Sadio Garavini di Turno
Martes, 11 de octubre de 2011
Al Comandante-Presidente Chávez le gusta escribir cartas, como aquella
que le escribió al terrorista mayor del Siglo XX, el venezolano conocido
como Carlos el Chacal
Fue escrita en 1999, cuando todavía su política no había tomado el
camino radical. Pero en esa carta Chávez anticipaba el futuro:"todo
tiene su tiempo: de amontonar las piedras, o de lanzarlas… de dar calor
a la revolución o de ignorarla; de avanzar dialécticamente uniendo lo
que deba unirse entre las clases en pugna o propiciando el
enfrentamiento entre las mismas, según la tesis de Iván Ilich
Ulianov."En la clausura de la carta Chávez decía: "Con profunda fe en la
causa y en la misión ¡por ahora y para siempre!" Hoy en día, se entiende
mejor cuál es la causa y la misión que comparten el Chacal y Chávez.
Recientemente, Chávez ha escrito otras dos cartas, la primera al
Secretario General de la ONU, para apoyar el reconocimiento del Estado
Palestino. En esa carta, Chávez afirma que el sionismo es una forma de
racismo y declara que la resolución 181 de la ONU de 1947, "era ominosa
e ilegal" y que "violaba el Derecho Internacional". En esa resolución,
se aprobó la partición de Palestina en dos Estados, uno judío y otro
árabe, con Jerusalén bajo administración internacional. Esa resolución,
por cierto, le daba a los Palestinos mucho más territorio de lo que
ahora presentan como su máxima aspiración, "id est", las fronteras de
1967. La segunda carta fue leída por el Canciller Maduro en la Asamblea
General de la ONU. Chávez refleja en esta carta su visión del mundo, su
"weltanshauung" y recomiendo altamente su lectura. En estas breves
líneas, sólo analizaré algunos de sus temas. Según Chávez, la
intervención en Libia, aprobada por la ONU, es el inicio de un nuevo
ciclo de guerras coloniales, impulsadas por el Imperio norteamericano y
su "brazo armado", la OTAN. El objetivo de la intervención fue el de
"apoderarse de sus riquezas" y la misma se fundamenta "en el postulado
maltusiano de que sobra la gente en el mundo y hay que eliminarla". La
ceguera ideológica y la disonancia cognitiva del Yo El Supremo le hacen
rechazar los datos de la realidad, que no cuadran con su
"weltanshauung". El régimen de Gadafy, en sus últimos años, era
absolutamente funcional para los intereses de las transnacionales
occidentales, que controlaban la producción y la exportación del
petróleo libio. De paso, los EEUU es una de la potencias que menos
interés tiene en Libia. Obama, ocupado y preocupado con la economía, con
Iraq, Afganistán, Irán, Corea del Norte y Palestina, era el menos
interesado en invertir dinero y tiempo en otra acción bélica. Por eso,
su intervención fue muy reticente y en un segundo plano. Fue la opinión
pública, básicamente europea, movilizada por las masacres televisadas
del pueblo libio, que indujo a Sarkosy a montarse en la ola popular, en
vista también de su difícil reelección en el 2012.
Para Chávez el concepto de soberanía es una especie de escudo para que
los sátrapas del mundo, como Gadafy, Mugabe y Assad puedan cometer
impunemente cualquier atrocidad contra sus propios pueblos.
Efectivamente los más grandes defensores de la soberanía absoluta han
sido siempre personajes de la calaña de Pinochet, Castro, Kim Il Sung,
Trujillo e Idi Amin Dada. Finalmente hay un ataque directo a la propia
ONU que, según Chávez, "sirve dócilmente al Imperio". Al respecto acusa
al propio Secretario General y al Fiscal de la Corte Penal
Internacional. Chávez en su megalomanía, decidió que la ONU está herida
de muerte y hay que "refundarla". Finalmente, es necesario destacar que
Chávez concibe a UNASUR y a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
del Caribe (CELAC), como "alianzas regionales destinadas a la "ruptura
del orden internacional imperante".
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