Fernando Saavater
Domingo, 23 de octubre de 2011
El comunicado de la banda no dice ni una palabra de las víctimas causadas
Un viejísimo chiste de Ramón mostraba a un inflamado orador arengando a
las masas: "¡Tenéis que elegir: nosotros o el caos!". La gente balaba:
"¡el caos, el caos!" y el vociferante remataba: "Da igual, también somos
nosotros". El comunicado de ETA se apunta a esta línea.
Ellos han sido los causantes de los estragos y crímenes durante todos
estos años. Ahora es gracias a ellos por lo que vamos a vernos libres de
estragos y crímenes. Sin que se les mueva el pasamontañas, nos aseguran
que gracias a la lucha armada hemos llegado al feliz momento en que
podemos prescindir de la lucha armada.
Se agradecen los heroicos servicios a los gudaris, se lamentan las bajas
y los encarcelamientos, se practica el habitual autobombo: y, por
supuesto, no se dice ni una palabra de las víctimas causadas, del
envilecimiento del terror impuesto, las extorsiones, los que han debido
huir o abandonar sus trabajos, el Estado de derecho vulnerado…Todo esto
fue necesario para que ahora deje de ser necesario.
El comunicado es el segundo paso de los fastos de esta semana -¡vaya
semanita!- tras las conclusiones de la paródica Conferencia de Paz y
está escrito por la misma mano: la del ambidextro Gerry Adams-Otegi.
Se equivocaron, como suelen, los que dijeron que lo importante de esas
conclusiones era la que anunciaba el cese de la violencia y que lo demás
era envoltorio intrascendente, dijese lo que dijese la derecha. No: lo
importante es el resto, las cláusulas que acompañan a esa renuncia
forzosa, es decir el reconocimiento de la banda terrorista como
interlocutor directo de España y Francia, la mesa de partidos para que
se asuman por fin las tesis del independentismo radical, la proclamación
urbi et orbid e que todos somos vencedores, es decir, de que ETA no ha
perdido a pesar de las apariencias. En resumen: "¿ve usted que fácil
era? Me da la razón y todos tan amigos".
La simple realidad es que ETA renuncia a lo que ya es inviable, pero ni
entrega las armas ni se disuelve. Está encantada de haberse conocido, de
haber matado y hasta quiere que se le agradezcan los servicios prestados
reconociendo lo acertado de su visión política. La única pregunta ahora
pertinente es: cuando ETA vea que el Estado de derecho no se suicida
para complacerla, cuando compruebe que las cárceles no se abren por
mágico conjuro y que no hay mesa de partidos, sino el ya establecido
juego parlamentario en el marco constitucional…¿seguirá resignándose a
perdonarnos la vida o volverá a las criminales andadas?
http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/3698248.asp
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