Monday, October 24, 2011

Un complejo momento político

Un complejo momento político
Fernando Ochoa Antich
Lunes, 24 de octubre de 2011

Venezuela vive unas difíciles circunstancias políticas. Se ha iniciado
una campaña electoral que ya muestra un elevado grado de radicalismo.
Tiene que ser de esa manera. Hugo Chávez no entiende lo que significa el
debate político entre adversarios. Siempre considera que se encuentra en
medio de un combate, en el cual sólo hay amigos y enemigos. Esa visión
tan atrasada de la política es justamente uno de los factores que se
debe tomar en cuenta en cualquier análisis que se haga de nuestra
realidad. No es fácil de prever su reacción en caso de que los hechos
empiecen a señalar su segura derrota. Tiene demasiado poder y le sobra
tiempo para crear una grave crisis nacional. La oposición democrática
tiene que visualizar esta realidad y prepararse para enfrentarla.

Ese esfuerzo requiere de dos vertientes: una internacional y otra
nacional que deben coordinarse con gran eficiencia. En el campo
internacional se requiere colocar de nuevo el problema Venezuela en
medio del debate en los organismos multilaterales. Eso no es posible, si
no se logra reestablecer los vínculos que siempre han existido entre los
partidos democráticos venezolanos y las principales internacionales,
tales como la Internacional Socialista, la Unión Internacional Demócrata
Cristiana, la Unión Democrática Internacional, constituida por partidos
conservadores, y la Internacional Liberal. Lograrlo exige capacidad,
tiempo y respaldo económico. La oposición democrática tiene como
constituir ese equipo con internacionalistas de primer nivel.
La vinculación con las internacionales de los partidos no es suficiente.
Se necesita también establecer estrechos vínculos con la mayor cantidad
de gobiernos en el mundo, sin tomar en cuenta su tendencia ideológica.
Ese esfuerzo es inmenso. No es posible pensar en viajar a conversar
directamente con representantes de esos gobiernos. El camino son los
embajadores acreditados en Venezuela. Eso requiere prudencia y
dedicación, pero hay que saber que los embajadores están siempre
interesados en establecer vínculos con la oposición en cualquier país, y
más si ésta muestra reales posibilidades de poder. De todas maneras, el
esfuerzo no es sencillo. No se trata de hacer respetar el resultado
electoral. Eso les corresponde a los venezolanos. Es evitar el exagerado
ventajismo...

La Mesa de la Unidad ha venido demostrando una excelente capacidad
política. Al contrario del chavismo, que sólo obedece a los caprichos de
su caudillo, los partidos democráticos han sido capaces de negociar un
importante acuerdo político, que no sólo logró resolver el espinoso
problema de la candidatura, sino que pudo establecer las bases de un
gobierno y de un programa de unidad nacional. Las posibilidades de
triunfo son reales. Claro está que una victoria electoral exige no
cometer errores. El primer gran reto son las elecciones primarias. Si
estas ocurren de manera normal, en medio de la concordia y el respeto,
el candidato triunfador surgirá con una gran fuerza moral que se
reflejará, de inmediato, en su capacidad de convocatoria.

El segundo reto es la campaña electoral. Más de un candidato, con
grandes opciones de triunfo, ha perdido por el mal diseño de una
estrategia electoral, lo equivocado del mensaje, la mala preparación de
las cuñas, los desacuerdos internos y tantos pequeños factores que es
imposible enumerar. Hay uno en particular que quiero resaltar: el
mensaje tiene que ser fundamentalmente incluyente, tanto desde el punto
de vista político como social. Justamente aquí está la gran debilidad de
Hugo Chávez. Los venezolanos, que votaron por él por su revanchismo con
los anteriores gobiernos, están cansados de la siembra de odios y
resentimientos. Desean vivir en paz. Han entendido que la única forma de
construir un país es mediante la unidad nacional.
El tercer reto es el más complejo. El candidato de la oposición tiene
que convencer a los venezolanos que en caso de triunfar hará respetar la
victoria. Lo primero, convencer a los votantes de la imposibilidad de un
fraude electoral en las máquinas electorales, ya que la estructura de
testigos de los partidos democráticos no lo permitirá. Eso requiere
demostrar una excelente maquinaria electoral. Lo segundo, garantizar las
condiciones generales de la elección: lograr la revisión del patrón
electoral, evitar los traslados, garantizar el voto en el exterior etc.
Por último, el punto más delicado: el mensaje que deberá enviar a los
miembros de la Fuerza Armada exigiéndoles cumplir con sus obligaciones
constitucionales y garantizándoles respeto, institucionalidad y
profesionalismo..

fochoaantich@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/4974684.asp

No comments:

Post a Comment