Ramón Peña
Martes, 3 de enero de 2012
Hace más de medio siglo que los venezolanos no enfrentábamos un desafío
tan importante. El último año de grandes definiciones en nuestro país
fue 1958, cuando los ciudadanos perdieron el miedo y se enfrentaron al
poder militar y sus prácticas de terror. Trabajadores, estudiantes,
profesionales y militares, con el poder de la unidad, abatieron el
despotismo.
El año que comienza es bisiesto, por definición, un año que corrige un
error. Es también el año del Dragón en la milenaria astrología china, el
cual es apreciado como un animal de buena suerte y sobre todo, un
guardián de la sabiduría. Buenos presagios entonces para una sociedad
como la nuestra, que en este 2012 va a una encrucijada decisiva de su
historia, en la que decidirá si toma el sendero de la sabiduría, la
justicia y el progreso, o permanece en el de las sombras, el abuso y el
atraso.
Hace más de medio siglo que los venezolanos no enfrentábamos un desafío
tan importante. El último año de grandes definiciones en nuestro país
fue 1958, cuando los ciudadanos perdieron el miedo y se enfrentaron al
poder militar y sus prácticas de terror. Trabajadores, estudiantes,
profesionales y militares, con el poder de la unidad, abatieron el
despotismo y abrieron el camino hacia una democracia que por décadas fue
aleccionadora para el resto del continente.
Hoy, nuevamente el adversario luce poderoso por disponer a su antojo de
las finanzas del Estado, dominar los poderes públicos y presumir del
control de las fuerzas armadas. En condiciones distintas, también esas
eran las fortalezas del régimen derrocado en 1958, como lo eran
igualmente de otros gobiernos sembradores de terror como los de
Pinochet, Milosevic, Gadafi y muchos más.
Todos, por diferentes vías, cayeron ante la fuerza de la unión, la
perseverancia y la fe de quienes clamaban por justicia y libertad.
Ahora, una vez más, es David que con la razón y la justicia se enfrenta
a la fuerza de un Goliat que blande como armas la propaganda, la mentira
y el terror.
Con la razón y la voluntad vamos a triunfar. "De lo único que debemos
tener miedo es del miedo mismo" (F. D. Roosevelt)
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