Sunday, October 16, 2011

El peligro del antichavismo pueril

El peligro del antichavismo pueril
Fausto Masó
Domingo, 16 de octubre de 2011

Un Chávez reelecto aplicaría su revolución cultural al estilo de Mao.
¡Fuera, burócratas! Si ganase, tratará de que más de un gobernador, o
un alcalde, no vayan para el baile

La posibilidad de perder las elecciones depende de superar la actitud de
un antichavismo infantil, que teme buscar los votos de esa mitad de los
venezolanos que siguen hoy a Chávez. Con su radicalismo simplón
reforzarían la polarización, le darían la victoria a quien más detestan,
a Chávez.

A continuación, acusarían de bruto al pueblo, cuando ellos son los que
habrían demostrado de nuevo tener la cabeza hueca, ¡llevan 13 años
mirándose el ombligo! Chávez no se comportará como Gonzalo Barrios en 1968.

Hay que ganarle con un tsunami electoral, hacerlo pasar a la historia la
noche de las elecciones, dejarlo sin base política. Se requiere,
entonces, buscar sin complejos el voto de un buen número de chavistas,
hablarles directamente a los pobres. Muchos chavistas rechazan que el
mismo inquilino permanezca 20 años en Miraflores; son los que piden una
dirección colectiva del Polo Patriótico.

El que busque esos votos debería ganar las primarias, si el antichavismo
duro comprende también que ese es el camino de la victoria. Pero, ¿lo
entenderá? Demasiada gente confunde la política con hacer gárgaras
frente al espejo.

El candidato ideal cruzará la frontera que divide al país. Sin mover un
dedo los electores de Altamira votarán por cualquier dirigente de la
oposición, ¡ya votaron por Arias Cárdenas! Hay que sudar para conseguir
votos chavistas en Catia, Falcón o Anzoátegui. Los antichavistas
frenéticos se esfuerzan en perder las elecciones, porque para ganarlas
se requiere impedir que Chávez consolide su electorado histórico.
¡Anatema! ¡Anatema!, gritan los que llaman a los programas de radio para
denunciar cualquier supuesta debilidad de un político. Si triunfan los
intransigentes de café con leche, esos que en las conversaciones de
sobremesa prometen perseguir mañana a un Dudamel, si eso ocurre, digo es
un decir, Chávez ganará en octubre. Esa oposición cerril olvida que
sumando se llega más lejos que restando, como ocurrió en Chile y España
en la transición.

Desde ahora hay que demostrar con hechos esa política de la mano
extendida, socavar las bases ideológicas del chavismo con un mensaje que
no sea una treta electoral, presentar el socialismo chavista como una
muestra de charlatanería ineficiente que aumenta la desigualdad y crea
una nueva clase de burócratas. Contrastar ese socialismo charlatán con
la disposición de sacar de la pobreza a millones de venezolanos dándoles
empleo en el sector privado. El socialismo democrático siempre ha
derrotado al socialismo totalitario.

Esto no impide mostrar energía en la campaña, desafiar cara a cara al
Presidente, devolver los insultos, impedir esa estrategia de Chávez de
menospreciar a su adversario.

Chávez prepara una operación política audaz, quitarle relevancia al
PSUV. Tiene ganas de librarse de sus asambleístas, gobernadores,
alcaldes, con las excepciones de rigor de esos pocos ascetas socialistas
que no tienen camionetotas. Además, seguiría un ejemplo clásico del
socialismo real, el de la revolución dentro de la revolución, la
depuración final. La campaña de Chávez utilizará a los grupos vecinales,
las juntas comunales, las asociaciones de los barrios. El Polo
Patriótico lo constituirán principalmente las ONG de izquierda, claro.

Un Chávez reelecto aplicaría su revolución cultural al estilo de Mao.
¡Fuera, burócratas! Si ganase, tratará de que más de un gobernador, o un
alcalde, no vayan para el baile.

Fausto.maso@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/2284072.asp

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