instrumentos financieros comunes y corrientes. Todo lo cual
pone de manifiesto una deuda que va a ser licuada en un plazo no
demasiado largo mediante una devaluación hacia la que apuntan los
índices de sobrevaloración de la moneda de los que hablábamos hace
algunas semanas.
Desde el punto de vista del mercado internacional, el llamado "riesgo
Venezuela" no ha disminuido mucho en los últimos tiempos. Si uno compara
el rendimiento de un bono norteamericano de 3 meses con uno venezolano,
el primero tiene un rendimiento nominal anual de 0,43% y el nuestro
14,5%. No hay nadie en el mundo, salvo Egipto, que nos llegue cerca en
este momento. Lo cual refleja indudablemente, más que el riesgo de
insolvencia del gobierno venezolano cosa que nadie cree realmente como
riesgo de corto plazo, el riesgo de devaluación el cual sí es muy claro
habida cuenta del evidente desbalance entre la tasa de cambio oficial
por lo que compra en Venezuela comparado con otros países (tema de la
paridad del poder de compra) así como también la tasa implícita que se
desprende de comparar la masa monetaria en bolívares con nuestras
reservas internacionales. Nosotros somos, además, quienes mostramos un
déficit de presupuesto a PIB más grande en este momento (12,5%)
acompañados "casualmente" por Egipto con el 10,4%. O sea que gastamos
bastante más de lo que percibimos y esto es justamente lo que se
financia con Bolívares.
Lo anterior explica por qué los mercados anticipan una devaluación que,
independientemente de temas políticos, no puede tardar demasiado pues no
es sostenible en el tiempo. Y que demuestra que utilizar el tipo de
cambio como ancla de los precios es una política de corto plazo que no
puede prolongarse tantos años como lo hemos hecho aquí sin dañar
profundamente nuestra industria y nuestra capacidad de generar empleos.
http://www.analitica.com/va/economia/opinion/5855183.asp
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