Monday, October 17, 2011

Dr. Salvador Navarrete: ¿Traidor o buen ciudadano?

Dr. Salvador Navarrete: ¿Traidor o buen ciudadano?
Gustavo Coronel
Lunes, 17 de octubre de 2011

Lo que ha hecho este galeno puede verse como un buen ejemplo del dilema
clásico del individuo enfrentado a una situación ética compleja: "¿digo
lo que debo decir y me hago vulnerable a las acusaciones de violación
médica ética?"

La extraordinaria entrevista hecha al Dr. Salvador Navarrete sobre Hugo
Chávez (http://www.petroleumworldve.com/pv11101601.htm ) ha causado
revuelo y seguirá causándolo por dos razones:

1.Porque es la explicación más completa y autorizada que se conozca
hasta ahora de la enfermedad que sufre el presidente de Venezuela, Hugo
Chávez Frías. En este sentido viene a llenar un profundo vació
informativo creado por el misterio y la manipulación del régimen en
torno a un problema nacional, no solo de Hugo Chávez;

2. Porque parece violar el compromiso de privacidad que debe existir
entre un médico y su paciente, el cual estipula que esa condición de
privacidad solo puede romperse previo consentimiento del paciente. En
este sentido, la entrevista constituiría una violación ética grave por
parte del Dr. Navarrete.

Sobre estos dos componentes del asunto deseo comentar de la siguiente
manera:

a. El Dr. Navarrete no es el médico de Hugo Chávez Frías. Lo fue en una
ocasión, hace algunos años, previos a la aparición del actual problema.
Ello debilita el cargo contra el Dr. Navarrete de violación de la
privacidad sobre la salud actual del presidente. Sin embargo, el Dr.
Navarrete habla libremente en la entrevista sobre las condiciones
físicas y mentales de Chávez en la época en la cual él era su médico. De
manera que si parecería existir una falla ética en su actuación, ya que
la relación de confidencialidad médico-paciente no prescribe, al menos a
corto plazo. Su cercana relación actual con la familia del presidente
parecería reforzar esta presunción.

b. En paralelo no hay duda de que el Dr. Navarrete es un médico muy
experimentado. Su hoja de vida es impresionante. No es un charlatán.
Ello le confiere a la entrevista una apreciable dosis de credibilidad.
Se ha mantenido muy bien informado de lo que le pasa a su ex-paciente.
Desde ese punto de vista, repito, hay que creer que su opinión es la más
convincente que hemos visto sobre la salud del presidente y no puede ser
descalificada bajo ningún pretexto.

c. Lo que ha hecho el Dr. Navarrete puede verse como un buen ejemplo del
dilema clásico del individuo enfrentado a una situación ética compleja:
"digo lo que debo decir y me hago vulnerable a las acusaciones de
violación médica ética"? o "me quedo callado y me hago cómplice de un
crimen político del régimen contra el país"? Hay que ponerse en los
zapatos del Dr. Navarrete. La posición del que da el pitazo
(whistleblower), del "delator", del "canario", nunca es cómoda. Se
necesita más coraje para hablar que para callar. Yo estuve allí y he
pagado el precio toda mi vida.


d. La relación que existe entre la salud de Hugo Chávez y la salud del
país es evidente y no es posible negar que la una afecta profundamente a
la otra. Hugo Chávez es el presidente y, además, el candidato
presidencial de su grupo político para las elecciones de 2012. El país
necesita saber la verdad sobre su salud, una verdad que no ha sido
posible obtener oficialmente, como era el deber del régimen hacerlo.
Desde ese punto de vista el Dr. Navarrete le ha prestado un servicio a
la nación, ofreciendo un verdadero boletín médico creíble, aunque no
autorizado oficialmente, sobre la situación del presidente de Venezuela,
no simplemente de Hugo Chávez.

Como se diría en términos felinos el gato brincó del saco, alguien se
atrevió a ponerle el cascabel al gato, no nos podrán ya engatusar o
meter gato por liebre. El Dr. Navarrete puso su carne en el asador y se
expone a represalias, insultos, acusaciones, prisión y rechazo del
chavismo al cual él pertenece o perteneció. Esperemos el desarrollo de
los acontecimientos.

gustavocoronelg@hotmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/6449048.asp

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